Capítulo VI: Detective PrivadoEl detective privado se presentó a primera hora de la mañana en la propiedad de la familia Bemberg. Una de las empleadas les recibió en la sala de estar.—Favor de esperar aquí —dijo la empleada, mientras se dirigía a la habitación de Josh.Josh estaba durmiendo, después de una noche en donde todo le daba vueltas y solo tenía ganas de vomitar. Una noche terrible, que no se comparaba a nada de lo que hubiera vivido antes, ni siquiera la muerte de su padre, que fue dolorosa e inesperada, pero había sido debido a un para cardíaco fulminante.Los golpes en la puerta de su habitación, le despertaron de inmediato, sin embargo, su cabeza retumbó como si tuviera un tambor dentro de su cerebro.—Señor Bemberg —llamó la empleada con cuidado—. El señor Weber lo espera. —Ya voy. Gracias Anna —dijo Josh a su empleada.Él se vistió con un pantalón chándal y una playera. Todos sus sentidos estaban alterados, pero ahora no era el tiempo de lamentarse de sus actitudes
Capítulo VII: Despedida de HendrikEl vehículo negro con vidrios polarizados que trasladaría a Hendrik ya estaba estacionado fuera de la hacienda. Un enfermero y el chofer esperaban apoyados en el capo.Este centro de rehabilitación no utilizaba ambulancia (a menos que fuera estrictamente necesario), ya que por lo general las personas que contrataban los servicios, eran personas influyentes e importantes del país que necesitaban discreción y hermetismo.Nadie podía saber los escándalos de la alta sociedad. De manera que la discreción a Josh le interesaba, ya que, si no, su hermano y su familia estarían envueltos en un problema de proporciones mayores afectando así su persona y también los negocios heredados por su difunto padre. Su apellido se iría al carajo.Otro de los enfermeros del centro de rehabilitación Vida Nueva, estaba en la sala de estar junto a Josh explicándole el procedimiento a seguir, sus protocolos y también sus restricciones, sin embargo, sus explicaciones eran amo
Capítulo VIII: Familia NassauLos días comenzaron a pasar y Josh iba cada tarde al hospital público de Berlín, pero aún no tenía respuesta alguna del pronóstico de la chica de ojos azules.La hermosa Leyna estaba en un sueño muy profundo, sus signos vitales eran estables, pero aun no la podían despertar, ya que la inflamación de su cerebro aun no bajaba del todo, por lo que Josh que estaba a su lado, besó la frente de aquella chica que seguía en aquella camilla y nuevamente sus pies fueron arrastrados con pesar al vehículo para dirigirse a la mansión.Antes de irse, le pidió al médico que por favor le llamara ante cualquier signo de mejoría de la paciente.Esa era la rutina sagrada que él había creado desde que su hermano atropelló a la chica desconocida que le había quitado el sueño. Josh odiaba no poder admirar sus ojos azules o su sonrisa, ya que sus facciones eran preciosas, por lo que no tenía duda de que su personalidad podía ser igual de bonita.Cuando Josh llegó a la hacienda,
Capítulo IX: PropuestaLa familia Nassau caminaron por aquel camino de piedras que tenía la hacienda de los Bemberg, pasaron por la terraza de sillones blanco de mimbre y llegaron a la entrada de la mansión, en donde una empleada vestida de negro y delantal blanca ideal para la ocasión les recibió.Gilbert Nassau iba con un traje negro a la medida, camisa blanca y corbata del mismo color, Úrsula con un vestido morado largo de mangas tres cuarto y Astrid llevaba un vestido color plata corto y tacones, que cuando saludó a Josh de beso en la mejilla, ella intentó que le mirara la cara o el escote, pero de Josh solo recibió un escueto saludo.Sin embargo, las pocas ganas de Josh, no dejaron que la desanimara en su conquista.Todos se saludaron y pasaron de inmediato a la mesa del comedor que ya estaba puesta, en donde otra empleada les sirvió la entrada.Las conversaciones al comienzo fueron meramente superficiales. Las mujeres hablaban de moda, dietas y maquillaje, en tanto Gilbert y Jos
Capítulo X: Hola LeynaJosh caminó a pasos apresurados hasta su despacho. Cerró la puerta con seguro y contestó su celular.—¿Señor Bemberg? —dijo una voz masculina—. Soy el Doctor Fisher, el que está a cargo de la señorita Keller.Por un segundo Josh dejó de respirar temiendo lo peor.—¿Cómo esta ella? —preguntó Josh en un hilito de voz.—Señor Bemberg le tengo buenas noticias —expreso el doctor con voz cantarina—. Leyna ha despertado. Josh al escuchar aquello fue como si le volvieran a dar un soplo de vida, una luz de esperanza en medio de la oscuridad. Le indicó al doctor Fisher que iría de inmediato para allá. Luego cortó la llamada, tomó las llaves del auto, su billetera y salió casi como un loco desesperado hacia el hospital.Pasó por el comedor sin dar respuesta a su actitud tan desenfrenada, pero su madre Amelia le detuvo.—¿A dónde vas Josh?—Lo siento Señor Nassau y familia —se disculpó Josh mirando a todos los presentes—. Sucedió algo muy importante en la oficina y tengo q
Capítulo XI: Amnesia DisociativaJosh se sentó en una de las sillas y el doctor Fisher tomó asiento frente a su escritorio.—¿Qué le sucede a Leyna?El doctor Fisher suspiró y luego le mostró unas radiografías del cerebro de la chica de los ojos azules. —Sus exámenes están completamente normales —explicó el doctor—. Tiene signo de letargo por la contusión cerebral que tuvo con el golpe e impacto del vehículo y el suelo, por lo que estos signos son completamente normales, además de la fractura del brazo derecho y la clavícula. El dolor es inevitable, por lo que le recetaremos medicamentos, sin embargo, lo que me preocupa es que ella insiste en no recordar nada, por lo que le he pedido a un especialista en psiquíatra que la vea.—¿Cree que está mintiendo?—No. Claro que no. Su realidad no es la nuestra. La hipótesis que barajamos con la comisión médica que la ha visto es que lo más probables es que ella tenga amnesia disociativa.—¿Qué significa que tenga amnesia disociativa? —preguntó
Capítulo XII: ¿Debería Besarte? —¿Y yo? ¿Yo que soy para ti Josh? —preguntó Leyna con curiosidad.Josh no apartó sus ojos del rostro de Leyna. La miró por varios segundos y la contempló al darse cuenta que no solo era una mujer hermosa, si no también delicada, frágil, inteligente y serena.—Tu Leyna Keller eres mi novia y prometida —dijo un Josh muy seguro de sus palabras.Una mentira que pronto se convertiría en realidad.A Leyna las mejillas se le colocaron rojas, ya que se imaginó besándole y quizás haciendo el amor con él. Tragó saliva tratando de recordar algo, pero solo consiguió que un dolor de cabeza se extendiera por toda su frente. Ella cerró los ojos con fuerza y con los dedos de su mano izquierda se masajeó la sien.Josh se puso en pie y se acercó a ella.—¿Estás bien ángel? —preguntó, mientras su mano grande se posó en la mejilla de la chica.Leyna abrió sus ojos y se encontró con la mirada dorada de preocupación de Josh. —Si… si —dijo Leyna tratando de tranquilizar a J
Capítulo XIII: ConversacionesAl otro día, muy temprano, Josh volvió a la Hacienda de los Bemberg, pero solo a ducharse y cambiarse de ropa, para así volver con Leyna lo más rápido posible, ya que él no pensaba dejarla sola en ningún momento. Se lo había prometido y lo pensaba cumplir como a de lugar.Sin embargo, su madre Amelia le detuvo nuevamente antes de que él volviera a salir hacia el hospital.—¿Qué sucedió mamá? —cuestionó Josh y su ceja derecha se alzó interrogante por la actitud desafiante que estaba mostrando su madre.Él vestía un vaquero de mezclilla azul, zapatillas blancas y una camisa lisa de color azul marino que estaban arremangadas en sus antebrazos dejando ver el reloj de plata en su mano derecha. El cabello castaño claro lo tenía húmedo y en la mano sostenía las llaves de su vehículo.Josh había realizado una lista mental, ya que debía pasar al supermercado y a las tiendas de ropa para llevarle algunas cosas de aseo y de vestimenta a Leyna, cosas que se las había