LizzieLo de anoche fue simplemente maravilloso. No sé qué pensar al respecto, no quiero hacerlo porque sé que podría acabarse en cualquier momento. Recuerdo cada toque de sus dedos sobre mi piel, esa forma en la que me hizo suya una vez más. Estaba segura de que él no sentía nada por mí, que la primera vez que estuvimos juntos solo fue culpa de las copas de más. Sin embargo, anoche me tomó entre sus brazos y confirmó lo que venía pensando desde hace un tiempo: que él siente algo por mí tanto como yo por él.Traen el desayuno a la habitación mientras él se baña. El estómago me gruñe. Trato de esperarlo, pero la tentación de probar la deliciosa comida me hace agua la boca y no puedo resistirme.Pruebo un poco de la ensalada de frutas y el pan tostado justo cuando Stefan se asoma desde el baño.—¿Comiendo sin mí? —Lo siento, no podía esperarte más —le digo encogiéndome de hombros.—Está bien, come, lo necesitarás.Lo miro con una ceja enarcada, ¿qué quiso decir con eso? Me sonríe de m
StefanLa expresión de Lizzie me deja saber que he cometido un terrible error. Me muestra la factura de lo que le he pagado en la universidad y no sé ni qué decirle. Creí que había hecho algo lindo por ella, pero veo que me equivoqué.—Estoy esperando tu explicación, Stefan —exige con el ceño fruncido.—Lizzie, yo… es que… creí que te estaba ayudando.—¿Ayudarme? Ni siquiera has sido capaz de preguntarme si lo quería. Se pone de pie e ignora los dos pastelillos que traje para que comiésemos. Comienza a caminar para alejarse de la plaza.—Espera, no te vayas así.—Llévame al hotel —demanda.—No lo comprendo, ¿por qué no lo querrías? Cualquier otra chica estaría encantada con que haga algo así por ella.Lizzie me mira con rencor y se echa a reír.—¿Eso es lo que crees que soy? ¿Una cualquiera? ¡Llévame al hotel! —Sabes que eso no es lo que quise decir.No me responde y solo sigue su camino hasta el vehículo.Si soy sincero, no la entiendo. No comprendo por qué razón podría estar tan
LizzieNi siquiera sé por qué estoy llorando realmente. Voy de camino hacia mi casa en un taxi y las lágrimas no paran de salir de mis ojos como si hubiese perdido algo importante. Me limpio los ojos con el dorso de la mano, mientras el conductor me da una mirada condescendiente a través del espejo retrovisor. No puedo creer que Stefan me dijese todas esas cosas. Debí saber que para él no soy más que un contrato, una chica desafortunada de la que se aprovechó para cumplirle los caprichos de rico a su padre, e incluso a él mismo.Fui una tonta al pensar que podía pasar algo real entre los dos, ¿en qué demonios estaba pensando cuando me permití ilusionarme de esa manera? Pero no puedo culparlo a él de todo. En realidad, también es mi culpa por dejarme envolver en el mundo de fantasía al que me estaba metiendo. Traté por todos los medios de decirle a mi cerebro que todo eso no era más que una actuación, pero a veces es difícil distinguir entre la ficción y lo que es real. Ahora solo
StefanEl ambiente de tensión en la empresa se puede cortar con un cuchillo. Cuando entro por las enormes puertas de cristal lo primero que veo es a la recepcionista, quien me mira entre sorprendida y asustada, como si no se esperase mi presencia tan pronto.—Señor Marriott, qué sorpresa verlo aquí, creí que estaba en su luna de miel.—No tengo tiempo para esas cosas Heather, por favor envía directamente a mi oficina todos los reportes de lo que ha sucedido hasta el momento. Quiero saber quienes han venido, hasta el hijo del personal de limpieza si hace falta.—Sí señor.Subo como una bala por el ascensor, imagino que mi padre todavía se encuentra en la oficina. No sé si me molesta el hecho de que no se haya dignado en avisarme sobre lo que está pasando, o quizá Tyson está exagerando la situación.A medio camino en el pasillo, me lo encuentro con una montaña de papeles y el auricular del “manos libres” en la oreja.—¡CEO Marriott! Su padre está ahí —me avisa con una seña de su cabeza.
LizzieEncontrarme a Danny aquí no es casualidad, pues es el mismo hospital donde lo vi la última vez. Para ser sincera no habría vuelto nunca, después de lo que pasó con Stefan, ni siquiera supe dónde meter la cara de la vergüenza, sin embargo, no es que tuviese otra alternativa.No quiero que me vea con la cara hinchada y los ojos empapados en lágrimas, pero a estas alturas es inútil que no lo haga. Su mirada preocupada me hace dejar a un lado la pena que siento con él. Me pongo de pie y limpio mis mejillas con el dorso de la mano, para así, al menos, disimular un poco.—Danny, ¿qué haces aquí? —pregunto como una tonta. Él se echa a reír levemente.—Trabajo aquí, ¿lo olvidaste? ¿Qué tienes? ¿Por qué estás llorando?—Es mi abuela —suelto de sopetón.—¿De nuevo? —pregunta entre curioso y genuinamente preocupado.—Creo que tuvo un infarto, no lo sé —digo meneando la cabeza.—¡Oh! Lo lamento mucho, ¿dónde está? Quizá pueda averiguar algo por ti.—¿En serio? Eso sería increíble, aquí no
StefanEntre la repulsión y el desprecio, no sé cuál de las dos elegir para describir con más certeza lo que siento al ver a Joanne entrar a mi oficina.—Esto tiene que ser una broma, ¿verdad?—Por supuesto que no es una broma, mi amor. Yo soy la solución a todos tus problemas, siempre lo he sido.—¿Qué significa esto? —pregunto sin dejar de mirar a mi tío. Debí saber que no se traía nada bueno.Me llega a la mente el recuerdo de lo que me dijo Lizzie ese día en el yate, ella los vio hablando juntos, y por supuesto, no olvido que los encontré en una actitud sospechosa aquella vez en el hospital.—Escucha lo que Joanne tiene para ti —sugiere mi tío, aunque dudo mucho que me vayan a dejar opción. Lo han planeado muy bien para joderme, estoy seguro.—No pienso escuchar nada que venga de esta mujer, pueden ahorrarse sus chantajes y amenazas, sea lo que sea, no lo aceptaré.—Ay cariño, ¿por qué estás tan a la defensiva? Deberías escucharme si quieres salvar tu empresa —dice con una sonrisa
Lizzie¡Lo odio! ¿Quién se cree que es? ¿Mi dueño? Debí suponer que después de lo que pasó revelaría su verdadero ser. ¿Cómo se atreve a llenarse la boca diciendo que soy “su esposa”? Si él sabe perfectamente que no somos nada, que ni siquiera hay un divorcio que tramitar porque todo fue falso. ¿Y sacarme en cara que fui suya? ¡Pff! Si más bien todo fue una transacción para él. No lo soporto. «Y sin embargo, es en lo único que piensas», reclama mi consciencia. Resoplo y me pongo de pie dejando la cama hecha un desastre. Quise quedarme en el hospital, pero luego del encuentro con Stefan, preferí huir de ahí. De todos modos, no me dejaron estar con la abuela pues la pasaron a terapia intensiva, y se encuentra bajo estricta vigilancia médica.Ni Eithan ni yo pudimos hacer nada al respecto, pero Danny me prometió que la vigilaría, y me avisaría cualquier cambio por mínimo que fuese. Eso me dejó un poco más tranquila, aunque no lo suficiente como para conciliar el sueño.Miro la hora
StefanNo fui capaz de prestar atención a lo que me decía el director del hospital después de lo de Lizzie. De verdad quise escucharlo, pero mi mente estaba más concentrada en averiguar lo que había sucedido con su abuela. Eso hasta que me habló de un supuesto hombre misterioso que lo convenció para poner una demanda en mi contra por las irregularidades en el contrato por la gestión de riesgos.Una irregularidad que estoy seguro de que mi tío implantó de alguna forma que desconozco, puesto que yo había supervisado la creación de esos contratos, y no debería haber nada de eso.De todos modos, el director del hospital ha sido el único hasta ahora que ha hablado de frente conmigo sobre la situación. A pesar de su buena fe en avisarme, no sirve de nada si no cuento con pruebas contundentes que incriminen a Harrison o a Joanne, así que continúo de manos atadas ante la situación.Salgo de la entrevista con más dudas que respuestas.—Le agradezco mucho haberme comunicado esto, quizá con la i