ISMAEL. Hablar con Amelie, conocer un poco más de ella, de su pasado y de lo que en realidad le afecta aquello, fue cómodo. Y no, no lo digo por lo que la hace sentir, sino por el hecho que logré que se abriera un poco más conmigo. De que me haya confesado parte de lo que la agobia. Si yo pudiera absorber su dolor, con gusto lo haría. Es lo que quiero hacer. Ese es el propósito por el cual viaje hasta aquí. Y su hija. ¡Dios! Esa niña es la reencarnación de la mujer que me gusta, pero con el doble de astucia. Es tan hermosa y siempre tiene un plan maestro para hacerme caer de rodillas ante sus pedidos. Realmente, Magali, ha logrado enamorarme de una forma única, y la quiero, quiero su bienestar, y su felicidad. Quiero siempre verla con una sonrisa dibujada, del mismo modo, que deseo que mi mujer, lo sea. No obstante, bien dicen que la felicidad no dura siempre y acabo de confirmarlo. Un hombre robusto ingresado por la puerta, y la madre de Amelie estaba feliz de verlo, es como si l
El lugar es extraordinario, era muy grande para que una persona que casi no trabaja o al menos, no explota, puede mantenerla. El sujeto que nos acompañó junto con su esposa, nos explicaron que era bastante difícil mantenerlo de pie, pero eso Amelie no lo sabía; pues su mamá no desea que deje todo en la ciudad, para venir aquí, donde no había nada.Como todo empresario, me parece estupendo hacer trabajar las tierras. Le he pedido que me explique algunas cosas, que me enseñe el lugar y lo que se puede ganar además de las ventas de animales.—Sería bueno, que alguien se asociara con las mujeres, ambas son muy buenas administrándolas, pero la señorita Amelie, después de casarse, incluso dejó todo y se marchó. En los diez años, solo ha venido como tres veces y a la niña Maga, le encanta el lugar —Miro a la pequeña y sonrío por inercia—. Ya se ha encariñado.—Es muy…, simpática —respondo. ¿Qué puedo decir aparte de eso? —. Intentaré asesorarme mejor, y hablar con Amelie, no puedo hacer las
AMELIE. Se marchó. Simplemente se fue y no entiendo porque me siento fatal. No deseaba que se fuera de esa forma. —¿Crees que debí retenerlo? —pregunto a mi madre, sentada en el despacho. —Yo también haría lo mismo que él hizo. Me marcharía —La miro incrédula—. No me mires con esa cara, cariño. Vino hasta aquí, para estar contigo, quizás, para pedirte perdón. —No me ha pedido perdón. —Él no es como los otros hombres, Amelie. Debes entender eso. No sabe cómo hacerlo y es ahí en donde debes ayudarlo. ¿Crees que, si no le importaras, vendría hasta aquí? ¿En medio de una tormenta? —Suspira—. Él nunca ha necesitado pedir perdón. Siempre estuvo solo. El golpe es bastante fuerte. Él nunca tuvo que pedir perdón, porque no necesitaba hacerlo. No conoce mucho de la gravedad, porque intentaba no cometer errores. —Ya he aceptado la realidad, y creo, fervientemente que, Rafa es mi mejor opción —Mi madre se encoge de hombros, y se pone de pie. —Solo no cometas dos veces el mismo error. —
Cuando llegamos a la ciudad, mi gran prometido, estallaba de felicidad porque estaba en la civilización, diciendo que el campo es el peor lugar para vivir. Al parecer, no se dio cuenta de tal comentario, y yo, lo dejé pasar.Realmente, me estaba cansando de todo, y solo llevábamos un día, en este acuerdo.Comienzo a cargar las mercaderías en la carrocería de la camioneta, mientras el hombre, estaba sentada ya, en la cabina, revisando el celular y sonriéndole a la pantalla.Vuelvo a suspirar.Y me maldigo internamente, por hacerlo.Sin embargo, cuando termino de cargar todas las mercaderías, la mala suerte, hace acto de presencia, y lamentablemente, no tengo tiempo de huir.—Vaya, vaya. Pero, miren a quien tenemos aquí —Esa voz chillona que tanto la detesto—. Trabajando como una pordiosera.—¿Qué tal va tu fortuna? ¿Aún no ha acabado?—Tú convenciste a mi hermano de hacer que me independice —escupe—. Te voy a matar.—¿Crees en serio, que yo convencería a tu hermano? No seas estúpida —e
No sé cuánto tiempo llevo en esta baulera, o es lo que creo por la base dura y de pana que siento. Tengo los ojos vendados, tanto como los labios. Me cuesta mucho trabajo respirar, y los golpes que siento son demasiado agobiantes. El coche aún sigue en marcha.El dolor de cabeza es insoportable, y ni hablar de todo mi cuerpo. Tengo el cuello aún entumecido, por el pinchazo brusco que me pusieron. Sea lo que sea que me hayan inyectado, me imposibilita mover algunas de mis extremidades.¿Qué es lo que buscan conmigo?Ni siquiera poseo un céntimo de fortuna, como para que me secuestren por ello. No encuentro sentido a sus actos, y enemigos no tengo, o sea creí.Realmente estoy preocupada, por mí, por mi familia, por mi hija, más que nada. Hemos crecido juntas hemos hecho todo juntas, y estar separadas, no es algo con lo que ella merezca la pena lidiar. No quiero que me extrañe, en el caso de que no regrese.No sé exactamente, cuales son las intenciones de estos hombres, pero todo puede p
ISMAEL.Estaba recorriendo la ciudad, frustrado por no pasar el fin de semana con ella, por el golpe de realidad que me causo la noticia de su compromiso, por lo tanta que es, por lo tonto que fui.—Señor —Roberts estaciona el vehículo.—No te he dicho que paremos —mascullo. Mi malhumor aún no se ha disipado en lo absoluto.—El señor Rafael —dice. Esa información llama mi atención. Me enderezo en mi lugar, mientras observo el lugar que indica. Frunzo el ceño—. Está con su hermana, señor.—Lo veo, Roberts —musito.La curiosidad domina mis instintos, e inevitablemente, la sensación de negatividad se apodera de mí. Ese presentimiento de que algo malo sucede está apoderándose de mis nervios.—Investigaré la situación —musita Roberts, justo en el instante en que entra una llamada de un número desconocido.—Bueno…—Príncipe, Is. Sé que no te gusta que te moleste, pero no sé qué es lo que sucede, nadie me dice nada, y hay muchos policías afuera —A esto me refería con mal presentimiento.—Tra
Sentirse traicionado es poco. Me sentía humillado, apuñalado, lastimado. Retrocedí varios pasos de la puerta, por donde había ingresado Amelie, y por primera vez en mucho tiempo me sentía perdido, sin saber qué hacer, que decisión tomar. Esperaba cualquier cosa, pero jamás que mi hermana pequeña esté involucrada en esto. Que fuese capaz de cometer algo tan descabellado como un secuestro, y pagar como si la violación no fuese algo tan vil como un crimen. ¿En qué te has convertido, Sofía? ¿Mi papel como hermano mayor, fue tan deprimente, para convertirse en eso? En eso, que no ni siquiera sé cómo llamar. En ese instante llega Roberts. —Investiga a Jen y a mi hermana. Quiero saber si en verdad tuvieron algo que ver con el secuestro de mi mujer —Él simplemente me observa con un poco de sorpresa al mencionar, pero no doce nada nada más—. No te quedes ahí, mirándome. Ve a hacer lo que te he pedido. —Ahora mismo, señor —musita y desaparece. No obstante, yo tengo la garganta obstruida
AMELIE. Estar postrada en una cama, en una habitación de hospital, adornadas con muchas flores de colores que solo mi familia conoce, realmente, es algo que no me lo esperaba. Cuando salí de la sala de emergencia, y me derivaron a una sala, quedé sorprendida al ver tantas flores y globos. El señor Wright se ha pasado con esto, pero admito, que estoy encantada con esa sorpresa, aunque, Rafael no se muestra nada contento. Han pasado dos días desde que volví a mi casa, y él ni siquiera se ha aparecido. Mi madre me asegura que está muy ocupado investigando el caso, y lo entiendo. El hecho de decirle que fue su hermana junto con su esposa, las implicadas de lo que me pasó, no es algo que se deba tomar así a la ligera. De hecho, lo más probable es que ni siquiera me haya creído. Es su herma. ¡Por Dios, Amelie! ¿De verdad crees que te va a creer? Creo que está investigando justamente eso. Si mis palabras son ciertas. Por otra parte, Rafael casi no está conmigo, tampoco habla de matri