Josh se había quedado dormido en el sillón de la sala de espera, sin embargo, un suave remezón en su hombro lo despertó de golpe. Tragó saliva cuando vio a un policía delante de él.
—¿Señor Bemberg?
—Si, soy yo —Josh se puso en pie y le tendió la mano al policía, el policía de inmediato lo estrecho, saludándose.
—Nos dijeron que usted es el novio de la chica que ha sido atropellada.
—Si, así es.
—Bueno le comento que, en ese caso, necesitamos hablar con un familiar directo de ella, ya que debemos recabar más antecedentes.
Josh arrugó sus cejas.
—Soy su prometido —mintió seguro de sí mismo—. Puede decirme todo a mí.
Él desconocía si Leyna tenía o no familia, pero prefería hacerse cargo de todo, ya que, si involucraba a la familia de Leyna, entonces todos descubrirían su mentiría, y sería aún peor.
El policía frunció el ceño, pero reconoció que el hombre que decía ser el prometido de aquella mujer desconocida, era nada menos que el gran Ceo de los autos lujosos Berg que no quiso discutirle, ya que para el policía era imposible que alguien con una reputación intachable como él pudiera mentir con algo así.
—Bien, le cuento que se va abrir una investigación con respecto al caso. Ya han sido incautadas las cámaras de tránsito y se está recopilando información de testigos que vieron el accidente. A penas tenga más información lo llamare. —El policía le dio una mirada compasiva—. Y de corazón espero que ella se recupere.
—Gracias —murmuro Josh sintiendo una opresión en medio de su pecho, luego intercambiaron números de teléfono y el policía se fue.
Josh se volvió a sentar y se tomó la cabeza entre sus manos.
El peso del encubrimiento era la peor de las desgracias. Se comenzó ahogar, que tuvo que soltarse el nudo de su corbata, pero nada ayudó a que respirase mejor. Era solo cosa de tiempo que descubrieran en las cámaras la matrícula del vehículo y a quien pertenecía, por lo que, aunque lo intentara, no podría salvar a su hermano.
«Él se lo busco» pensó, pero no podía dejar a la deriva a Hendrik.
Le dolía esta situación de porquería y se culpaba de no ser tan severo con él, de no enseñarle como lo hizo su padre con él. Quizás debió corregirlo más o enviarlo a la academia militar, para que aprendiera disciplina, pero para Josh todo era muy tarde.
Hendrik siempre había sido el consentido de la familia, y eso ahora le estaba costando caro, tanto para su hermano menor como para todos los miembros de su familia.
Porque, aunque no lo quisiera aceptar, el crimen de Hendrik sería la destrucción de Josh.
(…)
El doctor Fisher salió dos horas después de la sala de urgencias. Josh de inmediato se levantó del sillón y se acercó al profesional
—¿Como sigue ella? —preguntó.
—Es mejor que me acompañe —le pidió el doctor
—¿Pero ella vive?
—Vive, pero las siguientes cuarenta y ocho horas son de vital importancia —respondió el médico, que Josh se sintió en una incertidumbre horrible.
El joven empresario de autos lujosos siguió al médico por un largo pasillo blanco. Llegaron a una sala y la enfermera le paso una bata verde, guantes y gorro. Josh no sabía que estaba haciendo, pero sentía la necesidad de verla… de conocer a Leyna, sin embargo, cuando salió de aquella habitación que servía como camarín, y vio al doctor que le esperaba para llevarla a la sala de hospitalización, sus pies se volvieron como rocas de pesados.
—Solo podre dejarlo unos minutos con ella —avisó el doctor.
—Es más que suficiente doctor Fisher —contestó Josh cabizbajo.
Él no tenía esperanza de que ella sobreviviera, pero igual rogaba por un milagro.
Tragó saliva, cada que se iba acercando a la habitación en dónde Leyna estaba hospitalizada. El doctor apretó un botón y la puerta de cristal se abrió de forma automática.
El shock para Josh fue grande, que sus pies se congelaron en el umbral de la habitación. El corazón le dejo de latir y la piel se le coloco pálida. Un sudor frio recorrió su frente al ver a la joven en una camilla, de blanco y con máquinas que tenía en su pecho, en su cabeza y el oxígeno de respiración, que los sonidos retumbaron en sus oídos.
Ella estaba entubada, por lo que supuso que, si se recuperara, incluso le costaría recuperar su voz.
—¿No va a entrar? —preguntó el doctor, sacando de aquel trance a Josh.
Josh asintió con un sutil movimiento de cabeza y se acercó a la orilla de la camilla. Y nuevamente ese latigazo en el pecho avasalló su ser. Se sintió casi flotando por los aires, como si se tratara de una ilusión.
La piel de la joven estaba pálida y violácea por los golpes, los labios morados y agrietados, pero seguía conservando esa belleza deslumbrante que lo sumía en un espiral de emociones. Josh deseó poder ver sus ojos, él no quería ver una simple fotografía, si no que necesitaba admirar aquella belleza despierta, por lo que un impulso, y sus dedos se enredaron en su cabello negro sedoso, que contrastaba con la almohada blanca.
—¿Tiene muerte cerebral? —Fue lo primero que preguntó Josh con el miedo palpitando en sus venas.
El doctor suspiró largo y tendido y él sintió el verdadero terror que dejo de respirar, ya que no quería ser el responsable de desconectarla de las maquinas que ayudaban a mantenerla con vida. Él no iba autorizar jamás una cosa como esa.
—No, afortunadamente ella no tiene muerte cerebral porque sus conexiones nerviosas responden a los estímulos externos, sin embargo, le hemos aplicado un nuevo tratamiento para que su organismo trabaje lo menos posible. La señorita Keller está en coma inducido —respondió el doctor Fisher y Josh pudo respirar un poco más aliviado—. Lo que sí, ella recibió todo el golpe en su brazo derecho y en la cabeza. Tiene una fractura expuesta de clavícula y un traumatismo encéfalo craneal cerrado, además de una anemia aguda.
—¿Que significa?
—La anemia es por mala alimentación, estrés y se puede curar con suplementos y dieta ricas en hierro, por otro lado, la fractura también se curará con medicamento y rehabilitación, sin embargo, el traumatismo es lo más complicado de su caso, ya que debido al golpe la señorita Keller sufrió una inflamación en su cerebro, —explicó el médico pausadamente—. Y como el cerebro no puede expandirse, pueden aparecer síntomas más graves, como el compromiso de la conciencia o lesiones cerebrales secundarias, por eso es de vital importancia tenerla en observación, ya que si no son tratada como se debe incluso puede ocurrir la muerte. Pero aún no sabemos nada con certeza, cada organismo es diferente, ni tampoco podemos saber el daño ocurrido en magnitud. No sabemos que parte del cerebro fue la más afectada por el golpe, por lo que eso solo lo veremos cuando ella despierte. Y por su seguridad ahora la señorita Keller está en coma inducido.
Josh tragó saliva al escuchar tanta información, pero estaba seguro de una cosa.
—Quiero trasladarla a un hospital privado —exigió Josh con el fin de darle la mejor atención de todas.
—Su condición es peligrosa —aconsejó el doctor—. Dentro de unos días la despertaremos, si ella está en aptas condiciones, entonces podrá pedir su traslado, pero antes debemos asegurarnos que la inflamación de su cerebro baje. Ahora podrá estar unos minutos con ella.
El doctor se retiró y Josh quedo solo en la habitación con Leyna. Toda la situación lo abrumaba, pero verla respirar, era una gota de alivia en un mar de amargura. Él se sacó el guante y tomo la fría mano de Leyna entre sus manos.
—Te vas a recuperar mi ángel… eso te lo prometo —susurró y luego besó los nudillos de su mano—. Por qué no dejare que ni la muerte te arrebate de mis brazos.
Capítulo V: CómpliceJosh llegó a casa con los ánimos por el suelo y todo empeoró cuando vio el auto azul en la entrada de la propiedad. Apretó los dientes con la ira palpitando en su sien, pero nuevamente un detalle llamó su atención.Aquel vehículo chocado y con el parabrisas clisado, no tenía ninguna patente visible. Lo miró por delante y por detrás dos veces, pero nada.Resulta que la noche anterior antes de salir, Hendrik le había sacado las patentes para que la policía alemana no le sacara multas por exceso de velocidad. Las patentes estaban guardadas en un cajón de su armario.Aunque Josh, pensaba que las había perdido en el accidente, por lo que nuevamente la culpa lo acechó, ya que más temprano que tarde la policía descubriría el crimen.Las luces de la casa estaban prendidas y también de la habitación de Hendrik, sin embargo, el silencio reinaba, por lo que supuso que ningún trabajador había llegado a su jornada laboral.La noche era más oscura que otras, y solo se escuchaba
Capítulo VI: Detective PrivadoEl detective privado se presentó a primera hora de la mañana en la propiedad de la familia Bemberg. Una de las empleadas les recibió en la sala de estar.—Favor de esperar aquí —dijo la empleada, mientras se dirigía a la habitación de Josh.Josh estaba durmiendo, después de una noche en donde todo le daba vueltas y solo tenía ganas de vomitar. Una noche terrible, que no se comparaba a nada de lo que hubiera vivido antes, ni siquiera la muerte de su padre, que fue dolorosa e inesperada, pero había sido debido a un para cardíaco fulminante.Los golpes en la puerta de su habitación, le despertaron de inmediato, sin embargo, su cabeza retumbó como si tuviera un tambor dentro de su cerebro.—Señor Bemberg —llamó la empleada con cuidado—. El señor Weber lo espera. —Ya voy. Gracias Anna —dijo Josh a su empleada.Él se vistió con un pantalón chándal y una playera. Todos sus sentidos estaban alterados, pero ahora no era el tiempo de lamentarse de sus actitudes
Capítulo VII: Despedida de HendrikEl vehículo negro con vidrios polarizados que trasladaría a Hendrik ya estaba estacionado fuera de la hacienda. Un enfermero y el chofer esperaban apoyados en el capo.Este centro de rehabilitación no utilizaba ambulancia (a menos que fuera estrictamente necesario), ya que por lo general las personas que contrataban los servicios, eran personas influyentes e importantes del país que necesitaban discreción y hermetismo.Nadie podía saber los escándalos de la alta sociedad. De manera que la discreción a Josh le interesaba, ya que, si no, su hermano y su familia estarían envueltos en un problema de proporciones mayores afectando así su persona y también los negocios heredados por su difunto padre. Su apellido se iría al carajo.Otro de los enfermeros del centro de rehabilitación Vida Nueva, estaba en la sala de estar junto a Josh explicándole el procedimiento a seguir, sus protocolos y también sus restricciones, sin embargo, sus explicaciones eran amo
Capítulo VIII: Familia NassauLos días comenzaron a pasar y Josh iba cada tarde al hospital público de Berlín, pero aún no tenía respuesta alguna del pronóstico de la chica de ojos azules.La hermosa Leyna estaba en un sueño muy profundo, sus signos vitales eran estables, pero aun no la podían despertar, ya que la inflamación de su cerebro aun no bajaba del todo, por lo que Josh que estaba a su lado, besó la frente de aquella chica que seguía en aquella camilla y nuevamente sus pies fueron arrastrados con pesar al vehículo para dirigirse a la mansión.Antes de irse, le pidió al médico que por favor le llamara ante cualquier signo de mejoría de la paciente.Esa era la rutina sagrada que él había creado desde que su hermano atropelló a la chica desconocida que le había quitado el sueño. Josh odiaba no poder admirar sus ojos azules o su sonrisa, ya que sus facciones eran preciosas, por lo que no tenía duda de que su personalidad podía ser igual de bonita.Cuando Josh llegó a la hacienda,
Capítulo IX: PropuestaLa familia Nassau caminaron por aquel camino de piedras que tenía la hacienda de los Bemberg, pasaron por la terraza de sillones blanco de mimbre y llegaron a la entrada de la mansión, en donde una empleada vestida de negro y delantal blanca ideal para la ocasión les recibió.Gilbert Nassau iba con un traje negro a la medida, camisa blanca y corbata del mismo color, Úrsula con un vestido morado largo de mangas tres cuarto y Astrid llevaba un vestido color plata corto y tacones, que cuando saludó a Josh de beso en la mejilla, ella intentó que le mirara la cara o el escote, pero de Josh solo recibió un escueto saludo.Sin embargo, las pocas ganas de Josh, no dejaron que la desanimara en su conquista.Todos se saludaron y pasaron de inmediato a la mesa del comedor que ya estaba puesta, en donde otra empleada les sirvió la entrada.Las conversaciones al comienzo fueron meramente superficiales. Las mujeres hablaban de moda, dietas y maquillaje, en tanto Gilbert y Jos
Capítulo X: Hola LeynaJosh caminó a pasos apresurados hasta su despacho. Cerró la puerta con seguro y contestó su celular.—¿Señor Bemberg? —dijo una voz masculina—. Soy el Doctor Fisher, el que está a cargo de la señorita Keller.Por un segundo Josh dejó de respirar temiendo lo peor.—¿Cómo esta ella? —preguntó Josh en un hilito de voz.—Señor Bemberg le tengo buenas noticias —expreso el doctor con voz cantarina—. Leyna ha despertado. Josh al escuchar aquello fue como si le volvieran a dar un soplo de vida, una luz de esperanza en medio de la oscuridad. Le indicó al doctor Fisher que iría de inmediato para allá. Luego cortó la llamada, tomó las llaves del auto, su billetera y salió casi como un loco desesperado hacia el hospital.Pasó por el comedor sin dar respuesta a su actitud tan desenfrenada, pero su madre Amelia le detuvo.—¿A dónde vas Josh?—Lo siento Señor Nassau y familia —se disculpó Josh mirando a todos los presentes—. Sucedió algo muy importante en la oficina y tengo q
Capítulo XI: Amnesia DisociativaJosh se sentó en una de las sillas y el doctor Fisher tomó asiento frente a su escritorio.—¿Qué le sucede a Leyna?El doctor Fisher suspiró y luego le mostró unas radiografías del cerebro de la chica de los ojos azules. —Sus exámenes están completamente normales —explicó el doctor—. Tiene signo de letargo por la contusión cerebral que tuvo con el golpe e impacto del vehículo y el suelo, por lo que estos signos son completamente normales, además de la fractura del brazo derecho y la clavícula. El dolor es inevitable, por lo que le recetaremos medicamentos, sin embargo, lo que me preocupa es que ella insiste en no recordar nada, por lo que le he pedido a un especialista en psiquíatra que la vea.—¿Cree que está mintiendo?—No. Claro que no. Su realidad no es la nuestra. La hipótesis que barajamos con la comisión médica que la ha visto es que lo más probables es que ella tenga amnesia disociativa.—¿Qué significa que tenga amnesia disociativa? —preguntó
Capítulo XII: ¿Debería Besarte? —¿Y yo? ¿Yo que soy para ti Josh? —preguntó Leyna con curiosidad.Josh no apartó sus ojos del rostro de Leyna. La miró por varios segundos y la contempló al darse cuenta que no solo era una mujer hermosa, si no también delicada, frágil, inteligente y serena.—Tu Leyna Keller eres mi novia y prometida —dijo un Josh muy seguro de sus palabras.Una mentira que pronto se convertiría en realidad.A Leyna las mejillas se le colocaron rojas, ya que se imaginó besándole y quizás haciendo el amor con él. Tragó saliva tratando de recordar algo, pero solo consiguió que un dolor de cabeza se extendiera por toda su frente. Ella cerró los ojos con fuerza y con los dedos de su mano izquierda se masajeó la sien.Josh se puso en pie y se acercó a ella.—¿Estás bien ángel? —preguntó, mientras su mano grande se posó en la mejilla de la chica.Leyna abrió sus ojos y se encontró con la mirada dorada de preocupación de Josh. —Si… si —dijo Leyna tratando de tranquilizar a J