Cuando Connor abrió los ojos, los sentía pesados, como si estuvieran hechos de plomo sólido. Entreabrió la mirada haciendo esfuerzos sobrehumanos para mantener los párpados en su lugar mientras intentaba moverse.
Los brazos y las piernas parecían tan rígidas, que hubiera pensado que tenía serios problemas de movilidad en las articulaciones, pero solo era la acción de los residuos del efecto de la droga en su sangre.
Cuando levantó la cabeza, el dolor lo golpeó con fuerza, obligándolo a ponerla de regreso sobre la almohada.
— ¡Ah! — se quejó llevándose una mano a la frente, anunciando, sin querer, a la pelirroja exuberante que dormía a su lado que ya estaba despierto.
— ¿Connor? Cariño, ¿Ya despertaste? — el hombre sintió como si le hubieran vaciado un balde de agua helada encima y abrió l
Connor seguía sin poder creerse lo de la noche apasionada con Madison, continuaba negando con la cabeza como buscando una razón por la que haría una cosa tan descabellada, pero sin hallarla, mientras la pelirroja analizaba su fría reacción y buscaba en su mente una manera de hacerlo caer conscientemente, no iba a dejar pasar ese momento de oro, ni iba a perder la oportunidad de atar a Connor de alguna forma antes de que viajara a Houston de regreso. — En verdad, Connor, soy yo quien lo lamenta — Continuó con la voz quebrada como si estuviera realmente arrepentida de lo sucedido — Pensé que esto podría ser un reencuentro entre los dos, la oportunidad de retomar nuestra relación justo en donde se quedó, pero ya veo que nunca debí dejar que me besaras para empezar… — Dijo bajando la mirada y cubriendo sus pechos con la sabana, simulando un pudor que no tenía. Era muy buena actriz, algunos le decían que con su porte y sus dotes actorales debió haber sido una estrella en vez de una doctor
— ¿Te irás? — Madison se levantó de la cama haciendo un último esfuerzo por lograr que su plan fuera completo.— Tengo una emergencia, no puedo retrasarme más en New York — él contestó a secas.— ¿Podríamos vernos en otra ocasión y tal vez terminar lo que comenzamos aquí, ¿No crees?Connor terminó de hacer la maleta en tiempo récord y se giró para despedirse de Madison.— Lo siento, Mady, ya te lo dije, esto nunca debió pasar, lo lamento mucho… — Fue lo último que dijo mientras la pelirroja solo tenía una vista de su espalda alejándose por el pasillo mientras ella se quedaba encendida como una antorcha recostada a la cama, quemándose sola.— ¡Esto no queda aquí, Connor! Te juro que esto es el comienzo de nuestra historia, ni el tiempo, ni la di
— Deberías ir a descansar — Alice le dijo a Ben dándole una ojeada a su ropa.— No, creo que mejor me quedo otro rato con Audrey, no quiero dejarla sola — él se negó sin siquiera levantar la mirada hacia Alice.— Pero yo puedo cuidarla, además, estoy de guardia Ben, es mi trabajo, ve a descansar, yo me encargaré de ella, ¿Vale? — insistió, poniendo una mano en el hombro del enfermero al que no le gustó ni un poco tener que despedirse de la rubia.— Está bien, pero si sucede algo, Alice, por favor, no dudes en llamarme.— Lo haré, no te preocupes.— Nos vemos luego, vendré más tarde y te traeré postre, ¿Está bien?Audrey asintió con la cabeza y le respondió con una sonrisa, Ben se había portado como todo un amor con ella desde la noche anterior, incluso se le
Connor se acercó un poco más a la chica dormida sobre la cama de hospital, e inclinándose hasta ella tomó un largo mechón de su cabello dorado y lo acarició entre sus dedos, inspirando profundo el dulce aroma a frutas que ella despedía.— Hueles como ella… — Dijo apenas en un murmullo — ¡Ah! ¡Si tan solo fuera totalmente libre para amarte, Audrey!Lo decía muy en serio. Descubrir que estaba enamorado de Audrey no había sido cosa fácil. Apenas si lo había meditado durante todo el vuelo entre New York y Houston, el tiempo en el avión no había sido suficiente para poner clara su cabeza, pero lo que si era más que evidente es que no podía seguir mintiéndose a sí mismo.¡Estaba irremediablemente enamorado de Audrey! y esa era una verdad de la cual no podría huir aunque siguiera intentandolo.
Ben salió de la habitación tan pálido como un papel, cruzó el pasillo como un autómata sin siquiera mirar a los lados, con las manos empuñadas y la expresión sombría.Alice lo divisó desde el otro lado y supo que algo estaba mal, sabía que venía de ver a Audrey, y supuso que algo había sucedido entre los dos.— ¿Ben? ¡Ben! — Lo llamó, pero el hombre no se volteó para atenderla.— Martha, ¿hay alguien con Audrey?Martha ladeó la cabeza con envidia y la miró por encima de sus gafas.— El Doctor Evans está con ella.— ¿Evans? pero, ¿No estaba de viaje?— Sí, pero acaba de llegar.— ¡Carajo! ¡Ben! — continuó insistiendo y se apresuró a correr tras él tropezándose con Sanders a medio pasil
— Y entonces, ¿La arritmia? — Despertó con fuerte dolor en el pecho, fue cuando la trajimos… — Explicó con lujo de detalles, tal vez demasiados, para el gusto de Connor, que se preguntaba si él estaría interfiriendo en algo que ya existía entre los dos. El galeno respiró profundo y se mantuvo al margen, centrándose en lo verdaderamente importante, la salud de Audrey. — No hay nada en los estudios, ¿Estás seguro de que no notaste nada más? Me refiero a que, haya presentado otro síntoma, o le haya ocurrido algo en la semana que pudiera… — Ha estado triste — Ben levantó la mirada firme hacia los ojos de Connor y sin ser agresivo, lo apuñaleó con ella — Ha estado deprimida… desde… desde que usted se fue a su Congreso. — Ben… — Alice quiso cerrarle la boca. — Alice, déjame hablar — Le dijo sin dejar de mirar a Connor a los ojos — Y ha estado llorando por los rincones toda la semana, tal vez usted sepa más de esto que yo — Levantando la barbilla — Yo solo he tratado de levantarle el án
Audrey se quedó pensativa y Connor insistió. — Solo será una visita, ¡Lo prometo! Quiero cuidarte, y si te vas a tu casa no podré hacerlo, no dejando a Oli solo… Beth estará de viaje. — ¡Oh! — ella dijo comprendiendo — Entonces tu cuñada no va a estar en casa… — No, ¡Tendremos la casa para los tres! Connor anhelaba poder hacer algo con lo que reivindicarse con la rubia, demostrarle lo mucho que le importaba y disculparse con ella por la mala semana que le había hecho pasar, ¿Y qué mejor forma que cuidándola? Audrey tenía sus dudas, le emocionaba mucho poder ver a Oliver y compartir con él, además de pasar tiempo con Connor, pero todavía sentía temor de su volubilidad, sin embargo, hacía solo un rato se había lanzado a todo con él, y le había dicho que estaba dispuesta a lo que fuera por estar a su lado, así que esta era la primera prueba. — Está bien, dejaré que me cuides en tu casa. — ¡Perfecto! Haré lo necesario en cuanto tengamos los resultados de los exámenes, así podré dart
Audrey comenzó con el tratamiento por vía intravenosa, y cerca del mediodía, cuando Connor ya había hecho su ronda la sorprendió en la habitación con los papales del alta en la mano.Ella lo vio entrar por la puerta con buena actitud, traía una mirada esperanzadora y le regaló una enorme sonrisa. Audrey podría perderse en esa sonrisa fácilmente a diario y no se cansaría de ella, ni tampoco de sus profundos ojos grises, ni de sus largas pestañas.— ¿Estás lista? Ya nos vamos — Él dijo con un deje de emoción adolescente.— No me habías avisado, todavía tengo el yelco en el brazo — Le dijo mostrándole la aguja en su muñeca.— Dame tu brazo — Audrey alargó la mano y contuvo el aliento mientras él observaba el pequeño hematoma en donde estaba inserta la aguja y con e