Cuando la luz del amanecer le dio en la cara, Audrey apenas comenzaba a quedarse dormida. La pesadez y el hormigueo en las extremidades le producían mucho malestar y el dolor de cabeza era insoportable. Abrió los ojos con dificultad y notó que el día era gris allá fuera y que unos enormes nubarrones oscuros comenzaban a formarse en el cielo.
— Definitivamente, este día no va a ser nada bonito — se dijo suspirando y llevándose la mano a la cabeza.
Se levantó dando traspiés y buscó entres sus cosas una tableta para la migraña antes de que la volviera loca.
Se vistió con lo primero que encontró en su mochila y revisó el móvil. Justo tenía tiempo para ir a ponerle el tratamiento de la mañana a Connor, pero en realidad no quería ni verle la cara después de todo lo que él le había dicho
— Audrey, debes olvidarlo ya — Loretta le dijo dos semanas después mientras la rubia se negaba a salir con ella y con Edie por unos tragos.— Estoy bien, Lore, déjame aquí con mi bote de helado, además, es media semana, sabes que llegaría mañana como una zombi al hospital.— Esa es la excusa más burda que he oído en los últimos días — ella dijo rodando los ojos.— Pero es cierta, además, por la tarde me llamaron del banco y no tengo ánimos de nada, tampoco es como si pudiera gastar el dinero que no tengo, así que ve y disfruta por las dos — Le explico con nostalgia.— No me habías dicho lo del banco, Audrey ¿Qué tan malo es? — Loretta se acomodó a su lado.— Muy malo, tal vez mis padres pierdan definitivamente la casa… — Dijo deprimida dándole vue
Durante los días que siguieron a la conversación de las enfermeras de Pediatría con Audrey la chica debió mantenerse casi escondida de las mujeres para evitar encontrarlas y tener que darles una respuesta. Si iba por un pasillo y alguna de ellas la estaba esperando, debía devolverse y tomar otra ruta.Al principio no era tan molesto, pero poco a poco se convirtió en más que una molestia, ¡Era acoso!La tensión en el trabajo aumentaba a medida que pasaban los días y la rubia no les daba respuesta, además, Madison se enteró de que Audrey había tenido una corta relación con Connor, pero que por alguna razón habían terminado, y alguien mencionó que tal vez la razón era ella, de modo que se activó en sus planes de reconquista sabiendo que ahora solo quedaba Bethany en medio.— Amiga, esto llegó para ti hoy… — Lo
Algunas semanas después, Audrey hacía su ronda como de costumbre cuando se percató de que la orden del tratamiento de tres pacientes no coincidía con los viales que Martha había preparado en el carrito de los medicamentos.Tomó las órdenes médicas, una por una, y revisó con mucho detalle las dosis aprobadas por Sanders y Harrison, y lo que estaba en la charola no se correspondía.Le tomó un minuto en darse cuenta de lo que estaba pasando, ella nunca les dio respuesta a las víboras de Pediatría y ella había buscado a un reemplazo, y claro, ¿Qué mejor que la misma jefa de enfermeras? ¿Quién sospecharía de ella? ¿Quién dudaría de los años de experiencia, y de servicio en la Institución? ¡Nadie!Ella era la persona perfecta para el “trabajito”, a ninguno se ocurriría preguntar
La rubia lo comprendió muy claro el doble mensaje que la pelirroja quiso decirle y se detuvo, ya estaba cansada de la mala vibra, y los altos niveles de toxicidad pululantes en la atmosfera.— ¿Realmente quiere la verdad? ¿O solo necesita otro chisme?— No te comprendo, Audrey, no viene aquí por los chismes, este trabajo es muy serio para mí, son vidas las que está en juego aquí.— Respuesta correcta, Doctora Harrison, porque a mucha gente no le parece importante, y sí, si hay algo que debo denunciar — Dijo mirando a Ben con rostro estoico.Ben tragó saliva, tal vez había estado siendo demasiado duro con Audrey desde hacía tiempo, y no era justo para ella. La había herido muchas veces, y poner en tela de juicio de su integridad era demasiado, tal vez debería parar con eso ya.Ben bajó la mirada al suelo mordiéndose el lab
Connor se quedó dándole vueltas a la conversación de Audrey en su cabeza por el resto del día, e incluso por el resto de la semana.Comenzaba a creer que era una treta para llamar su atención sobre ella o victimizarse por algo hasta que Madison se le acercó el viernes por la tarde antes de terminar el turno.— Connor, ¿Has escuchado algo sobre un problema con los fármacos? — Le preguntó sin darle contexto y él ladeó la cabeza de forma interrogativa.— No he escuchado nada de eso, ¿De qué va? — Respondiéndole con otra pregunta.— Es que me han dicho que al parecer hay incongruencias en los medicamentos que se les está administrando a los pacientes — Dijo por encima sin ahondar en ello.— ¿Qué clase de incongruencias?— De las que tienen que ver con no poner el medicamento que se
Pasado el mediodía, Adams, el administrador, llamo a Audrey a su oficina. Cuando la chica entró sintió la pesadez del ambiente del lugar, era como si la atmósfera estuviera cargada de un compuesto tóxico casi palpable para ella, y evidenciado en el tono de voz del señor Adams, así como de su actitud cortante hacia ella. — Dígame, señor Adams, me dijeron que me había mandado a llamar — Ella dijo al entrar. El hombre la miró por encima de las gafas, como analizándola de arriba abajo y tratando de convencerse de que alguien con ese rostro de ángel no podía ser capaz de semejante plan. — Señorita Audrey Adkins, ¿No es así? La joven asintió con la cabeza. — Sí señor. — Tengo una situación bastante difícil aquí que la relaciona a usted con un problema de índole legal en el hospital. Ella asintió de nuevo pensando que Madison había hablado por ella para que pudiera explicar sus descubrimientos. — No se le ve muy preocupada, se
Audrey recogió sus cosas del casillero y salió lo más rápido que pudo del hospital. No había razones para quedarse más tiempo, eso solo le traería más dolor, así que llegó a casa un poco más temprano que de costumbre. Cuando Loretta llegó, ya Audrey estaba en casa, pero la encontró hecha un ovillo, envuelta en una manta sobre el sofá de la sala. — ¿Llegaste temprano? — Si… — apenas respondió, pero Loretta que la conocía bien, y a sus cambios de humor se acercó a ella para verle el rostro. — Audrey, ¿Comiste algo? — No tengo hambre — el tono de voz fue contundente para que Loretta lo supiera, ella estaba deprimida de nuevo. — Amiga — se acercó y se sentó a su lado — ¿Connor otra vez? Audrey no pudo aguantarse como lo hacía casi siempre, esto había tomado niveles estratosféricos. Se echó a llorar a mares sobre el hombro de la morena. — Me echó del hospital — Dijo con palabras entrecortadas y dificultad para respirar. — ¿Q
Connor huyó de Edie, pero las palabras de su amigo hicieron mella en él, la idea de darle a la rubia el beneficio de la duda se quedó revoloteando en su cabeza. A decir verdad, le gustaría mucho haberse equivocado, y que las acusaciones en su contra en el hospital también fueran falsas, pero era muy difícil que hubiera tanto error, que todo se hubiera confabulado contra ella de ese modo. ¿Sería posible que hubiera una mínima oportunidad?, se preguntó mientras caminaba con la cabeza gacha por las escaleras hacia la segunda planta. — Por Dios, ¡Es cierto! Debo darle una oportunidad, al menos sin que ella lo sepa, yo puedo hacer mis propias investigaciones, y si… — Inspiró hondo, sintiéndose como un adolescente iluso — Si por un milagro ella fuera inocente, yo… ¡Yo sería la bestia más imbécil de este planeta!... lo haré, ¡Por el cielo que voy a hacerlo! Apretó el paso con un incipiente brote de esperanza que le hizo sonreír a medias todo el día, hizo un