55 - Sospecho de todos.
La mañana siguiente, desperté al lado de mi hija. Sentí que sus manitas me acariciaban el cabello, por lo que, cuando abrí los ojos, la encontré mirándome, con una sonrisita tierna en el rostro.

—¿Cómo estás? —pregunto, enderezándome en mi lugar, para tacar sus mejillas, que han perdido su color habitual.

—Me siento cansada —susurra. Tiene la voz rasposa, talvez por la garganta seca.

—¿Quieres agua? —Me apresuro a ponerme de pie y servir en el vaso, el líquido vital, para después ayudarla a beber. Luego de que bebiera, dejo nuevamente el vaso en su lugar y la ayudo a acomodarse—. Maga…, ¿Recuerdas que comiste?

—Solo la cena y el jugo. Luego comencé a sentirme cansada y me acosté. Lo último que recuerdo es que Lana dejó un beso en mi cabeza —dice.

Lana.

¿Qué pasó de ella?

Escucho un gruñido cerca, y cuando volteo, veo a Ismael, estirando su cuerpo, deteniéndose cuando nos ve a ambas, mirándolo. Se apresura en ponerse de pie, y llega hasta dónde está mi hija.

—Princesa, ya te has
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