La joven desconcertada lo miro con temor, se sentó en la cama, abrazándose a sí misma, aquel extraño se dio la vuelta, observándola detenidamente, y negaba con la cabeza y haciendo una mueca de aversión. Ella simplemente quiere irse a su casa, no entiende por qué su padre la dejo con esos extraños.
— ¡Lo siento! Me doy por vencida, no puedo hacer nada por ti, nos tocaría invertir mucho dinero, y no considero que lo valgas mucho, te subastaremos así tal cual eres, espero que el jefe recupere, aunque sea el dinero que le dio a tu miserable padre.
Eso le dio una puñalada en su corazón, no podía asimilar lo que estaba escuchando, su padre la había vendido a estos extraños. No comprendía por qué su padre le ha hecho eso, ella es una buena hija, nunca le ha dado problemas, negaba con la cabeza con frenesí. Siente que la cabeza en cualquier momento le explotara del dolor que le produce al querer expresarse, sin embargo, todo se le vino abajo al darse cuenta de que su propio padre le había dejado abandonada a su suerte.
— Deja el drama, nunca se sabe, talvez un viejo asqueroso quiera de ti, no se ve tan mal el panorama, uno de esos cochinos que esté podrido en dinero se compadezca de ti y te compre, porque si no es así nunca saldrás de aquí. Te diré un secreto, si te quedas aquí, todos estos puercos que trabajan en este sitio, van a abusar de ti día y noche. — Al oírlo decir eso, ella abre los ojos, no sabe precisamente lo que quiere decir, pero se oye repugnante y peligroso.
Solo de pensar en las palabras de Kenia, el travesti, quien es la mano derecha del dueño del sitio, su estómago se le revolvió y empezó a vomitar, Kenia saltaba por la pequeña habitación no queriendo ser vomitado, brincaba con sus tacones altos.
— M*****a mocosa que haces, mira cómo dejaste el cuchitril, ya verás lo enojado que se pondrá mi galán, estará furioso al ver todo este desastre.
Kenia sale del dormitorio, dejándola encerrada con el mal olor del vómito, ella se subió a la cama y se limitó a llorar, en sus adentros le pedía ayuda a su madre, quería irse con ella, realmente quería morirse, no quería seguir en ese sitio, temía por lo que le hicieran. Solamente de suponer que gente extraña la compraría, sin saber para qué propósito. Nada más, quiere regresar a su casa. No le ha hecho ningún mal a nadie para estar en semejante situación.
Se quedó dormida sentada en la cama, el olor a vómito era más fuerte, Llego el momento donde será subastada, el extraño hombre llego por ella, le hizo señas que avanzara, miro al rededor, había otras mujeres muy bonitas con poca ropa. Ella caminó detrás de las mujeres atractivas, la subieron aún escenario, ella tímidamente se sentó en el suelo mirando a todos lados, no podía ver bien por el brillo de los faroles que la iluminaban.
Oía cómo las personas gritaban, las voces eran masculinas, eso la hizo temer más, su cuerpo temblaba, miraba para todos lados, no miraba a nadie conocido, ella no paraba de llorar, sus ojos increíblemente aún producían lágrimas. Se limpiaba con sus manos sucias, no había recibido ni un baño.
Mientras que en el apartamento de Nelson se debate entre ir o no con su amigo Federico, quien lo está invitando a un club secreto muy poco convencional, él siempre asiste por diversión, le gusta ver a los viejos rabos verdes comprar jovencitas, para su placer. Algo muy común que se hace bajo las narices de las autoridades.
—Y cuál es la diversión con eso, es asqueroso, la verdad no se me antoja ir. —Le dijo algo molesto, Nelson.
—Ni te imaginas la cantidad de dinero que dan por muchachas hermosas, que de ingenuas no tienen nada, ellas con gusto se van con esos viejos ricos, algunas hasta se casan con ellos, claro, los que no se mueren en la acción, ¡Tú ya sabes!
—¡Ah! Les dan buen dinero para que hagan eso.
—Desde luego, son mujeres que les gusta el dinero y esos viejos están dispuestos a darles con tal, se acuesten con ellos.
—Yo te aviso si me animo, ahora déjame descansar. —Nelson, cuelga la llamada y se recuesta, se está quedando en un apartamento muy lujoso, su amigo quedo de pasar dentro de unas dos horas por él.
*HABLA, NELSON*
Estoy meditando en desligarme de los negocios de mi padre, si comienzo mi propio negocio, está la posibilidad de fracasar, estaré en la ruina, eso ni dudarlo, mi negocio aún no despega, todavía faltan algunos detalles, y mi novia no quiere que pierda el dinero que me pertenece. Ella me exige que siga con el negocio familiar, aunque no la entiendo bien, ella debería apoyarme en emprender mi propio negocio, ella sabe que mi padre no la quiere, eso es lo que más me incomoda, por eso no quiero continuar trabajando con él. No comprendo por qué me exige que le aguante a mi padre, si esto lo estoy haciendo por ella.
Pamela no quiere que abandone mi posición en la empresa de mi padre, no sé qué hacer, mis padres me piden que renuncie a ella porque no me conviene, no obstante, la amo demasiado. Está decidido, lo primero que tengo que hacer es retirarme lo más que pueda de mis padres, por los momentos tengo que buscar dónde establecerme, mañana iré a ver algunas casas potenciales para poder vivir.
Federico quedó de pasar por mí, quiere llevarme a un sitio único donde nos divertiremos, conociéndolo, no sé a qué le llama diversión, con su manera extraña de divertirse, tengo tantas cosas en que pensar en estos momentos que el estrés se me está acumulando, he decidido ir con él, para ver si me divierto cómo él me lo plantea.
Pero antes quiero oír la voz más melosa del universo, que me tiene hechizado, sonrió como un completo idiota, aunque no lo puedo negar, es la mejor voz que mis oídos han escuchado. Busco su número y le marco, esperando escucharla.
—¡Halo, mi rey! —Música para mis oídos, su voz.
—Hola, princesa, te llamo porque te extraño mucho.
—Yo también corazón, no sabes cuánta falta me haces, pero sé que pronto regresarás a mí o yo a ti.
—Eso, anhelo cariño, no obstante, no creo que sea pronto, tengo mucho trabajo por aquí, mañana iré a buscar una casa para establecerme.
—¿Todavía estás con eso de mudarte? Por tu bien no lo hagas, ¡Ah! No te olvides de enviarme un obsequio, amo tus regalos amorcito.
—En cuanto me establezca en mi nuevo hogar, buscaré un obsequio que te haga feliz, no te molestes conmigo por ser tan olvidado.
—Eres el mejor, te dejo porque me toca actuar, ¡Cuídate mi amor!
—¡Tú también cuídate! —ella es la mejor.
Pamela es mi motor para seguir con este proyecto, todo lo estoy haciendo por nuestro futuro juntos, quiero que deje ese trabajo y solo sea para mí, que no tenga que viajar tanto, ni exhibirse a mentes morbosas.
Busco ropa para ir con mi amigo, necesito divagarme, Iré con prendas cómodas, una camiseta polo y un jean, además solo estaré un rato, no quiero desvelarme, tengo que levantarme temprano a buscar mi nueva morada.
Bajo al grupo de cabildeo del hotel donde me hospedo por los momentos, hasta que tenga todo resuelto, en eso veo a mi amigo a lo lejos viendo su reloj de mano a cada momento, sonrió porque lo impaciente aún no lo ha dejado.
—Por fin bajas, casi subo a sacarte de los pelos. —suelto una carcajada.
—¿Cuál es la prisa? Como si ese club se fuera a ir.
—Ya no perdamos tiempo, pague los mejores asientos, así que vámonos, talvez así se te quita lo amargado, no sé cómo eras tan popular en la universidad, si lo aburrido nunca se te quitó.
—Déjate de pendejadas y vámonos, me regresaré temprano, mañana tengo muchas cosas que hacer. —le digo, la verdad no tengo ningún interés de ir a ese sitio, aunque quedarme aquí encerrado sería más aburrido.
—¡Como digas, don aburrido!
Nos subimos al auto de mi amigo, a pesar de ser un maldito en todos los sentidos es mi mejor amigo, y me está ayudando con el negocio, a pesar de los años se ha mantenido a mi lado apoyándome, es el único que me ha soportado, sé que no soy una moneda de oro para caerle bien a todos.
En estos momentos me ha tocado empezar de cero, solo espero tener la fortuna de ser un empresario exitoso y demostrarle a mi padre que no necesito de él. También demostrarme a mí mismo que puedo salir adelante sin la sombra de mi padre.
—Queda largo ese sitio.
—No, ya casi llegamos, ya verás lo popular que es.
—Y lo ilegal, también. —se ríe ante mi comentario.
Llegamos a un club de lo más normal, hasta ahorita se ve decente la cosa, aunque al entrar noto que mi amigo se secretea con el guardia y nos hace entrar por otra puerta. Es extraño, caminamos por un pasillo, en eso otro hombre abre otra puerta. Al entrar el lugar está abarrotado de hombres. La mayoría vejestorios ricos, porque se nota que tienen mucha plata.
Federico me empuja para que me adentre más, los asientos que eligió son en primera fila, hay un enorme telón que dé a poco se va abriendo, nos acomodamos en los asientos de enfrente. Al abrirse el telón, muestra a varias chicas en traje de baño, bailando de una manera erótica, los viejos sonríen al ver carne fresca, esto me repugna. El animador empieza a dar los nombres de las jóvenes que entran en la subasta, hasta este momento no le veo el chiste. Aunque las mujeres se ven que están por voluntad propia, porque no dejan de sonreír como si de un certamen de belleza se tratara. El tiempo pasa y no le veo gracia al asunto, muchos gritan su oferta en cuanto la joven les agrada. No me interesa este tipo de eventos, me pongo de pie cuando unos ojos grises me miran fijamente, llamando completamente mi atención, su mirada se me mete en lo más profundo de mi ser. Siento como si ella me hablara con solo su mirada triste, me siento nuevamente en el asiento, ella está llorando a mares, su imag
Recordando que su cama era un petate que un vecino le había regalo por limpiarle su casa. Sacudió su cabeza, en ese momento ella solo quería disfrutar de aquel líquido que envolvía todo su cuerpo. Nelson entró a dejarle una camiseta y un short que son de él para que ella se ponga, al verla de espalda y ver su delgadez extrema, que hasta sus costillas sobresalen, le dio un gran pesar y le dolió el corazón, no había morbo en su mirada. Recogió los harapos de ella y los tiro a los desechos, antes de salir le dio la última miraba y se alegró al verla que estaba disfrutando el baño. Salió para arreglar donde dormiría él. Meditaba dejarle la cama a ella. Vicky por fin pudo sacar de su cuerpo el jabón, salió de la ducha muy limpia y empezó a buscar su ropa, no la miro por ningún lado. Tomo una toalla para secarse el cabello que estaba mojando el baño, al tomarla vio que cayó al suelo una camiseta y un short, como no había más, se lo puso, le quedaban muy grandes, sonrió al ver que se le caía
Nelson por fin encontró una casa que se acomoda a sus necesidades, Vicky está contenta porque ahora su vida es otra, al parecer ese hombre es muy bueno, ella en sus pensamientos lo llama mi ángel, está muy agradecida con Dios y con él porque la acepto con su defecto, sin reprocharle nada. Él la trata por su igual, sin hacerla sentir mal. Ella por agradecimiento a su generosidad se encarga de todo en la casa, Él quiso contratar empleados, pero ella le hizo entender que se encargara de todo el trabajo que la casa requiera, es la forma de pagarle por haberla salvado de ese horroroso sitio, qué cuando lo recuerda sus lágrimas salen de sus ojos. —¡Estás segura! De que quieres hacer eso, yo puedo pagar dos sirvientes, no tengo mucho dinero ahora, sin embargo, dos personas si me los puedo costear, para que no se te haga todo el trabajo de la casa. —ella de inmediato niega con la cabeza y con señas, le hace entender que puede hacerlo sola, además, ella está acostumbrada a hacer trabajos más p
Ella le cocina rico y le mantiene su ropa limpia, cosa que él le agradece, aunque siente que se aprovecha de la joven; aun así, pronto su negocio prosperará y ella descansará más, ya que a él no le gusta que ella se esfuerce mucho. Casi no interactúa con ella porque no puede entender las señas que ella hace, sin embargo, le encanta verla cómo ella se pasea por la casa y se ha acostumbrado a ser atendido como si él fuera el único hombre para ella. Llego el fin de semana, Nelson sorprenderá a Vicky con una salida a uno de los hermosos parques del sitio. Ella pasa toda la semana encerrada haciendo quehaceres de la casa. Es momento de recompensarla. — Apúrate Vicky se nos hace tarde. —al verla salir del dormitorio con el cabello extendido, un poco de labial que él mismo le compró, ella es una belleza natural, sus pantorrillas bien torneadas, le llamaron mucho la atención, se podría decir que casi igual a las de sus modelos. Ella, al escuchar llamándola se apresuró a su lado, le da un beso
Ella, sonrió ante las palabras de él, sin embargo, había entendido todo lo que le dijo la mujer, ella no quería ser un problema para él, era demasiado bueno con ella. Irse de ahí no era opción porque no tenía a dónde ir y volver con su padre no estaba en sus planes. Así que se propuso ganarse a la novia de él, trataría de que la mire menos y no estar cerca de Nelson cuando ella este presente, de esa manera no sentirá celos, así no se molestaría o haría berrinche.Al día siguiente Vicky madrugo hacer los quehaceres de la casa, antes de que ellos se levantaran, preparo el desayuno, lo dejo servido en el comedor tapado con tapas especiales para la comida, y se encerró en su habitación, aprovecharía pasar más tiempo en su lugar favorito, bañándose. Llenó la tina con agua y le aplico las esencias olorosas a frutas, se desnudó y se adentró al placer más grande que ella ha probado, amaba esos ricos baños.Nelson despertó y miro que Pamela aún dormía, se levantó sin despertarla, se lavó los d
Vicky se subió al auto de Federico, tímidamente, él le ayudó a colocarse el cinturón de seguridad, algo que la asusto al sentir el acercamiento de él, Federico sonrió al notar su nerviosismo durante el viaje, ella no dejaba de pensar en Nelson, no sabe qué hará él por ella. Al final ella está siendo una molestia, eso cavilaba y le estaba causando problemas a su ángel, pero que podía hacer, no tenía dónde ir y se prometió no volver con su padre, ella era feliz con Nelson, pero su mujer la menospreciaba. Sentía que la cabeza le reventaba de especular si ella era echada de la vida de Nelson, cuando Federico la interrumpió. —Mira preciosa, no soy tan bueno como Nelson, no obstante, tampoco soy tan malo como la novia, así que no tengas miedo. Él saldrá tarde de su reunión hoy, yo lo único que quería era probar tu comida, no te imaginas como el imbécil de mi amigo alardea de lo rico que cocinas. ¿Crees que me concederás esa petición? Ella le regaló una sonrisa sincera, le gusto el comenta
Se sentó a la orilla de la cama y acaricio la cabellera rubia de su prometida, para que se sintiera bien, Pamela fingía llorar y al mismo tiempo sonreía en sus adentros por manipularlo a su antojo. Pero, aun así, teniendo a su novia cerca, extrañaba a Vicky, siempre que la mira lo llena de paz, realmente necesitaba verle. Esa sonrisa que le regalaba cada mañana y cada noche, le hacía falta, se reprendió por estar pensando en otra mujer, cuando tiene al amor de su vida a su lado. Decidió darse un baño para calmarse, se duchó y se puso cómodo para dormir, pero la ganas de verla no se le quitaban, tenía esa gran necesidad de saber que ella está bien, volteo a ver a la cama y Pamela al parecer se ha dormido. Así que salió del dormitorio en puntillas a modo de no despertarla y se dirigió a la habitación de ella, se detiene al frente de la puerta, toco suavemente dos veces, al no oír ningún ruido abrió la puerta. Se adentró, encendió la luz y el dormitorio está vacío, busco en el baño y nad
La señora sonríe al ver que su patrón le toma en cuenta, Vicky voltea a ver a Nelson quien le regala una bella sonrisa. —En tus sueños, Federico. —Murmura. Sin más, salieron del condominio, la ayudo a subirse al auto. En el camino los dos iban en completo silencio, por momentos él la miraba, no entendía por qué era posesivo con ella. Si con Pamela, quien en realidad es su novia, nunca tuvo un arranque de celos y eso que a veces iba a verla actuar en sus bailes eróticos para la clase alta. Porque eso era ella, una bailarina profesional. Ambos se miran, él no sabe que decirle a la dulce Vicky, quien lleva su mirada perdida, sumergida en sus pensamientos, él medita en lo que le dijo su amigo, sabe del mal carácter de su novia, pero llegar a ese extremo de correrla de la casa, lo siente algo exagerado. Aparca el auto frente a la casa, Vicky se afianza del cinturón de seguridad, no quiere bajarse del auto, su cuerpo tiembla. —¿Qué sucede, porque no quieres bajarte del auto? Confía en m