"¿Cómo te fue hoy?" Con un gesto, mi padre me indicó que me sentara frente a él y llamó a una omega que entró con los platos. "Gracias, Amalia.""Gracias, Amalia." Le sonreí a la chica, quien bajó la cabeza y salió rápidamente. Me giré de nuevo hacia mi padre para responder. "Fue tan bien como se podría esperar.""Lo que significa que no fue nada bueno." Señaló hacia mí con su cuchillo y asentí."Exactamente.""¿Qué pasó?" Empezó a comer, y yo inicié mi relato sobre el día."Comenzamos corriendo, pero noté que hasta las que ya se habían transformado estaban...""¿Débiles?" Sugirió mi padre mientras agitaba su cuchillo en el aire."Patéticas." Contrarresté. Corté un trozo de mi filete y casi gemí al saborearlo. "Apenas lograron dar dos vueltas antes de quedarse sin aliento. Ya que no podemos empezar con el entrenamiento hasta mejorar sus condiciones físicas, las llamé y comenzamos a hablar sobre lo que estaba pasando.""¿Y...?""Y luego, algunas chicas empezaron a resistirse sobre el te
“Me veo exactamente igual a ella.”“Bueno, tienes la nariz de tu madre.” Mi padre sonrió, entonces miró la foto, luego a mí. “No quería asustarte, pero de aquí venimos, Ana.” Golpeó suavemente la foto. “Nuestro poder proviene de ella y tenemos que agradecerle por todo lo que podemos hacer para proteger a nuestra manada.”“¿Usas tu poder para proteger a la manada?” Lo miré a los ojos.“Por supuesto. Los Alfas hacemos lo que tenemos que hacer.” Mi padre se sentó de nuevo y se limpió la cara. “Bueno, olvidemos eso por ahora. ¿Cuáles son tus planes para las chicas?”“Le ordené a cualquiera que hubiese usado su poder para imponer sus deseos sobre los de las lobas más débiles, que nunca más den órdenes.” Aparté la mirada de su rostro porque sabía que eso no le sentaría bien.“¡Ana!”“Lo sé, lo sé. Está en contra de la ley, pero hay algo raro con ellas. Una chica estaba a punto de decir algo, pero otra le ordenó callarse, así que me aseguré de que no pudiera darle órdenes a nadie más.”“Pero
La mañana siguiente fue más de lo mismo; me desperté con los golpes de mi padre en la puerta, y nos dirigimos juntos al claro. Él me empujó suavemente hacia el centro, yo caminé hasta el tronco y me senté. Cuando levanté la vista, él ya se había ido.“No tengo ni idea de qué demonios estoy haciendo aquí, o qué se supone que debo hacer.” Sacudí la cabeza y me quité los zapatos. Planté mis pies en el suelo y tomé una respiración profunda. Luego cerré los ojos y me concentré, repasando lo que me había explicado mi padre; el aire era una brisa suave y gentil que sentí danzar sobre mi piel, jugueteando con mi cabello y enredando mis rizos mientras soplaba a través del claro. El sol de la mañana comenzaba a asomarse por las copas de los árboles, pude sentir su cálida luz tocar mi piel.Moví los dedos de los pies en la hierba, esta me hacía cosquillas en las plantas. Abrí las manos, con las palmas hacia arriba sobre mis rodillas, y me acomodé más atrás en el tronco.“Esto es estúpido.” Abrí
Era un orbe verde brillante que resplandecía como el sol. Me acerqué a él y pude ver que latía. Con cada paso que daba, sentía el palpitar de mi corazón, en una sincronía perfecta con el ritmo del orbe.“¿Qué eres?”Nix y Megan aparecieron y se sentaron a mi lado. Megan se acercó y rozó mi mano. “Este es tu poder, es el centro de tu alma. El poder que fluye por tu cuerpo proviene de este orbe y todo tu ser está en sintonía con esta parte de ti.” “Megan y yo somos parte de ti, pero separadas. Somos almas propias que comparten tu cuerpo y mente, pero esta parte de ti seguiría aquí aun si nosotras dos no estuviéramos. Está entretejida en tu misma alma, en tu alma humana. Este es el legado de tu abuela para ti, el mismo poder que corría por sus venas, por las venas de tu padre y ahora por las tuyas, luego pasará a tus descendientes y más allá.” Nix se inclinó hacia adelante.Megan siguió su ejemplo y se acercó al orbe, cintas de poder flotaron y acariciaron sus rostros. “Aun si los homb
"Vamos." Grité, frustrada por el avance tan lento que habían tenido las mujeres de la manada en las últimas semanas. "Apúrense." Corrí con ellas, liderándolas mientras Gema y Tina se quedaban con las rezagadas. Habría hecho tres vueltas más si hubiera corrido a mi ritmo habitual. Lo cual era ridículo, considerando que aún no tenía acceso a mis lobas.“Pronto, Ana. Pronto.” La voz de Nix resonó en mi mente mientras jadeaba en la pista. Terminé las vueltas y me acerqué al dispensador de agua, agarré una botella esperando a que las demás terminaran.Estiré mis brazos, luego me incliné hacia adelante para estirar las piernas. "Ana, nos estás matando." Cas se dejó caer a mi lado con un suspiro.Levanté la vista, sorprendida. "Terminaste de primera." "No, tú lo hiciste." Cas me empujó y se rio, pero negué lentamente con la cabeza."No, Cas. Llegaste justo detrás de mí, lo cual es fantástico, eso significa que no tienes una loba débil." Le sonreí. Escuché a Nix resoplar en mi mente. “Por
“Papá.” Entré en su oficina y me desplomé en una silla.Él se encontraba en medio de una llamada telefónica, por lo que levantó la vista y me hizo un gesto para que esperara en silencio. “Sí, Steven. Ella regresará el próximo mes, pero si quiere mudarse aquí de forma permanente, no puedes rechazar su solicitud.” Hizo una pausa y se encontró con mis ojos. “Entiendo que pienses que podría ser la compañera de tu hijo, pero si no lo es, no puedes retenerla otra vez.” Asintió. “Me alegra que hayamos llegado a un acuerdo… gracias, Steven. Nos veremos en la cumbre de los Alfas.” Colgó el teléfono y me dedicó una sonrisa. “Adelante, Ana. ¿Qué puedo hacer por ti?”Sonreí y negué con la cabeza. “Papá, ¿de qué iba eso?”“Solo estoy despejando el camino por si algo cambia y decides regresar aquí o quedarte.” Me sonrió con inocencia, provocando que yo soltara una carcajada. Mi padre era el Alfa más problemático de la zona. “¿Qué te hizo irrumpir en mi oficina a esta hora?”Mi sonrisa se transform
“Ana.” La voz de Cas me sacó de mis pensamientos. Me levanté del escritorio de mi madre, caminé hacia la puerta, abriéndola un segundo después y dando un paso hacia afuera.“Hola.” La miré de arriba abajo; tenía lágrimas secas en su rostro. “¿Qué pasa?” “Nada… todo… tengo una pregunta.”“Lo que sea. ¿Qué ocurre?”“Es Lily.” Casandra me agarró la mano, y salí de la oficina cerrando la puerta.“¿Qué…?”La voz de Aurora me interrumpió, su tono fue demasiado alto y me irritó los nervios. “¿Qué crees que estás haciendo en la oficina de la Luna?” Me giré hacia ella, colocando a Cas detrás de mí. “¿Quién eres tú para cuestionarme si entró a la oficina de mi madre o no?” Levanté el labio. “No, la verdadera pregunta es, ¿por qué has estado en la oficina de la Luna?” Aurora se asustó por mis palabras. “¿Pensaste que no notaría tu olor por toda la oficina? No tienes permitido entrar ahí. No es tuya para usarla, sentarte o soñar con ella.” Me fui agitando más y más, a medida que me acercaba a
Esperé hasta que mi padre me dejó sola en el claro para dejarme caer sobre la hierba y cerrar los ojos. Profundicé dentro de mí e hice lo único que se me ocurrió. “Abuela, necesito tu ayuda.” Esperé en el silencioso claro hasta que sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Entonces, abrí los ojos y la vi descender frente a mí. Su cabello plateado y negro caía en una trenza sobre su hombro, balanceándose frente a mi rostro mientras se inclinaba, por lo que no pude evitar extender la mano para tocar los mechones, pero no sentí nada. “No estoy realmente aquí, Ana. Te envío mi espíritu cuando siento tu necesidad, pero no puedes tocar el mundo de los espíritus, así como yo no puedo tocar el de los vivos, tampoco puedo sentir el suelo sobre el que estamos sentadas, ni el viento que acaricia tu cabello.”“Pero pareces tan…” Mi voz se desvaneció.“¿Viva? Porque lo estoy, de una manera extraña. ¿Quién dice que nuestra estancia en la tierra es la única vida que tenemos?” Esbozó una sonrisa trav