La Familia Trejo

Diez expertos completamente armados de la familia Trejo estaban atacando a un joven desarmado.

El joven, de larga cabellera y rostro apuesto, tenía ojos afilados como los de un águila.

Se movía con agilidad fantasmal, apareciendo y desapareciendo en un instante.

No importaba cómo atacaran los diez expertos, el joven se defendía con las manos atrás, con total facilidad.

Lo más temible era que el joven llevaba una carga pesada en su espalda.

Tanto su cuerpo como sus extremidades estaban cubiertos con pesadas cadenas de hierro.

Ese peso, que sería una carga incluso para un luchador experimentado con el poder del nacimiento, no parecía afectarle en lo más mínimo.

De hecho, jugueteaba con los diez expertos, haciéndolos dar vueltas en círculos.

Solo Mariano, el primer genio de la familia Trejo, podía hacer algo así.

—Joven maestro, no podemos más, nos rendimos, dijeron los diez expertos media hora después, exhaustos.

Se sentaron en el suelo, sudorosos y jadeantes.

Eran conoc