Audrey sintió cómo un frío recorrió su estómago al escuchar la amenaza latente de Martha al decir que la acusaría de negligencia. Sabía lo que eso implicaba, su carrera terminaría antes de despegar, y revocarían su licencia para ejercer como enfermera, teniendo escasamente un par de días trabajando.Se llevó la mano a la medalla del santo y tragó grueso. No podía permitirse semejante situación, le debía demasiado a sus padres y estaban por perder su casa a menos que ella comenzara a amortizar las cuotas del banco con lo que ganara de su sueldo como profesional de la enfermería, si perdía el puesto y la licencia terminaría como empleada de alguna cafetería y no le alcanzaría para salvar la casa.— No, yo no me he equivocado, ese papel que usted tiene ahí no era el que estaba en ese archivo — Dijo con seguridad, pero sin ser altanera.Martha montó en cólera y movió los papeles en la cara de la rubia.— ¿Me estás llamando mentirosa? — el rostro de Martha se torció de la rabia, no podía c
Alice vio pasar a Martha y la siguió con la mirada, la mujer iba murmurando algo entre dientes, pero ella supo que no era nada bueno, que ahora tendrían que cuidarse más que nunca de su jefa, y que en cualquier descuido ella volvería su ira contra ambas.Suspiró, no era a la primera jefa a la que se enfrentaba, y Audrey no era la primera víctima que veía.— ¿Crees que acusen a la nueva de algo, Alice? — otra enfermera preguntó.— No lo creo, ella no es como las demás.— No, no es como las que se han ido.— Es fuerte.— Lo sé, la conozco desde que fue paciente en este mismo piso.Alice se le quedó mirando como esperando que le contara la historia completa.— ¿No te lo ha dicho? Ella fue receptora de un trasplante de corazón, el doctor Connor fue quien la operó… — Explicó bajando la vista al recordar los fatídicos eventos de ese día, pero no dijo nada más.— Ella me dijo que lo conocía, pero no presté mucha atención a eso — Comenzando a comprender por qué ella lo defendía tanto — ¿Es ci
— Audrey, ¿llegaste? — Loretta gritó desde la cocina en donde estaba liada con algo en el horno.— Sí, aquí estoy — Contestó sin mucho ánimo, estaba exhausta.— ¡He preparado galletas! — gritó con emoción saliendo de la cocina con la bandeja humeante, pero la expresión del rostro de la rubia le cortó las alas de inmediato — ¿Qué pasa, amiga? ¿Por qué tan achicopalada?— ¡Ay, amiga! No sé si fue buena idea ir a trabajar a ese hospital…— Pero, ¿De qué hablas? ¡Estabas emocionada con tu nuevo empleo!— Es que está siendo muy difícil, Lore… — Se limitó a decir.La morena se sentó junto a ella para confortarla.— Todo comienzo es duro, Audrey.— Sí, pero mis jefes me odian.— ¿El Doctor Connor no es uno de tus jefes? ¿Cómo puede odiarte?— No lo sé, pero es el que más me odia.Durante las siguientes semanas, Audrey intentó mantenerse lejos del Doctor Connor, se limitó a hacer al pie de la letra su trabajo y a huir de su presencia cada vez que coincidía con él en algún lugar, sin embargo,
— Connor, ¡Ahí estás! Te estaba buscando, ya el paciente está en pabellón… ¿Qué te pasa? ¡Parece que hubieras visto a un fantasma! Estás pálido.Sanders se le quedó mirando extrañado.— Sanders… ¿Recuerdas que te dije que desde que Rachel… desde que ella se fue, Oliver ha estado muy rebelde?— Sí, me dijiste incluso que Beth quiere internarlo… — Negando con un movimiento de cabeza.— Bueno, no sé si esto sea bueno o sea malo, pero mira con quién va tomado de la mano — Le dijo señalando la espalda de Audrey, que iba con el pequeño conversando y riendo.Sanders se llevó la mano al mentón e inspiró profundo.— ¿Es en serio? ¿Audrey?— ¡Ujum!… no se había acercado con esa familiaridad a nadie desde hacía meses, y en cuanto ella lo saludó, prácticamente se hizo su nueva mejor amiga.— Tal vez es buena con los niños — Sanders intentó quitarle hierro al asunto mirando de reojo la reacción de Connor, que todavía clavaba la mirada en la rubia — Ya déjalo, Connor, alégrate de que el niño comien
— Doctor, los familiares de la señora de la sala tres lo están buscando — Alice se acercó a decirle mientras él permanecía con la mano en el pomo de la puerta.— Está bien, iré a verlos, gracias — Le respondió con amabilidad y Alice se le quedó mirando como si se le hubiera zafado un tornillo.«Y a este señor, ¿Qué le pasa? Demasiada amabilidad me confunde», ella pensó para sus adentros, y se encogió de hombros.El móvil de Audrey sonó con insistencia.— ¿Loretta?— ¿Qué te pasó? ¿Tuviste que trabajar doble turno hoy?— No, estoy con un pequeño amiguito, el hijo del Doctor Connor. No tenía quien lo cuidara, así que llegaré un poco tarde…— Bueno, ¡Pero no olvides que te dije que, como hoy es viernes, quiero que salgamos juntas!— Lore… no me apetece…— Vamos, Audrey, ¡Ya es hora de que regreses al ruedo! Has pasado por mucho y necesitas divertirte un poco, ¡Y tal vez conozcas a un chico guapo!Audrey puso los ojos en blanco mientras sujetaba a Oliver con cuidado, el pequeño se estaba
Audrey se quedó en silencio por un minuto tratando de decidir si aceptaba la invitación del Doctor Connor para acompañarlo a llevar a Oliver a una tarde de juegos y distracción.— Entonces… ¿Vendrás? — Connor insistió, sintiéndose un poco atrevido. Tal vez había sido muy grosero en el pasado con la joven y la estaba presionando, y seguramente ella se saldría por la tangente.— ¡Sí, lo acompañaré, sé que al niño le encantará! — Respondió ella sin pensarlo más de la cuenta, o habría contestado que no.«Esa clase de cosas no se piensan mucho», le habría dicho Loretta «Piensas demasiado, Audrey».Audrey se despidió y desapareció de la vista de Connor dejando un sabor agridulce en la boca del médico que no sabía exactamente cómo sentirse respecto a ella.Todavía la odiaba, o al menos eso pensaba, porque no podía soportar el mirarla a la cara sin que saltara el dolor y la impotencia, pero, por otro lado, esa conexión que claramente tenía con su pequeño hijo, una conexión tan fácil y natural
— Llegaste tarde, ¿Qué te pasó? — Loretta le dijo mirándose al espejo mientras se ponía los pendientes largos que usaba cuando salía de fiesta. — Hubo una situación con el Doctor Connor, debía entrar a cirugía y no tenía a nadie que cuidara de su hijo — Comentó dejando sus cosas sobre el sofá. La morena la miró de reojo. — ¿Y te pidió a ti que lo cuidaras? — Volviendo a su reflejo en el espejo de la sala. — No, en realidad, más bien yo me ofrecí… — ¡Audrey! — ¿Qué?, el niño es muy lindo, y muy bien portado — Se defendió. Su amiga puso los ojos en blanco. — ¡Eso es trabajo extra! — No me molesta, ¿Irás a alguna parte? — La rubia preguntó quitándose los zapatos. — Dirás: ¡Iremos! ¡Tú y yo! — Aclaró en tono autoritario. — Lore, estoy cansada, de verdad no me apetece salir. Loretta la miró como si le hubiera crecido una segunda cabeza. — Ya hemos hablado de esto, ¡Necesitas retomar tu vida, Audrey! — ¡Pero si ya lo he hecho! Me siento bien con lo que estoy haciendo, es todo l
John miró de arriba abajo al hombre que era prácticamente de su estatura y le plantó cara. No era de los que huyen de una pelea, más bien de los patanes que las propician.— Ah, ¿Sí? ¿Me partirás la cara? — Lo desafió con la inmadura actitud de gallito fino acortando la distancia con del otro hombre — No creo que alguien estirado como tú se atreva, seguramente no querrás que esa ropa elegante se mache, ¡O algo así!Se burló dándole otra ojeada a los pantalones de vestir y a la camisa de seda abierta en el pecho que traía el otro.— Suéltala, no lo repetiré — Esta vez no sonó para nada amable. A la rubia se le iban saliendo los ojos de sus órbitas al ver a Connor Evans delante de ella, defendiéndola, ¡En la vida se habría imaginado tal escena!— Doctor…— Tranquila, Audrey, este idiota ya se iba, ¿No es así? — atravesando a John con la mirada gélida, mientras apretaba los puños y fruncía en ceño.— ¿Desde cuándo andas con idiotas ricos y mayores que tú? ¿Por este tipo es que no has qu