MatthewMe sonreí al ver su asombro y la miré a los ojos.—Eres increíble, solo tú no lo ves. Hoy mismo, fuiste capaz de volver a animar a toda una sala de quimioterapia con tus locuras. No te imaginas lo bien que se siente olvidar donde estamos en esos momentos.Ambos nos reímos luego de que ella prometiera que seguiría intentándolo por todos esos que debían ir allí. Nos pasamos hablando un rato más y escuchando música para relajarnos. Me gustaba esta tranquilidad que sentía a su lado, era como tener un hogar. Durante los siguientes días hablábamos, preparábamos las comidas juntos y salíamos a pasear por los alrededores. Increíblemente, cada día podía descubrir cuánto teníamos en común en algunos puntos, mientras que en otros éramos bien diferentes. Como, por ejemplo, el que ella amaba con locura, la pizza con piña y yo la odiaba, ella era fan de tirarse a leer en el sofá y yo de hacer ejercicios, odio estar mucho tiempo en la tranquilidad. Ha sido así desde que perdí a mis padres, e
MatthewLa verdad es que nunca he sido de leer mucho como dije antes. Supongo, que siempre hay una primera vez para todo y esa era su forma de castigarme, por decirle que había carne de más en el plato.Así que cuando regresamos a la casa, luego de un buen baño y almorzar, nos tiramos en el sofá frente a la gran ventana. Yo me acomodé en el hueco entre el espaldar y el brazo del mueble. Ella se sentó entre mis piernas y se acomodó en mi pecho. Adoraba el olor de su cabello y la forma en que se resbalaba entre mis dedos, podía pasarme un buen tiempo acariciándolo.—Okey, escoge entre estos tres géneros, románticos, ciencia ficción o aventura.—En serio, nena, escoge el que quieras.¡Upsss! Se me ha ido sin querer.—¿Nena?—Lo siento, se me fue, juro que no fue intencional.—Okey, puedes decirme así, no me molesta. —Qué bueno, porque creo que se me va a escapar mucho en el futuro—. Bueno… hagamos esto, escoge un número del uno al tres.—¡Uf, el uno siempre!—¡Ja! ¿Cómo todo presidente e
Matthew—Je, yo no dije eso, pero apuesto lo que sea de que tú eres el estilo de “te toqueteo”, beso y luego para dentro. Dale fuego a la lata y cuando acabemos, cada cual para su esquina.Me puse bien rojo, en serio, nunca lo había visto así o sí. Es que tan malo era en esto de las relaciones íntimas, mi dios, me ha hecho dudar de mí mismo. No, esto no va a quedarse de este modo.—¿Y de qué tipo eres tú?Me acomodé, poniendo el brazo en el espaldar y mis dedos en mi barbilla, para mirarla directamente. Ella no desvío su mirada y me mostró su sonrisa.—Soy del tipo que no ha podido conocer lo que es hacer el amor, pero si ha dedicado su tiempo a leer, ver e incluso a veces practicar, lo que he visto sobre el tema.—Okey, entonces muéstrame.Ella abrió los ojos bien grandes y comenzó a pestañear sin detenerse. Ja, al fin, te tengo nerviosa desgraciada.—¿De qué hablas?Dijo casi en un susurro, este era mi momento por lo que me acerqué hasta estar bien cerca de su boca, disfrutaba verla
CarolYa lo sé, no estoy haciendo bien al tentarlo, de hecho, me siento como una ofrecida, pero puedes culparme. Hablé en serio cuando dije que perdí mi corazón con este hombre y sí, sé que jamás podré tenerlo, ya que está fuera de mi liga, sin embargo, puede que podamos tener un desliz. ¡Ah! De nuevo mis pensamientos son absurdos, pero quiero disfrutarlo entre mis piernas, quiero saber lo que es hacerlo con quien amas al menos una vez.Matt es un hombre hermoso, sus ojos verdes son únicos, pues tiene un amarillo en ellos más predominante que se aclara u oscurece de acuerdo con lo que sienta. Su pelo está corto, al estilo militar por los tratamientos, pero sé que tiene un color miel muy bonito. He visto fotos antes de su enfermedad y de pequeño al menos lo tiene como dije en un color miel. Sin embargo, en su adolescencia lo tenía teñido de blanco con rayitos plateados. Eso lo hacía lucir como toda una obra de arte, con esos hermosos labios gruesos y su nariz romana, je, je.Su rostro
MatthewMe desperté buscando su calor, pero ya no estaba en la cama. No me levante temprano porque es fin de semana y quería disfrutar más de su cuerpo junto al mío. Sentí el olor del desayuno y sonreí, quería ver con que iba a sorprenderme hoy, así que fui al baño primero para evadir un regaño y me preparé para encontrarla afuera. En lo que puse mis pies fuera de la habitación, escuché una voz que creí que jamás volvería a oír. De repente mis sentimientos estaban confundidos, no entiendo por qué, pero Claudia aún me atraía de alguna forma. No, no podía ser tan fácil, quizás no era ella, luego de esperar por meses que volviera a mi lado, es imposible que sea.Me dirigí a la puerta centrándome en Carol y preguntando qué hacía en la entrada. Ella no me respondía, así que abrí un poco más la puerta y al ver a Claudia me quedé frío, verla tan hermosa como siempre me sacudió. Pero algo dentro de mí me hizo reaccionar por lo que volví a fijarme en la cara de Carol, más ella nada más salió
Matthew—Ya veo que perdí mi oportunidad. —Se limpió el rostro y trato de aguantar las ganas de llorar—. Igual quiero que cuentes conmigo para lo que sea, si tu enfermera necesita un receso, yo puedo cubrirla.—¿Qué enfermera?—La chica que salió de aquí, estoy segura de que ella necesita tiempo personal también. Yo puedo…Bufe en risa.—Carol no es mi enfermera, es mi amiga, quien me ayuda y acompaña. Por lo que no tienes que preocuparte, podemos arreglarnos bien, pero muchas gracias por ofrecerte.—Ah, en serio, perdona, pensé que…—Olvídalo, vamos te acompaño a tu auto.Caminamos hasta allí y antes de irse volvió a atacar mis labios, esta vez la corte. Debía entender, que fue suficiente con la vez que me rompió al irse. Ya no habría otra oportunidad, le dije adiós y luego de ver que se ponía en camino volví a la casa. Busqué mi móvil y lo encendí, tenía muchas llamadas perdidas y mensajes. Me comuniqué enseguida con mi asistente y me contó todo sobre mi adorada familia, que estaban
MatthewElla me acompañó, pero por alguna razón no era igual que antes, nos estábamos alejando, hasta los del hospital lo notaron. Varios incluso me preguntaron si estábamos peleados, que por qué no estábamos mandándonos notas hoy. Yo estaba algo deprimido, no voy a negar que me afectó su distanciamiento, sobre todo porque hoy era un día especial que no hablaba con nadie. Sin embargo, había decidido que, por ella, quería cambiar esto.Casi se estaba acabando el suero y Carol ni había preguntado cómo me iba, si me sentía bien. En medio de mis pensamientos, entró una doctora a la sala, lo sé porque traía una bata y no me fije en nada más. Solo en que se detuvo justo frente a mí, igual no la mire, solo pensaba en mi coneja.—Pues si esa es la maravillosa cara con la que piensas recibirme, no haré la presentación para ti Matthew.De repente alcé la mirada y era mi coneja vestida de doctora, todos comenzaron a reír. Ella se acercó y besó mi rostro, dos veces, todos hicieron coro.—¡Awe!Co
Matthew—A veces dices cosas más raras, pero está bien, voy a pensarlo. Puedo pedirte un favor mientras tanto—Claro, lo que gustes.—Pase lo que pase, siempre serás mi amigo. ¿Verdad?Siempre lo he sido cuando en realidad quiero más que eso, me da tristeza, pero no puedo mostrárselo. Así que rio y le doy un abrazo para probárselo.—Siempre puedes contar con eso Carol, soy tu amigo pase lo que pase.Esa noche me despedí de ella y fui directo a mi dormitorio, pero no podía dormir, sentía unos celos angustiantes y seguía extrañando el tenerla en mis brazos. Aun así, no podía hacer nada, ella le daría su amor a otro hombre, el cual no sé ni en qué tiempo se encuentra con él. ¿Será que se llaman por videollamada? Ay, Dios, detente ahora mismo o te vas a volver loco. Traté de relajarme y caí en un estado de sueño, del que entraba y salía, en eso sentí mi puerta abrirse despacio. En segundos la cama se hundió y unas manos calientes abrazaron mi torso desnudo. Apreté fuerte los ojos y sentí