LizzieEl mensaje que me envió Stefan no deja de dar vueltas en mi cabeza desde ayer. No le respondí que sí o que no, y él tampoco me volvió a escribir después de eso, sin embargo, el debate mental que se ha formado en mi cabeza no me ha dado descanso. En especial ahora que Irina sabe sobre mi embarazo.Decidió pasar la noche en mi casa y en la mañana, nos vinimos juntas a la universidad.—Yo creo que deberías ir a ver qué quiere. Además, él tiene que saber lo de tu embarazo —insiste por enésima vez.—Irina, por favor no sigas. No puedo decírselo, ¿con qué cara voy a reclamarle algo?—No es “tu cara” por la que debes preocuparte, sino por esa criatura que viene en camino y que no tiene la culpa de nada.—¿Crees que no lo he pensado? No sé qué hacer, si mi abuela se entera de esto, ahí sí que me matará. Me colgará de las orejas y seré exhibida como la chica tonta que arruinó su vida.—Un bebé no arruinará tu vida. Yo siempre he soñado con ser madre, ¡deberías estar feliz!No quiero res
StefanNo sé cómo fui capaz de aguantarme toda una semana sin saber nada de ella, ocultando mis verdaderos sentimientos de todos, incluso de mí mismo en ocasiones, no obstante, el día ha llegado. Hoy es el cumpleaños de Eithan, su hermano, y aunque sea lo último que haga, tengo que estar ahí. Ni siquiera sé lo que le voy a decir, o con qué cara se supone que me apareceré ante ella, pero no me importa, improvisaré cuando llegue el momento. Salgo de la ducha y me visto lo mejor que puedo para asistir. Karina me deja muy bien planchado el traje que me voy a poner, así que me alisto y me soy una última mirada en el espejo antes de salir. Necesito verme bien, no solo para ella, sino también para su abuela, ella es otra a la que debo reconquistar, porque sé que, si le caigo bien a su abuela, me facilitará las cosas con Lizzie.Bajo a toda prisa las escaleras y me encuentro a la mucama de camino.—Señor Marriott, si me permite decirlo, se ve muy guapo.—Gracias.—¿Irá a ver a Joanne?—No,
LizzieNo todo es lo que parece… ¿Qué se supone que significa eso?Tengo a Stefan tan cerca de mí que no puedo respirar con regularidad. Él hace que todos mis sentidos se intensifiquen, provoca que mi corazón brinque como un loco dentro de mi pecho y que mis piernas desfallezcan hasta convertirse en gelatina.Lucho dentro de mí por mantener el control, no puedo ceder a sus encantos, a esos ojos marrones detrás de sus enormes pestañas que parecen penetrar cada rincón de mi alma.—¿Qué se supone que significa eso?—Nada… no tiene importancia —murmura.Cada maldita cosa que hace o dice me trae a la superficie los sentimientos que trato de enterrar con todas mis fuerzas. No puedo olvidar lo que me hizo, la humillación de tratarme como una cualquiera e intentar darme ese dinero a pesar de mis reiteradas negativas. Además de que ha vuelto con ella.¿Acaso cree que seré su premio de consolación?—Ya te firmé el divorcio, ya no tienes nada más que hacer aquí.Lo pensé demasiado y sé que esto
StefanMentiría si no digo que llevo la cuenta de los días sin verla. Pensé que el paso del tiempo de alguna forma provocaría algún cambio en mí, que quizá aprendería a aceptar mi nueva realidad al lado de Joanne, pero no ha sido así en ninguna circunstancia.Por el contrario, entre más pasan los días, más difícil se me hace dejar de pensar en Lizzie. Está presente en mi mente cada vez que no estoy distraído con algo de la empresa, incluso la veo en mis sueños, donde rememoro una y otra vez aquellas noches en París.Ahora mismo es la dueña de mis pensamientos, mientras meneo distraído el vaso de brandy que tengo en la mano. Solo vuelvo a la realidad cuando Karina llama a la puerta de mi despacho.—¿Qué ocurre?—Señor, hay unas personas afuera que vienen a verlo.—¿Quién?—La señorita Joanne y sus padres.Suelto un largo suspiro y me bebo de golpe el vaso de brandy. ¿Qué podrían querer ahora? ¿Qué más piensan sacarme además de mi dinero y mi felicidad?Me pongo de pie y camino a paso a
Lizzie¿Es que acaso el destino está empeñado en acercarme a él a pesar de todas las cosas que se oponen en nuestro camino?¿Cuánto de coincidencia y cuánto de algo planeado puede ser habérmelo encontrado en el ascensor a la misma hora que se supone tengo que ir a mi primer control prenatal?Se trate de algo previsto o una mera casualidad, no pude evitar escapar de mi suplicio y ahora he empeorado la situación, como siempre.No sé qué diablos habré hecho para que se averiase el elevador, lo único que sé es que, si no salgo de aquí ahora mismo, voy a desmayarme del pánico.—Tengo que salir de aquí, por favor, por favor —alcanzo a decir con la voz temblorosa.De pronto Stefan me envuelve entre sus brazos y yo me quedo en shock. Su calor me envuelve en una suave caricia que hace que mis respiraciones se regulen. Estar en su pecho me calma, me hace sentir bien.Cierro los ojos y tomo varias respiraciones profundas, hasta que siento que dejo de temblar e hiperventilar.Cuando me aparto de
LizzieCreí que tendría más tiempo para ocultárselo, a penas tengo seis semanas, pero ya es inútil seguir tratando de esconder la verdad.—Respóndeme muchachita, ¿estás embarazada?Trago en seco, mi corazón late a mil por hora y empiezo a sentir que la endovenosa ya no me hará efecto.—Abuela, yo… te lo iba a decir…—¡No puede ser!—Abuela baja la voz, estamos en un hospital —suplico. Quizá así me libre de sus gritos, al menos por el momento.—¿Cuánto te falta para que eso acabe? —pregunta señalando la solución.—Le quedan unos cuantos minutos señora Cristina —habla Danny.—¡Tú ni me dirijas la palabra! Son unos mentirosos los dos.Danny abre la boca para contradecirla, pero yo niego con la cabeza en un intento por salvarle el pellejo.—Lo siento —se disculpa haciendo una venia.—Danny, déjame a solas con ella, por favor.Él asiente y se aleja del cubículo volviendo a cerrar con la cortina. Como si eso fuese a evitar que todo el hospital se entere de mis problemas.La cara de mi herma
StefanEmbarazada… Lizzie está embarazada de otro hombre…No puede ser, ¿o sí?Algo dentro de mí quiere creer que ella está mintiendo. Sus ojos llenos de duda y miedo me hacen pensar que no quiere ser honesta conmigo al respecto.Sé muy bien que cuando estuvimos en París pasaron cosas entre los dos, pero la primera vez no estoy muy seguro de haber usado protección.Fue irresponsable de mi parte, lo sé, sin embargo, el alcohol y las ganas de poseerla nublaron mi juicio.Ahora mismo no puedo estar seguro de nada, porque no puedo negar que la he visto con ese sujeto demasiadas veces, y sé que él está interesado en ella. ¿Es posible que todos los sentimientos que parecen venir de Lizzie no sean más que una ilusión de mi parte?Quizá soy yo el idiota enamorado que se ha segado, pensando que siente algo por mí. Después de todo, hizo tan bien su papel que terminó engañándome incluso a mí.No sé qué pensar, el solo hecho de imaginar que está con ese imbécil de Daniel me hace hervir la sangre
LizzieEstoy comiendo un helado con Danny cuando recibo la llamada de una de las vecinas de la cuadra diciéndome que la policía se había llevado a mi hermano a la comisaría.—¡¿Qué?! Eso no puede ser.—Es la verdad, yo lo vi. Parece que tu hermano está en malos pasos.No me sorprende que esta señora cizañera diga cosas así de mi hermano, siempre tiene que meter sus narices donde no le importa.Por supuesto que no lo puedo creer, ¿qué podría estar haciendo mi pequeño hermano de quince años afuera en plena medianoche? No quiero dar crédito a lo que me dijo, pero tengo que averiguar si es cierto. Porque, de ser así, el problema que se le formará encima será terrible. —¿Qué pasa Lizzie? —pregunta Danny a mi lado.—Necesito que me lleves a la comisaría, creo que mi hermano está en problemas.—Por supuesto, vamos.Subimos a su auto y partimos de inmediato hasta el lugar, mientras avanza mi mente solo puede pensar en las peores cosas que le pudieron haber sucedido. Cuál será mi sorpresa c