LizzieLo odio. En este momento realmente lo detesto con todas las fuerzas de mi ser.Es increíble que haya tenido que toparme con Stefan justo ahora que se me presenta la oportunidad de salir con Danny. Cuando me escribió ese mensaje anoche, no pude decirle que no. Y es que, siempre fue mi sueño salir con él, recuerdo que cuando era una adolescente, me moría de amor por Daniel Lovato.Era el Golden boy, el chico con quien todas querían salir. En ese entonces sabía que mis chances eran nulas, así que simplemente me resigné a la idea de que algún día eso sucedería. Sin embargo, ahora, como caído del cielo, Danny se aparece en mi vida y por alguna razón que no alcanzo a entender, parece interesado en mí.Por eso, no pude decirle que no, aunque sé que lo que Stefan me ha reclamado es cierto, y es por eso por lo que me siento tan molesta.Tuve que despedirme de él sin darle más contexto o explicaciones. Después de esto, estoy segura de que no me volverá a llamar.Veo a Stefan mirarme de r
Stefan De todas las cosas que creí que Joanne era capaz, nunca imaginé que podía llegar a estos extremos. Jamás pensé que su obsesión conmigo llegaría a este nivel. Y mucho menos que por poco termina delatando a Lizzie sobre su verdadero origen. Ahora está desmayada en el suelo y temo que realmente tenga algo grave. A estas alturas ya la creo capaz de haber atentado contra su vida, y si eso es así, tendré que hacer algo al respecto. Por mucho que la quiera lejos de mí, tampoco es que deseo su muerte. Por fortuna los paramédicos llegan en tiempo récord. Mi Nonna los deja pasar, dos hombres y una mujer se apersonan a la escena y se ponen de inmediato a la tarea de evaluarla. —¿Se encuentra bien? —No lo creo, sus signos vitales son muy débiles. Además del evidente alcohol, ¿ha tomado algo más? —pregunta el paramédico. —No tengo idea, ella llegó en ese estado a mi casa. —Debemos llevarnos de inmediato a la señorita, ¿es usted su esposo o…? —No, esa señorita y mi nieto no tienen nad
Stefan—¿Cómo se atreve a decir que estoy celoso? —me pregunto en voz alta. Algo que puedo permitirme hacer porque estoy solo en la cocina ahora mismo.Vuelvo a servirme un vaso con un poco de güisqui y me lo bebo de un solo trago.—Es ridículo, para estar celoso tendría que sentir algo por ella y por supuesto que no —me respondo.Si alguien me escuchase ahora pensaría que estoy loco por hablar solo.—Señor Marriott.Karina entra a la cocina con la ropa de Lizzie bien doblada y planchada en las manos.—Dime.—Aquí le traigo la ropa de la señorita, ya esta lista. ¿Quiere que se la lleve?—No, yo lo haré, dámela.Dejo el vaso sobre la isla de la cocina y me llevo la ropa directo hacia la habitación. Lugar del que no ha salido, desde hace como una hora. No quise seguir hablando más con ella, en especial porque me echó de ahí luego de haberle dicho eso. Supongo que sigue igual de molesta.Mi abuela por su parte fue con los paramédicos para asegurarse de que Joanne estuviera bien. No le ag
LizzieSoy la peor persona del mundo. Nunca debí aceptar esto, mucho menos el collar que me acaba de dar la Nonna de Stefan creyendo que seré parte de su familia. ¡Dios! Va a odiarme cuando se entere de la verdad.No sé cómo pude contener las lágrimas frente a ella, pero ahora que se fue y no hay nadie, me voy corriendo hasta la cochera para llorar. Me siento horrible, no creo que pueda continuar más con esta mentira.El llanto sale de mis ojos de forma incontrolable, pero me obligo a detenerlo cuando escucho que abren la puerta detrás de mí.Las luces se encienden y a su vez iluminan todo el lugar, que es bastante inmenso. Stefan tiene una colección bien grande de autos.—Lizzie, ¿estás bien? Te vi correr hacia acá.Limpio las lágrimas con el dorso de mi mano, sin embargo, dudo que eso sirva para ocultar mis ojos que, seguramente, ya están hinchados.—Sí, sí, es solo que tengo que irme ya —digo sin voltear a mirarlo.—¿Segura? —pregunta poniendo una mano en mi hombro y me obliga a vo
StefanDos semanas. Ese es el tiempo que llevo sin verla, y es también el mismo tiempo que llevo sin poder dormir, sin poder dejar de pensar en Lizzie.Todavía no comprendo cómo es que pudo colarse en mis pensamientos de esta manera. Sé que dentro de poco todo lo “nuestro” acabará, y se supone que debería estar aliviado por ello, sin embargo, siento todo lo contrario.Solo la he llamado un par de veces para decirle cómo estaban las cosas, la curiosidad por preguntarle si se ha vuelto a ver con el tal Daniel a veces me sobrepasaba, pese a eso, me sorprende que haya sido capaz de controlarme y no hacerlo.Confío en que ella respetará nuestro acuerdo.Después de la fiesta de mi padre, fingiremos el viaje a Canadá y esta sí será la última vez que la vea.Me sorprende lo tranquila que se quedó mi abuela luego del incidente en mi casa con Joanne. Creí que estaría más intensa molestando a Lizzie para que se probara vestidos o escogiese los otros detalles de la boda, pero no fue así. Me parec
Lizzie¡¿BODA?!¿Qué significa todo esto?Sabía que la abuela de Stefan tramaba algo, pero esto va mucho más allá de una simple emboscada para alguna sorpresa cualquiera. De todas las cosas que creí que podría hacer, nunca se me pasó por la cabeza algo así.Y pensar que mi abuela lo intuyó solo por ver el vestido. Debí hacerle caso, quizá si tuviese más malicia como ella habría podido salir de este embrollo antes.Miro a Stefan quien parece igual de sorprendido y petrificado que yo. O quizá es un gran actor y mentiroso, tal como lo ha sido con todos los demás frente a mí.No me entra en la cabeza que él haya orquestado algo así, ¿por qué planearía algo a escondidas para casarse conmigo? No, eso no tiene sentido. Todo esto tiene que ser obra de la abuela y de su padre.Miro un segundo por la borda y se me cruza la idea de brincar. Quizá pueda nadar de nuevo hasta la orilla y así zafarme de esta verdadera locura.—¿Qué quieres decir con que es nuestra boda? —cuestiona Stefan, quien es e
StefanSiento que mi padre me va a volver loco. No puedo creer que realmente haya planeado toda esta trampa, y en su propio cumpleaños.Todo para hacerme caer en las garras de su capricho absurdo de matrimonio.No veo a Lizzie muy convencida, a pesar de que acaba de decir que aceptará. Ha estado callada demasiado tiempo desde que me puse de pie y le di la espalda.—Entonces… saldremos y les diremos que sí —comento luego de tanto silencio.—No —dice poniéndose de pie de un brinco.—¿Cómo qué no?—¿Sabes qué? No puedo hacerlo, no puedo aceptar ese dinero. No todo en la vida se resuelve con eso, ¿lo sabes? ¿Qué crees que soy yo? ¿Un producto de cambio al que puedes comprar cada vez que quieras?—Sabes que eso no es cierto.—No, no lo sé, porque ni siquiera sé qué es lo que quieres realmente, pero yo sí lo sé. No me casaré contigo, saldré y le diré a tu Nonna toda la verdad, aunque me odie y quede en ridículo para toda la vida frente a los Marriott.—¡¿Qué?!Lizzie camina directo hacia la
StefanTomo una gran bocanada de aire y suspiro, ni en mis peores pesadillas me imaginé que mi padre armaría una boda para mí de esta manera. Debería estar aterrado, saltar por la borda o simplemente llenarme de valor y decir toda la maldita verdad; en cambio, no lo hago. Me quedo callado como un cobarde, o quizá, como alguien que en el fondo no está tan desanimado con la idea.Me centro en mirarla solo a ella, y Lizzie hace lo mismo conmigo. La música típica de boda comienza a sonar mientras avanza hacia mí, colgada del brazo de mi padre.La marcha parece eterna, muevo el pie con impaciencia hasta que llega hasta mí y él me la entrega.—Sé que serás muy feliz con Lizzie, y tú muchacha, sé que lograrás hacer que este cabeza dura aprenda que no todo en la vida se trata de trabajo y dinero.—Gracias señor Carlo —responde en un susurro.—Muy bien, empecemos con la ceremonia —anuncia el padre.Tomo la mano de Lizzie, que está tan fría como el hielo y temblorosa como una hoja al viento. Ha