Durante los días que siguieron a la conversación de las enfermeras de Pediatría con Audrey la chica debió mantenerse casi escondida de las mujeres para evitar encontrarlas y tener que darles una respuesta. Si iba por un pasillo y alguna de ellas la estaba esperando, debía devolverse y tomar otra ruta.
Al principio no era tan molesto, pero poco a poco se convirtió en más que una molestia, ¡Era acoso!
La tensión en el trabajo aumentaba a medida que pasaban los días y la rubia no les daba respuesta, además, Madison se enteró de que Audrey había tenido una corta relación con Connor, pero que por alguna razón habían terminado, y alguien mencionó que tal vez la razón era ella, de modo que se activó en sus planes de reconquista sabiendo que ahora solo quedaba Bethany en medio.
— Amiga, esto llegó para ti hoy… — Lo
Algunas semanas después, Audrey hacía su ronda como de costumbre cuando se percató de que la orden del tratamiento de tres pacientes no coincidía con los viales que Martha había preparado en el carrito de los medicamentos.Tomó las órdenes médicas, una por una, y revisó con mucho detalle las dosis aprobadas por Sanders y Harrison, y lo que estaba en la charola no se correspondía.Le tomó un minuto en darse cuenta de lo que estaba pasando, ella nunca les dio respuesta a las víboras de Pediatría y ella había buscado a un reemplazo, y claro, ¿Qué mejor que la misma jefa de enfermeras? ¿Quién sospecharía de ella? ¿Quién dudaría de los años de experiencia, y de servicio en la Institución? ¡Nadie!Ella era la persona perfecta para el “trabajito”, a ninguno se ocurriría preguntar
La rubia lo comprendió muy claro el doble mensaje que la pelirroja quiso decirle y se detuvo, ya estaba cansada de la mala vibra, y los altos niveles de toxicidad pululantes en la atmosfera.— ¿Realmente quiere la verdad? ¿O solo necesita otro chisme?— No te comprendo, Audrey, no viene aquí por los chismes, este trabajo es muy serio para mí, son vidas las que está en juego aquí.— Respuesta correcta, Doctora Harrison, porque a mucha gente no le parece importante, y sí, si hay algo que debo denunciar — Dijo mirando a Ben con rostro estoico.Ben tragó saliva, tal vez había estado siendo demasiado duro con Audrey desde hacía tiempo, y no era justo para ella. La había herido muchas veces, y poner en tela de juicio de su integridad era demasiado, tal vez debería parar con eso ya.Ben bajó la mirada al suelo mordiéndose el lab
Connor se quedó dándole vueltas a la conversación de Audrey en su cabeza por el resto del día, e incluso por el resto de la semana.Comenzaba a creer que era una treta para llamar su atención sobre ella o victimizarse por algo hasta que Madison se le acercó el viernes por la tarde antes de terminar el turno.— Connor, ¿Has escuchado algo sobre un problema con los fármacos? — Le preguntó sin darle contexto y él ladeó la cabeza de forma interrogativa.— No he escuchado nada de eso, ¿De qué va? — Respondiéndole con otra pregunta.— Es que me han dicho que al parecer hay incongruencias en los medicamentos que se les está administrando a los pacientes — Dijo por encima sin ahondar en ello.— ¿Qué clase de incongruencias?— De las que tienen que ver con no poner el medicamento que se
Pasado el mediodía, Adams, el administrador, llamo a Audrey a su oficina. Cuando la chica entró sintió la pesadez del ambiente del lugar, era como si la atmósfera estuviera cargada de un compuesto tóxico casi palpable para ella, y evidenciado en el tono de voz del señor Adams, así como de su actitud cortante hacia ella. — Dígame, señor Adams, me dijeron que me había mandado a llamar — Ella dijo al entrar. El hombre la miró por encima de las gafas, como analizándola de arriba abajo y tratando de convencerse de que alguien con ese rostro de ángel no podía ser capaz de semejante plan. — Señorita Audrey Adkins, ¿No es así? La joven asintió con la cabeza. — Sí señor. — Tengo una situación bastante difícil aquí que la relaciona a usted con un problema de índole legal en el hospital. Ella asintió de nuevo pensando que Madison había hablado por ella para que pudiera explicar sus descubrimientos. — No se le ve muy preocupada, se
Audrey recogió sus cosas del casillero y salió lo más rápido que pudo del hospital. No había razones para quedarse más tiempo, eso solo le traería más dolor, así que llegó a casa un poco más temprano que de costumbre. Cuando Loretta llegó, ya Audrey estaba en casa, pero la encontró hecha un ovillo, envuelta en una manta sobre el sofá de la sala. — ¿Llegaste temprano? — Si… — apenas respondió, pero Loretta que la conocía bien, y a sus cambios de humor se acercó a ella para verle el rostro. — Audrey, ¿Comiste algo? — No tengo hambre — el tono de voz fue contundente para que Loretta lo supiera, ella estaba deprimida de nuevo. — Amiga — se acercó y se sentó a su lado — ¿Connor otra vez? Audrey no pudo aguantarse como lo hacía casi siempre, esto había tomado niveles estratosféricos. Se echó a llorar a mares sobre el hombro de la morena. — Me echó del hospital — Dijo con palabras entrecortadas y dificultad para respirar. — ¿Q
Connor huyó de Edie, pero las palabras de su amigo hicieron mella en él, la idea de darle a la rubia el beneficio de la duda se quedó revoloteando en su cabeza. A decir verdad, le gustaría mucho haberse equivocado, y que las acusaciones en su contra en el hospital también fueran falsas, pero era muy difícil que hubiera tanto error, que todo se hubiera confabulado contra ella de ese modo. ¿Sería posible que hubiera una mínima oportunidad?, se preguntó mientras caminaba con la cabeza gacha por las escaleras hacia la segunda planta. — Por Dios, ¡Es cierto! Debo darle una oportunidad, al menos sin que ella lo sepa, yo puedo hacer mis propias investigaciones, y si… — Inspiró hondo, sintiéndose como un adolescente iluso — Si por un milagro ella fuera inocente, yo… ¡Yo sería la bestia más imbécil de este planeta!... lo haré, ¡Por el cielo que voy a hacerlo! Apretó el paso con un incipiente brote de esperanza que le hizo sonreír a medias todo el día, hizo un
— ¿Señorita Audrey Adkins? — La voz sonó demasiado formal del otro lado del teléfono.— Sí, con ella habla, ¿Con quién tengo el gusto? — La rubia preguntó con cautela, después de todo lo que estaba viviendo era mejor no irse a las primeras, sobre todo porque no reconoció el número del cual la estaban llamando.— La llamo por el asunto de la casa de sus padres… — La dijo atrayendo la total atención de la chica — Como usted ya sabrá, el banco decidió liquidar la propiedad, y ya se ha vendido.Cuanta esperanza tenía Audrey de que esa frase nunca llegara a sus oídos, pero ahora era como si la hubieran atravesado de lado a lado.— Quiero decirle que la llamo de parte de mi jefe, él fue quien compró la propiedad y tiene un mensaje para usted.— Dígame, lo escucho&
Audrey poco a poco comenzaba a tener un poco más de fe en que toda su situación sería temporal, y que podría volver a remontar los aires. Mientras tanto, hacía lo posible por ajustarse a lo que la vida le estaba ofreciendo.Esa mañana cuando se levantó después de un mes de trabajo en la cafetería del nuevo centro comercial, se miró al espejo y se dijo a sí misma una serie de declaraciones positivas con las que había decidido últimamente comenzar cada mañana a modo de programación neolingüística y declaración positiva:— ¡Soy bella, soy inteligente, tengo un futuro brillante por delante y voy a lograr todo lo que quiero!Loretta la escuchó desde la otra habitación y le gritó complacida:— ¡Y yo también! Vas a tener que decirme como hacer eso porque me siento agotada en el bufete, &ie