MatthewMe desperté buscando su calor, pero ya no estaba en la cama. No me levante temprano porque es fin de semana y quería disfrutar más de su cuerpo junto al mío. Sentí el olor del desayuno y sonreí, quería ver con que iba a sorprenderme hoy, así que fui al baño primero para evadir un regaño y me preparé para encontrarla afuera. En lo que puse mis pies fuera de la habitación, escuché una voz que creí que jamás volvería a oír. De repente mis sentimientos estaban confundidos, no entiendo por qué, pero Claudia aún me atraía de alguna forma. No, no podía ser tan fácil, quizás no era ella, luego de esperar por meses que volviera a mi lado, es imposible que sea.Me dirigí a la puerta centrándome en Carol y preguntando qué hacía en la entrada. Ella no me respondía, así que abrí un poco más la puerta y al ver a Claudia me quedé frío, verla tan hermosa como siempre me sacudió. Pero algo dentro de mí me hizo reaccionar por lo que volví a fijarme en la cara de Carol, más ella nada más salió
Matthew—Ya veo que perdí mi oportunidad. —Se limpió el rostro y trato de aguantar las ganas de llorar—. Igual quiero que cuentes conmigo para lo que sea, si tu enfermera necesita un receso, yo puedo cubrirla.—¿Qué enfermera?—La chica que salió de aquí, estoy segura de que ella necesita tiempo personal también. Yo puedo…Bufe en risa.—Carol no es mi enfermera, es mi amiga, quien me ayuda y acompaña. Por lo que no tienes que preocuparte, podemos arreglarnos bien, pero muchas gracias por ofrecerte.—Ah, en serio, perdona, pensé que…—Olvídalo, vamos te acompaño a tu auto.Caminamos hasta allí y antes de irse volvió a atacar mis labios, esta vez la corte. Debía entender, que fue suficiente con la vez que me rompió al irse. Ya no habría otra oportunidad, le dije adiós y luego de ver que se ponía en camino volví a la casa. Busqué mi móvil y lo encendí, tenía muchas llamadas perdidas y mensajes. Me comuniqué enseguida con mi asistente y me contó todo sobre mi adorada familia, que estaban
MatthewElla me acompañó, pero por alguna razón no era igual que antes, nos estábamos alejando, hasta los del hospital lo notaron. Varios incluso me preguntaron si estábamos peleados, que por qué no estábamos mandándonos notas hoy. Yo estaba algo deprimido, no voy a negar que me afectó su distanciamiento, sobre todo porque hoy era un día especial que no hablaba con nadie. Sin embargo, había decidido que, por ella, quería cambiar esto.Casi se estaba acabando el suero y Carol ni había preguntado cómo me iba, si me sentía bien. En medio de mis pensamientos, entró una doctora a la sala, lo sé porque traía una bata y no me fije en nada más. Solo en que se detuvo justo frente a mí, igual no la mire, solo pensaba en mi coneja.—Pues si esa es la maravillosa cara con la que piensas recibirme, no haré la presentación para ti Matthew.De repente alcé la mirada y era mi coneja vestida de doctora, todos comenzaron a reír. Ella se acercó y besó mi rostro, dos veces, todos hicieron coro.—¡Awe!Co
Matthew—A veces dices cosas más raras, pero está bien, voy a pensarlo. Puedo pedirte un favor mientras tanto—Claro, lo que gustes.—Pase lo que pase, siempre serás mi amigo. ¿Verdad?Siempre lo he sido cuando en realidad quiero más que eso, me da tristeza, pero no puedo mostrárselo. Así que rio y le doy un abrazo para probárselo.—Siempre puedes contar con eso Carol, soy tu amigo pase lo que pase.Esa noche me despedí de ella y fui directo a mi dormitorio, pero no podía dormir, sentía unos celos angustiantes y seguía extrañando el tenerla en mis brazos. Aun así, no podía hacer nada, ella le daría su amor a otro hombre, el cual no sé ni en qué tiempo se encuentra con él. ¿Será que se llaman por videollamada? Ay, Dios, detente ahora mismo o te vas a volver loco. Traté de relajarme y caí en un estado de sueño, del que entraba y salía, en eso sentí mi puerta abrirse despacio. En segundos la cama se hundió y unas manos calientes abrazaron mi torso desnudo. Apreté fuerte los ojos y sentí
MatthewNo sé cuántas fotos nos tiramos, pero sí nos reíamos de la mayoría por nuestras monerías. Decidimos hacer un álbum con algunas y otras que tomáramos, más adelante. Sería un hermoso recuerdo si… no, lo veremos juntos en un futuro y reiré de nuestras locuras.La miro y me acerco para tenerla entre mis brazos nuevamente. Luego de darnos un poco de amor, nos levantamos y nos preparamos para el día, debía volver a las oficinas para organizar todo por allá. Hoy ambos teníamos el día bien enredado, ella debía ir a la universidad, yo quería que terminara su carrera como Gina había deseado y no debía seguir perdiendo su tiempo.Además de eso, había otra situación a resolver antes de entrar a trabajar. Debía ir a ver a Carl, tenía que saber si podía tener relaciones o no, si no era peligroso para ella que lo hiciéramos. Mientras descendemos en el elevador de la casa, decidimos finalizar el día juntos luego de resolver cada uno sus temas, ambos nos reuniremos en la compañía, la quería ce
MatthewDe repente se dirigió hacia mi grupo de trabajo y muy educadamente les hablo.—Disculpen la interrupción, pero acá el señor Matthew tiene prohibido saltarse su horario de alimentación. —Me miró muy seria y alzando una ceja—. ¿No es cierto?Sonreí, esta pequeña cosa mía iba a dominarme sin que nadie pudiese detenerla. Miré a mi gente y asentí, para volver a verla.—Nos vemos dentro de dos horas, todos pueden ir a almorzar.—Sí señor.En ningún momento nos quitamos los ojos de encima, ella me observaba molesta mientras que yo lo hacía con orgullo. Me levanté lento, caminé acortando nuestra distancia haciéndola retroceder. Tan solo tomé su mano llevándola conmigo a través de la puerta que conecta con mi oficina. La deseaba como loco, pero este no era el sitio, al menos no aún. Aun así, sí que podía hacer otras cosas al cerrar la puerta de mi despacho.Luego de besarnos y algo más por un buen rato, nos acurrucamos en el sofá de mi oficina donde me alimento como niño chiquito. Le c
MatthewEstábamos sudados y no me importaba para nada nuestra apariencia, la miré y vi que ella estaba peleando contra el cansancio. Besé su rostro y la cargué, luego de salir de su interior para llevarla hasta el baño. Preparé el agua y me retiré el condón para desecharlo y luego entrar juntos a la ducha. Pensé que solo sería bañarnos y acostarla por nuestro cansancio, pero nada de eso. Algo volvió a encender nuestros deseos y sin esperar, entregamos una vez más nuestros cuerpos, esta vez me tuve que liberar fuera de ella, pero comprobé que la misma intensidad de la primera vez estaba presente. Y también supe que estaba haciendo mal, no estaba protegiéndola adecuadamente y eso debía cambiar.Terminamos durmiendo, desnudos y abrazados, mi cuerpo estaba cansado y satisfecho, mi alma se sentía llena. Y al dormir así, con ella entre mis brazos, tuve esta impresión de que jamás quería que se fuera de ellos. Este era su lugar y mi cuerpo lo sabía, quedó impreso el molde del suyo en mi piel
MatthewCarol era una mujer con más experiencia que yo a pesar de ser menor y no voy a mentir, debido a esto decidí comenzar a estudiar e incluso ver pornografía. Y como plan, sin que se enterara, ya tenía pensado visitar una tienda de juguetes sexuales, compraría lo necesario para divertirnos los dos. De que yo aprendía y nos hacía disfrutar de una vida sexual plena era algo seguro, al menos antes de morir quería lograr esto.Dios Matthew, deja de tener esos pensamientos negativos, nada de irse, solo hay en este corazón ganas de vivir y seguir. Ella es tu ancla, durante tormentas, durante mal tiempo y bellos amaneceres. Ella es la que te estabiliza, tu salvadora, solo debes agarrarte a su promesa de que va a estar contigo hasta el final. Era mi nuevo mantra, el que me decía cada vez que la negatividad rondaba mi cabeza.Llegando a la oficina, le dije que podía hacer lo que quisiera, sin embargo, ella me sorprendió tomando una silla y sentándose a mi lado. Agarró una carpeta y se puso