Ese día, Hunter hizo las respectivas investigaciones y además, sumó un par de datos sobre Rachel Evans, su relación con su esposo, con su hermana y con algunos conocidos como Madison Harrison, y Henrry Sanders.
La jornada había sido muy productiva en su opinión, y cuando llegó a casa y revisó todo su material, notó que un par de enfermeras de pediatría aseguraban que Audrey Adkins estaba realmente involucrada en la situación.
Leyó sus declaraciones y ambas parecían haberse puesto de acuerdo para decir lo mismo y con las mismas palabras, cosa improbable en estos casos, y por su experiencia sabía que cuando eso sucedía, había gato encerrado.
“La enfermera Olga dice haber visto a la señorita Adkins en varias ocasiones en Pediatría husmeando” decía literalmente la nota en su libreta, y luego más abajo se leía: “La enfermera Yuly, afirma que vio en repetidas ocasiones a la señorita Audrey husmeando en Pediatría”.
En otra parte había apuntado que ambas muje
— ¡Audrey! — La chica se quedó de una pieza. Esa voz tierna y amada estaba presente desde hacía mucho solo en sus sueños, y a veces en sus pesadillas en las que no podía volver a acercarse como antes, y había personas que se empeñaban en alejarla cada vez impidiéndole llegar hasta él. Una cosa era tratar de ignorar a Connor, al hombre que, sin saber por qué, había acabado odiándola, y otra muy distinta tratar de ignorar a Oliver. La pequeña criatura no tenía conciencia de la situación entre su padre y Audrey, y le preguntaba constantemente a él por qué no había vuelto a verla. — Papi, ¿Por qué Audrey no viene a jugar conmigo, ¿Ella está bava, papi? — solía decirle desarmándolo por completo sin tener una respuesta que darle al niño de seis añitos y medio. — Ella ha estado muy ocupada, Oliver... — Casi siempre le respondía para apartar esa idea de su cabecita, pero entonces volvía a preguntar: — ¿Le dirás que la quiero mucho, papi? ¿Qué quiero que venga a jugar conmigo? Cada pregun
— ¡Quiero que seas mi mami! ¡Tú sabes que quiero que seas mi mami! — La frase retumbó de nuevo en las entrañas de la rubia, y también en las de la pelirroja, que se mantenía a distancia, pero lo suficientemente cerca como para escuchar la conversación entre la chica y el pequeño.Audrey sintió de nuevo esa presión en el centro de su pecho, las palabras de Oliver le herían en lo más profundo, intentó inspirar muy hondo para controlar sus emociones, pero era como si algo más allá de sus entrañas, una fuerza desconocida y sobrenatural la empujara a amar a ese pequeño niño como si fuera realmente su hijo.¡Era absurdo! Apenas si había tenido el tiempo suficiente para tratar con él, hubiera querido que las cosas fueran distintas, pero ya era tarde para esperar a que cambiaran.Sintió temor, eso no tenía nada de lógica. ¿Se le estaría zafando la tuerca? Se apartó un poco del niño con mucha dificultad, ya que Oliver se negaba a soltarla.— Oli, ¡Mi pequeño y hermoso Oli!, escúchame cariño, t
Audrey comenzó a atender a los clientes que la apresuraban con los pedidos, la chica trató de concentrarse en su trabajo lo mejor que pudo a pesar de que la cabeza continuaba dándole vueltas.Cuando ya prácticamente había terminado con su turno de ese día, se dispuso a limpiar y a organizar todo para dejarlo listo para el día siguiente. Los chicos de la panadería metían al horno las preparaciones para que estuvieran listas y frías en la mañana, cuando la rubia llegara a rellenar y decorar con la exquisita crema pastelera.— Hola… — El saludo la dejó fría. La chica cerró los ojos y se dijo a sí misma que no era cierto, ya había tenido suficiente tensión por un día. — Supongo que no querrás hablarme…Esa voz masculina prosiguió estremeciéndola al darse cuenta de que no eran suposiciones suyas, él realmente estaba ahí, y Audrey se sujetó del borde de madera de la mesa de la greca-cafetera con tanta fuerza que casi clavó las uñas en ella.— Lo siento, siento ser tan estúpido contigo, es q
Connor estaba realmente agobiado dentro de su auto y negaba con la cabeza.— ¡Carajo! Ésta fue una muy mala idea, no tengo nada que hablar con ella — se dijo y puso en marcha el deportivo, pero para salir del estacionamiento, debía dar la vuelta al lugar y pasar inevitablemente en frente de los tres, que continuaban de pie cerca de la salida.Aceleró lo más que le permitió el espacio entre los vehículos y la dificultad con toda esa gente saliendo del trabajo a esa hora, y justo cuando iba a pasar frente a Audrey, Ben y John, vio como el exjugador se abalanzó amenazante sobre la rubia y Ben se interpuso recibiendo el impacto y yendo a parar al suelo estrepitosamente y perdiendo el conocimiento.Connor no pudo ignorar eso, sobre todo porque luego de que el enfermero volara hasta el piso, el grandulón avanzó sobre Audrey y levantó el puño muy cerca de su rostro mientras la sujetaba por la cintura y ella luchaba desesperadamente por zafarse de su agarre.El galeno volvió a pisar el freno
Cerca del amanecer, la mole cayó rendida bajo el efecto de lo que fuera que hubiera “metido”, mientras Connor y Ben pudieron recostarse con la espalda contra la pared para intentar descansar.— Doctor, ¿Por qué fue a ver a Audrey? — Ben quiso saber.Connor no sabía exactamente por qué. Solo había dejado a Oliver en la cama y se había devuelto con un deseo imparable de volver a verla y en su confusión de sentimientos, quería saber toda la verdad, quería que ella misma la admitiera, escuchar de su boca lo que había hecho.El galeno dejó salir el aire contrariado y respondió.— Quería enfrentarla… tal vez… no lo sé, necesitaba escuchar de ella misma las razones por las que me manipuló como lo hizo.— ¿Puedo ser franco con usted, Doctor? — Ben preguntó mirándolo a los ojos y Connor asintió.— Claro, Ben, puedes decirme lo que sea.— Yo también pensé que ella había jugado conmigo, ¡Pero fui un idiota! Siempre fue usted…Connor ladeó la cabeza en una expresión interrogativa.— No comprendo…
Cuando Loretta llegó, de inmediato Rubens habló con ella según las instrucciones de Connor, Loretta escuchó cada detalle y apuntó en su agenda, pero hubo cosas que prefirió no decirle a la rubia, al menos no por ahora.— ¡Loretta! — Audrey le echó los brazos al cuello en cuanto la vio.Estaba pálida y demacrada, con la mirada triste, y se abrazaba a sí misma temblando de frío.— Te he traído tu abrigo favorito — Le dijo cubriendo sus hombros — Me imaginé que tendrías frío.— ¡Ay, amiga, no sé qué haría sin ti! — Aferrandose a ella — Siempre piensas en todo.— Por ahora tranquilízate, no hay cargos contra ti, eres la víctima, y al parecer, fue un error que pasaras la noche en la delegación, pero de todas formas creo que fue lo mejor después de lo que me dijeron…Audrey bajó la mirada con arrepentimiento.— No te quiero juzgar, Audrey, pero no creo que esa sea la salida, tuviste una nueva oportunidad para vivir, ¿O ya lo olvidaste?La rubia negó con la cabeza lentamente.— No, no lo he
Dos días después, los padres de Audrey firmaban un documento que los hacía propietarios otra vez de su amada casa.— Pero no te entiendo papá, ¿Cómo es eso posible? — La rubia preguntó con el alma en vilo mientras le temblaba la mano con el móvil.— Mi niña, yo tampoco lo entiendo, solo sé que el abogado del nuevo propietario nos contactó y nos dijo que él había decidido devolvernos la propiedad — trató de explicar.— Pero no es lógico, papá, ¡Nadie regala una casa así de la nada! — Soltó impresionada — Aquí hay gato encerrado, no me gusta, no estoy tranquila con esto.— Lo sé hija, pero tengo en mis manos el documento en este momento, no sabría qué más decirte más de lo que ya sé.— Debe haber alguna trampa, no confío en eso — Ella dijo con suspicacia.— No la hay, ya pregunté a los abogados del registro, la propiedad es nuestra legalmente otra vez, si la intención es otra, no tiene nada que ver con la casa — él dijo sin hallar la "trampa".Audrey se llevó la mano a la cabeza.— Sol
Audrey guardó el móvil en su bolsillo con las manos temblorosas y Tony, que estaba organizando la mercancía en el aparador, se dio cuenta de su nerviosismo.— ¿Qué sucede, Audrey querida? — preguntó en su habitual tono bonachón y acento del sur de Italia — ¡Estás temblando como una hoja! Ven, tómate un té de menta, y me dices lo que te pasa.Le dijo en tono paternal, tomándola del brazo y llevándola a dentro a la cocina, en donde le sirvió una enorme taza de té con una rosquilla.— Vamos, saca todo lo que tengas por dentro, sé que las cosas que te han pasado últimamente han sido muy desagradables — Refriéndose al acoso de John y a la refriega en la que había estado involucrada, todos los empleados de Tonýs Coffee lo sabían y la apoyaban.— Tony, me da mucha vergüenza que tengas que lidiar conmigo en este estado… — Ella dijo avergonzada, bajando la mirada.— Audrey, mi niña, no bajes la vista, ¡Los ojos siempre al frente no tienes nada de que avergonzarte!— ¡Ay, Tony! Acaban de llamar