EMPEZANDO DE CERO

Recordando que su cama era un petate que un vecino le había regalo por limpiarle su casa. Sacudió su cabeza, en ese momento ella solo quería disfrutar de aquel líquido que envolvía todo su cuerpo. Nelson entró a dejarle una camiseta y un short que son de él para que ella se ponga, al verla de espalda y ver su delgadez extrema, que hasta sus costillas sobresalen, le dio un gran pesar y le dolió el corazón, no había morbo en su mirada. Recogió los harapos de ella y los tiro a los desechos, antes de salir le dio la última miraba y se alegró al verla que estaba disfrutando el baño. Salió para arreglar donde dormiría él. Meditaba dejarle la cama a ella.

Vicky por fin pudo sacar de su cuerpo el jabón, salió de la ducha muy limpia y empezó a buscar su ropa, no la miro por ningún lado. Tomo una toalla para secarse el cabello que estaba mojando el baño, al tomarla vio que cayó al suelo una camiseta y un short, como no había más, se lo puso, le quedaban muy grandes, sonrió al ver que se le caían, pero eran suavecitos y tenían un rico aroma. Termino haciéndoles un nudo para que dejaran de caérseles.

Asomó tímidamente su cabeza fuera del baño, miro al rededor y no lo vio, dio un suspiro de alivio, busco el rincón de la alfombrada habitación y se acostó, arropándose con la toalla con la que se había secado el cabello, su estómago rugía de hambre, ya que no había probado bocado desde hace dos días. 

Se dio vuelta mirando hacia la pared, queriendo dormirse, pero al venirle a la mente que su propio padre la dejo en aquel horrible sitio a su suerte, no quería volver a verlo cerca de ella. No obstante, a donde iría ahora, no tenía a nadie, empezó a llorar de nuevo en el silencio que la caracterizaba, apretando fuerte la toalla.

Nelson entró a la habitación con la comida en mano, la miro en la esquina acostada en el suelo, puso rápidamente la comida en una mesita que adorna el dormitorio, le toco el hombro, ella al sentirlo salto del susto, sentándose y arrimándose más a la pared, él le sonrió y le mostró la comida.

—¡Lo siento! No quería asustarte, levántate para que comamos. —ella miró al rededor buscando la comida, se levantó rápidamente dirigiéndose a la mesita, se sentó en el suelo esperando que él le diera su parte de comida.

— ¡Ven! Siéntate aquí conmigo. —señalándole el mueble. Ella, sin quitarle la mirada de encima, se levantó y se le acercó, el cabello en su cara no dejaba verla bien— Quieres comer. —la joven asiente con la cabeza— come lo que tú deseas.

Lo miro dudosa, tomó un pedazo de pollo, y empezó a comer, él se levantó a buscar algo que ponerle en el cabello, saco uno de sus pañuelos y le hizo señas que él se lo pondría en su cabello, ella sonrió sin dejar de comer, pero le afirmo moviendo su cabeza.

Al dar la vuelta y sentarse a la par de ella, y verla de cerca, la chica es bonita, a pesar de que presenta desnutrición. Sonreía al verla comer con ganas, le parecía una niña disfrutando de una deliciosa comida, cosa que para él era una comida ordinaria.

— Hoy dormirás en mi cama. —ella abrió los ojos, asustada— No me malinterpretes, yo dormiré en aquel sofá. —señalando un sofá que adornaba el lugar. Ella negó con las manos y la cabeza, ella le señalaba el piso, queriéndole decir que ella allí dormiría. No quiere abusar de la amabilidad de aquel joven.

—No lo permitiré, tú dormirás en la cama y no acepto un no como respuesta.

Vicky tímidamente sonrió al ver que era la primera persona que la trataba como su igual, él al verla sonreí le regreso el gesto, sola se terminó la bandeja de comida que él había comprado. Nelson se sintió bien al verla satisfecha, le enseño un cepillo de dientes que le compro, al verlo lo tomo emocionada, el que ella tenía en su casa apenas tenía cerdas.

Le acompaño al baño y le enseño la pasta, ella conocía todo eso, nada más que no lo poseía por la falta de dinero, se reía al verlo que la trataba como si de una pupila se tratara. Al salir del baño él está acostado en el sofá, y le señala la cama, ella con mucho cuidado se sentó en la cama matrimonial al sentir que se hundía y la suavidad de las cameras, se acostó enrollándose en ellas, ni en sus sueños se imaginó que probaría algo tan suave como ese colchón.

— ¡Estás cómoda! — Le dijo él, sentándose, Ella movió la cabeza afirmativamente, regalándole una sincera sonrisa.

Al día siguiente él se levantó temprano, no estaba acostumbrado a dormir mal, y el sofá es muy pequeño e incómodo para su estatura, el dormir encogido le duele el cuerpo. Se estiró y se acercó a la cama, ella está hecha un nudillo, durmiendo plácidamente en medio de la cama, él sonríe al verla. «Has sufrido pequeña, al menos duermes bien ahora» dijo para sí.

Se dirigió al baño para bañarse, por el hecho de que hoy le toca buscar dónde vivir permanentemente, tenía muchas casas que hacer, el presupuesto que posee es poco, así que buscara algo lujoso pero pequeño. Al salir del baño miro la cama arreglada, la joven ya se había levantado, y había arreglado toda la habitación, la miro que acomodaba su ropa en las maletas donde él había hecho un desorden para sacar la ropa que se pondría.

— ¡Espera! No tienes que hacer nada de eso. —ella negó y le hizo señas que la dejara servirle. Él la observó por un rato como ella doblaba su ropa con mucho cuidado— ¿Quieres irte a tu casa? — inmediatamente, ella se enderezó y se quedó inmóvil sin hacer ninguna seña, muchas cosas se le vinieron de golpe— Solamente, si quieres, o te gustaría trabajar conmigo, no tengo mucho dinero por los momentos, pero tendrás una cama, ropa y comida.

Ella se dio la vuelta, sus ojos brillaron poniéndose cristalinos, empezó a mover como loca la cabeza afirmativamente, ella sabía que ese joven era una buena persona, por la forma en que la ha tratado, sin conocer su procedencia.

— No se diga más, de ahora en adelante los dos empezaremos de cero, yo te ayudo y tú me ayudas, así será de aquí en adelante nuestra relación, ¿te parece? —ella tomó la mano de él poniéndosela en la mejilla para agradecerle toda su bondad. —No tienes nada que agradecer, ahora desayuna tenemos algunas casas que ir a ver.

Ambos salieron del hotel, las personas del lugar la miraban con burla al verla en camiseta y short, Nelson se le fue por alto eso y se reprendió por ello, se subieron en el carro de alquiler que él le rentó al hotel para movilizarse.

—Primero iremos a una tienda a comprarte un vestido decente, después cuando estemos establecidos te compraré más ropa, ¿estás de acuerdo?

Ella aprobó humildemente, al encender el auto y ponerlo en marcha ella brincó y se agarró del tablero del miedo, nunca se había subido a un auto tan veloz, ella una sola vez viajó en tren y fue cuando su padre la vendió.

—Iré, despacio, tranquila, no pasa nada. — él se reía en sus adentros al verla que se sujetaba firmemente.

Llegaron una tienda de ropa, él se bajó y le abrió la puerta, ya que ella no encontraba la palanca de abrir el auto, le indico que lo siguiera, ella así lo hizo, ganándose la mirada negativa de los compradores. Pero al ver que él le extendió la mano, las mujeres de la tienda se admiraron que un hombre elegante y guapo anduviera con alguien así.

A Nelson le molesto al oír algunos comentarios de las personas que había en la tienda, una de las dependientas se puso a la orden, se llevó a Vicky, a uno de los vestidores, la joven que la atendía, le trajo dos vestidos cortos y sueltos de la cintura a la rodilla. Al verlos ella abrió los ojos, admirada al ver la belleza de esos vestidos, toco su textura y le encantaba. La joven que la atendía observo que ella no llevaba ropa interior, sin decirle nada, le trajo un brasier, un bikini.

— Señorita, le gusta este modelo. — Vicky, aprobó con la cabeza, afirmativamente— Que bien, entonces póngaselos para que se pruebe el vestido.

Inmediatamente, cerró la puerta del vestidor, se puso la tanga, le quedaba al cuerpo y se sentía cómoda, al querer ponerse el brasier no podía, se asomó para ver si la joven que la atendía aún estaba ahí, le hizo señas que le ayudara, la joven muy amablemente le abrocho el brasier.

Al salir del vestidor, vestida adecuadamente, ella se sentía otra, aunque el cabello no le ayudaba y su rostro, que aún se veía demacrado, había mejorado algo. Le busco unas zapatillas, al ponérselas ella sintió alivio en sus pies, las miraba y saltaba sobre sí misma, al sentir la suavidad por dentro. Ella no puede dejar de verlas, le encantan, se amoldan tan bien a sus pies.

Él, está sentado en una butaca esperándola y contestando unos mensajes en su celular, al levantar la vista y verla salir con ropa de la talla de ella, miro el cambio drástico, él le sonrió para que entendiera que está satisfecho con lo que ve, apenada, al ver que a él le agrada su nuevo vestuario. 

—Nos vamos preciosa, tenemos casas que visitar. —ella afirmó con su cabeza, él le cedió el paso para que ella caminara primero, Vicky nunca había caminado delante de nadie, por primera vez se sentía una mujer.

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