Vicky se subió al auto de Federico, tímidamente, él le ayudó a colocarse el cinturón de seguridad, algo que la asusto al sentir el acercamiento de él, Federico sonrió al notar su nerviosismo durante el viaje, ella no dejaba de pensar en Nelson, no sabe qué hará él por ella. Al final ella está siendo una molestia, eso cavilaba y le estaba causando problemas a su ángel, pero que podía hacer, no tenía dónde ir y se prometió no volver con su padre, ella era feliz con Nelson, pero su mujer la menospreciaba. Sentía que la cabeza le reventaba de especular si ella era echada de la vida de Nelson, cuando Federico la interrumpió. —Mira preciosa, no soy tan bueno como Nelson, no obstante, tampoco soy tan malo como la novia, así que no tengas miedo. Él saldrá tarde de su reunión hoy, yo lo único que quería era probar tu comida, no te imaginas como el imbécil de mi amigo alardea de lo rico que cocinas. ¿Crees que me concederás esa petición? Ella le regaló una sonrisa sincera, le gusto el comenta
Se sentó a la orilla de la cama y acaricio la cabellera rubia de su prometida, para que se sintiera bien, Pamela fingía llorar y al mismo tiempo sonreía en sus adentros por manipularlo a su antojo. Pero, aun así, teniendo a su novia cerca, extrañaba a Vicky, siempre que la mira lo llena de paz, realmente necesitaba verle. Esa sonrisa que le regalaba cada mañana y cada noche, le hacía falta, se reprendió por estar pensando en otra mujer, cuando tiene al amor de su vida a su lado. Decidió darse un baño para calmarse, se duchó y se puso cómodo para dormir, pero la ganas de verla no se le quitaban, tenía esa gran necesidad de saber que ella está bien, volteo a ver a la cama y Pamela al parecer se ha dormido. Así que salió del dormitorio en puntillas a modo de no despertarla y se dirigió a la habitación de ella, se detiene al frente de la puerta, toco suavemente dos veces, al no oír ningún ruido abrió la puerta. Se adentró, encendió la luz y el dormitorio está vacío, busco en el baño y nad
La señora sonríe al ver que su patrón le toma en cuenta, Vicky voltea a ver a Nelson quien le regala una bella sonrisa. —En tus sueños, Federico. —Murmura. Sin más, salieron del condominio, la ayudo a subirse al auto. En el camino los dos iban en completo silencio, por momentos él la miraba, no entendía por qué era posesivo con ella. Si con Pamela, quien en realidad es su novia, nunca tuvo un arranque de celos y eso que a veces iba a verla actuar en sus bailes eróticos para la clase alta. Porque eso era ella, una bailarina profesional. Ambos se miran, él no sabe que decirle a la dulce Vicky, quien lleva su mirada perdida, sumergida en sus pensamientos, él medita en lo que le dijo su amigo, sabe del mal carácter de su novia, pero llegar a ese extremo de correrla de la casa, lo siente algo exagerado. Aparca el auto frente a la casa, Vicky se afianza del cinturón de seguridad, no quiere bajarse del auto, su cuerpo tiembla. —¿Qué sucede, porque no quieres bajarte del auto? Confía en m
—Los dejaste impresionados, ¡eres grande! Sabía que los convencerías. — Sí, tenemos que hacer que esto funciones, aún no tenemos este trato ganado, recuerda que estamos a prueba. — Lo sé, has trabajado para este momento, ya Penélope tiene a las modelos, son cuatro y de reconocidos nombres. Han pisado las pasarelas de reconocidas marcas. —Perfecto, dile que las prepare, comenzamos mañana con la publicidad, esto tiene que ser un éxito, no podemos darnos el lujo de fracasar. —Así es, no te preocupes, él es bien profesional. Hará magia con ellas. — Ahora iré a ver cómo va la decoración de nuestras oficinas. Ya quiero que este todo listo, porque este arroz ya se coció. — Perfecto, ah te iba a invitar a desayunar. Pero ahora que sé, lo rico que cocina Vicky, te envidio. — Es mi suerte tenerla, como adivinaste, yo ya desayuné, y muy rico, por cierto. — Que suertudo, me imagino que ella te preparó algo delicioso para desayunar. — Se me hace tarde, después te cuento. Hay mucho trabajo
El señor Morris se acomodó en su imponente silla, poniendo los codos en el escritorio a modo de colocar su quijada sobre sus manos, la miro de manera intimidante, le intrigaba el arreglo que le ofrecería esta mujer. —Como sabrá, tengo un año de estar con su hijo, nuestra relación es seria, algo que terminara en matrimonio desde luego. —ante eso él se tiró una carcajada— Aunque no lo crea, su hijo y yo nos amamos mucho. — ¿Qué quieres sugerirme? No tengo tu tiempo. —Convenceré a mi prometido de que tome el control de la industria, en otras palabras, que sea su títere, pero usted me tendrá que incluir en el legado familiar, quiero que mi nombre aparezca ahí, y usted podrá manipular a su hijo, a su antojo. —¡Interesante! —le parecía tentador, quería ver que tan tonto es su hijo. —Ve que no soy tan mala como usted lo suponía. —Eres buenísima actuando y ver cómo irradias ese amor por mi hijo. Eso apartando que eres una interesada de primera, pobre de mi hijo tan ingenuo y tonto. —Por
Él la observa sin ser descubierto, ella empieza a desvestirse, al verla desnuda, él traga saliva, ella se sumerge en la tina disfrutando el agua tibia y aromatizada, pasando sus manos por todo su cuerpo. Disfrutando el agua, que envuelve su cuerpo, ella sonríe al sentir la ricura del agua y el aroma de las esencias. Nelson se pierde en esa hermosa sonrisa, mira mucha inocencia en ella, pero en sus adentros sabe que la joven ha pasado por abusos sexuales, según su imaginación, sin saber que ella aún es pura y virgen. Vicky nunca ha experimentado las acaricias de ningún hombre sobre su cuerpo. Ella sale de la tina y se dirige a la ducha para terminar su ritual de baño, se envuelve en una toalla para salir de ahí, cuando sus ojos se encuentran con los ojos de él. Sujeta muy fuerte la toalla, la vergüenza la invade, solo con verle parado ahí sus piernas flaquean, ella aún no comprende por qué siente esas cosas en su interior, más cuando está muy cerca de él. ¿Por qué él provoca todo eso
Al entrar al salón, Federico y Penélope, con el vestuario que las chicas usaran para el evento, encontraron a las chicas que estaban con dolores muy fuertes en el estómago, que tuvieron que llamar a una ambulancia y trasladarlas al hospital. Federico estaba que se lo llevaba el demonio, las muchachas se habían intoxicado o eso se imaginaban, excepto una chica de las internacionales. — ¿Qué fue lo que les paso, Alondra? — No sé, de un momento a otro comenzaron con cólicos, por eso les dije que llamaran una ambulancia. Desde que bebieron esa limonada no dejaron de vomitar e ir al baño. — ¿De qué limonada hablas? —Federico, está preocupado con el problema que se les ha presentado a corto plazo de la presentación. — Una mujer nos ofreció limonada, yo no le acepte el vaso porque me hace daño ese tipo de refresco, pero ellas dijeron que no les hacía daño, aunque al parecer si les cayó mal. — ¡Qué demonios! Cuando Nelson se entere, me matará. —Penélope se fue en la ambulancia con las mod
Nelson la observo antes de hacer su pregunta, ya que no era algo muy privado de ella, pero eso lo mantenía loco, tenía que saber lo que ella pasó en ese sitio. —Vicky, algún hombre quiso forzarte a hacer algo en ese lugar. Ella lo pensó un rato y se acordó de aquel hombre extraño que ella terminó vomitándolo, le afirmó con la cabeza, Nelson cambió la expresión de su rostro, algo dentro de él le incomodo esa afirmación de parte de ella. Se imaginó que un viejo asqueroso la quiso forzar o peor aún la violó. Pero al ver que ella le señalaba el cabello y hacer muchas señas, logró entender que ella se refería a un travesti, una sonrisa se le formó y dejó salir el aire de golpe. —Me quieres decir que era un hombre, pero llevando ropa de mujer. Y lo vomitaste. —ella rápido, afirmó y dando gracias a Dios que él le había entendido. —Aparte de él, pasó algo más con otras personas. Ella negó rápidamente, Nelson llegó a la conclusión que, en ese sitio, nadie la tocó íntimamente. Vicky le hizo