Capítulo LII: Recuerdos DolorososLos jóvenes salieron del despacho, sin soltarse de las manos.Leyna tenía un zumbido en la cabeza y Josh no dejaba de tensar la mandíbula. Todo su plan de adopción podía irse a la basura si es que se volvía un enemigo innato de Aida, cosa que al parecer había conseguido.Las niñas se dieron cuenta de que los jóvenes salían del despacho de Aida Jung, por lo que corrieron a su encuentro.—¿Tan mal salió? —cuestionó Hanna al ver los rostros de Leyna y Josh. Ambos lucían estresados, tensos y decepcionados. —Es una bruja —espetó Josh haciendo una mueca—. Tenías razón en todo.Hanna, Nora y Gretel se rieron.—Te lo dije —repitió Hanna riendo. —Pero más que su actitud —comentó Josh—. Creo que esa señora esconde algo y por eso siempre está a la defensiva. No me da buena espina.Leyna ladeó la cabeza y apretó la mano de Josh.Josh le miró a la cara.—¿Crees que sea algo con respecto a mi pasado? A mí también me pareció que mi presencia era una molestia, com
Capítulo LIII: Recuerdos Nostálgicos (Parte Uno)Leyna puso un pie en aquel cuarto de paredes amarillas y volvió a sentirse mareada, como si le hubieran dado alguna medicina para tomar. Sus piernas flaquearon y su estómago se apretó fuertemente, pero eso no le impidió recorrer el pequeño lugar. Una alfombra rectangular de tamaño medio adornaba su entrada. Se apoyó en el marco de la puerta, y dio otro paso más, sin embargo, el shock de estar ahí, le jugaron una mala pasada, que todo en ella se debilitó hasta que cayó en una profunda oscuridad. Josh la alcanzó a sostener, la tomó en brazos y la dejó sobre la cama de una plaza, que estaba en un rincón hacia la pared.Hanna abrió unos enormes ojos al ver a Leyna desmayada, luego en un acto de auxiliarla, corrió al baño para sacar un botiquín de primeros auxilios. Nora también corrió abrir la única ventana para que entrara aire al lugar y Josh puso cojines debajo de sus pantorrillas, para mantenerle en alto las piernas. Miró su reloj de o
Leyna Keller se mantenía sentada, pero con las piernas estiradas en aquella camilla de aquel hospital público. Su mirada azul carente de emociones buenas estaba fija en aquel ventanal que daba vista hacia la caótica ciudad, sin embargo, su lenguaje corporal la delataba.Su cuerpo pequeño estaba tenso y adolorido, su estómago revuelto como un remolino y sus manos frágiles y delgadas empuñaban con fuerza las sabanillas que tapaban sus piernas desnudas y llenas de moretones violáceos, mientras no dejaba de morderse el labio inferior con brío.Ella era un caos en sí misma, ya que intentaba recordar algo, aunque sea un insignificante detalle, pero nada, su mente confusa no recordaba nada de nada, era como si tuviera un lienzo totalmente en blanco del cual no había rastro de memorias ni recuerdos.Nada bueno, nada malo… solo nada. Ella no recordaba quien era ni de donde provenía, solo sabía su nombre porque el médico que la trataba se lo había dicho, lo que hacía que todo le pareciera ins
Capítulo I: Un Accidente DesafortunadoUna semana antes—¡Leyna! —gritó Hanna, la niña de diez años que estaba con su camisón rosado sentada en su cama—. ¿Qué cuento toca hoy?Leyna estaba peinando a Gretel, otra niña de seis años que pertenecía al orfanato.—Uno que amaras —Leyna le guiñó un ojo y se rio entre dientes mientras trenzaba el largo cabello rubio de la niña pequeña que abrazaba a un oso de peluche.La joven que contaba con veintiún años cumplidos trabajaba en el mismo orfanato en el cual fue criada hasta los dieciocho años.El gobierno alemán pagó su manutención desde que llegó a ese lugar a la edad de tan solo tres años y como nunca nadie la adopto, su infancia y su adolescencia la pasó entre el jardín de calas blancas y el castillo de sus sueños con grandes ventanales.Las monjas que la cuidaron eran un amor con ella, que además de criarla, también cuando fue mayor de edad y el gobierno ya no pagó más por su cuidado, la madre superiora y directora le había ofrecido trab
Josh vestido en un traje azul impecable, estaba sentado en la mesa larga de ébano del comedor principal de la mansión, tomándose su café matutino y leyendo la sección de economía en el periódico.Las ganancias de la fabricación de autos de lujo estaban dando más dinero de lo esperado, que lo posicionaban en la mejor empresa del año. Sonrió un poco nostálgico, porque si su padre estuviera vivo, entonces él sería un orgullo para el Señor Bemberg.Dejó el periódico a su lado y tomó la taza de café desde el mango de la loza. Pero el trago que dio al líquido negro y fuerte, fue más amargo de lo normal, ya que escuchó de manera violenta el freno de un vehículo.«Hendrik de nuevo» pensó apretando sus dientes y perdiendo la paciencia. Su día estaba arruinado, eso era seguro.Él se levantó para ver si su intuición era la correcta. Comenzó acercarse hacia la puerta de la mansión, justo donde quedaba la terraza de sillones de mimbre blanco, pero cada que caminaba más y más, los lamentos y los so
Capítulo III: Inocencia PuraEl doctor Fisher le dio la mano, pero no estaba muy convencido. Además, el apellido de Josh le sonaba, pero no sabía de qué, el doctor no podía recordar, sin embargo, todas las dudas se disiparon cuando escuchó la angustia en la voz del joven. —¿Cómo esta ella? —preguntó Josh con notable preocupación en su voz.El doctor suspiró con pesar.—No voy a mentirle. La señorita Keller está gravemente herida. Ella fue atropellada a gran velocidad, por lo que en estos momentos estamos haciendo todo lo posible para salvarle la vida.Escuchar eso, fue como si a Josh le pusieran una mochila cargada de piedras sobre sus hombros. Sus ojos dorados se fijaron en el suelo y por un segundo pensó que se desplomaría ahí mismo. Era cierto que no conocía a la joven, pero es que el hecho le estaba afectando más de lo esperado, al darse cuenta de la conexión que tenían en común, ya que su victimario era su hermano.El doctor notó la angustia del joven y extendió su brazo hacia
Capítulo IV: La Señorita Keller está en Coma InducidoJosh se había quedado dormido en el sillón de la sala de espera, sin embargo, un suave remezón en su hombro lo despertó de golpe. Tragó saliva cuando vio a un policía delante de él.—¿Señor Bemberg?—Si, soy yo —Josh se puso en pie y le tendió la mano al policía, el policía de inmediato lo estrecho, saludándose.—Nos dijeron que usted es el novio de la chica que ha sido atropellada.—Si, así es.—Bueno le comento que, en ese caso, necesitamos hablar con un familiar directo de ella, ya que debemos recabar más antecedentes. Josh arrugó sus cejas.—Soy su prometido —mintió seguro de sí mismo—. Puede decirme todo a mí.Él desconocía si Leyna tenía o no familia, pero prefería hacerse cargo de todo, ya que, si involucraba a la familia de Leyna, entonces todos descubrirían su mentiría, y sería aún peor.El policía frunció el ceño, pero reconoció que el hombre que decía ser el prometido de aquella mujer desconocida, era nada menos que el
Capítulo V: CómpliceJosh llegó a casa con los ánimos por el suelo y todo empeoró cuando vio el auto azul en la entrada de la propiedad. Apretó los dientes con la ira palpitando en su sien, pero nuevamente un detalle llamó su atención.Aquel vehículo chocado y con el parabrisas clisado, no tenía ninguna patente visible. Lo miró por delante y por detrás dos veces, pero nada.Resulta que la noche anterior antes de salir, Hendrik le había sacado las patentes para que la policía alemana no le sacara multas por exceso de velocidad. Las patentes estaban guardadas en un cajón de su armario.Aunque Josh, pensaba que las había perdido en el accidente, por lo que nuevamente la culpa lo acechó, ya que más temprano que tarde la policía descubriría el crimen.Las luces de la casa estaban prendidas y también de la habitación de Hendrik, sin embargo, el silencio reinaba, por lo que supuso que ningún trabajador había llegado a su jornada laboral.La noche era más oscura que otras, y solo se escuchaba