ISMAEL.Estaba recorriendo la ciudad, frustrado por no pasar el fin de semana con ella, por el golpe de realidad que me causo la noticia de su compromiso, por lo tanta que es, por lo tonto que fui.—Señor —Roberts estaciona el vehículo.—No te he dicho que paremos —mascullo. Mi malhumor aún no se ha disipado en lo absoluto.—El señor Rafael —dice. Esa información llama mi atención. Me enderezo en mi lugar, mientras observo el lugar que indica. Frunzo el ceño—. Está con su hermana, señor.—Lo veo, Roberts —musito.La curiosidad domina mis instintos, e inevitablemente, la sensación de negatividad se apodera de mí. Ese presentimiento de que algo malo sucede está apoderándose de mis nervios.—Investigaré la situación —musita Roberts, justo en el instante en que entra una llamada de un número desconocido.—Bueno…—Príncipe, Is. Sé que no te gusta que te moleste, pero no sé qué es lo que sucede, nadie me dice nada, y hay muchos policías afuera —A esto me refería con mal presentimiento.—Tra
Sentirse traicionado es poco. Me sentía humillado, apuñalado, lastimado. Retrocedí varios pasos de la puerta, por donde había ingresado Amelie, y por primera vez en mucho tiempo me sentía perdido, sin saber qué hacer, que decisión tomar. Esperaba cualquier cosa, pero jamás que mi hermana pequeña esté involucrada en esto. Que fuese capaz de cometer algo tan descabellado como un secuestro, y pagar como si la violación no fuese algo tan vil como un crimen. ¿En qué te has convertido, Sofía? ¿Mi papel como hermano mayor, fue tan deprimente, para convertirse en eso? En eso, que no ni siquiera sé cómo llamar. En ese instante llega Roberts. —Investiga a Jen y a mi hermana. Quiero saber si en verdad tuvieron algo que ver con el secuestro de mi mujer —Él simplemente me observa con un poco de sorpresa al mencionar, pero no doce nada nada más—. No te quedes ahí, mirándome. Ve a hacer lo que te he pedido. —Ahora mismo, señor —musita y desaparece. No obstante, yo tengo la garganta obstruida
AMELIE. Estar postrada en una cama, en una habitación de hospital, adornadas con muchas flores de colores que solo mi familia conoce, realmente, es algo que no me lo esperaba. Cuando salí de la sala de emergencia, y me derivaron a una sala, quedé sorprendida al ver tantas flores y globos. El señor Wright se ha pasado con esto, pero admito, que estoy encantada con esa sorpresa, aunque, Rafael no se muestra nada contento. Han pasado dos días desde que volví a mi casa, y él ni siquiera se ha aparecido. Mi madre me asegura que está muy ocupado investigando el caso, y lo entiendo. El hecho de decirle que fue su hermana junto con su esposa, las implicadas de lo que me pasó, no es algo que se deba tomar así a la ligera. De hecho, lo más probable es que ni siquiera me haya creído. Es su herma. ¡Por Dios, Amelie! ¿De verdad crees que te va a creer? Creo que está investigando justamente eso. Si mis palabras son ciertas. Por otra parte, Rafael casi no está conmigo, tampoco habla de matri
Cuando despierto por la mañana, lo hago bastante alterada. Aún sigue haciendo estragos en mi mente, el recuerdo de lo sucedido. La maldad y la decisión segura que emanaban los ojos de aquel hombre, dispuesto a deshonrarme de una manera tan vil, que no tiene justificación. Sus manos y su boca, adueñándose a la fuerza de mi piel.Aún sigo escuchando mis gritos, suplicando piedad, porque no podía defenderme. Podría simplemente dejarlo pasar, como una mujer madura, pero ni siquiera la madurez, lograrán borrar tal aberración de mi mente.Salgo de la cama y me dirijo al sanitario. Mientras el agua caliente cae sobre mi piel, las imágenes de ese hombre se reproducen en mi mente, y las lágrimas, junto con el recuerdo de mi desesperación, me obligan a sostenerme en la pared, para tranquilizar mi respiración.Después de un largo letargo, salgo y me preparo para ir a trabajar. No pienso quedarme ni un día más, porque realmente necesito despejar mi mente, para olvidarme de algunas cosas negativas
Los días fueron pasando, y el jefe de jefes, me cargaba con muchos clientes, en su mayoría todas eran mujeres, y señores de edad. No tiempo de pensar. Sin embargo, la conversación extensa que tuve con mi abogado, no me dejaba concentrarme en su totalidad en mi trabajo.Vine a trabajar porque no quiero pensar en lo que pasó, y, sin embargo, mi abogado, insiste en denunciar a la ex esposa de mi jefe. Podría hacerlo, claro que sí, pero eso implica también su hermana y la verdad, lo quiero mucho para lastimarlo con eso.En parte agradezco que me dé mucho trabajo, pero debo destacar, que estos no son clientes que deseo tratar, porque no son mi tipo. Lamentablemente, no puedo hacer nada, porque las veces que voy a su oficina, la respuesta es la misma. “Solo has tu trabajo, Amelie.”Estamos a una semana de que todo se acabe. Rafael me ha estado preguntando por la sortija, e Ismael no ha querido devolvérmela. Inventar historias, se ha vuelto una costumbre súper cansadora, y ahora, debo ver có
Hoy en la mañana desayunando con mi hija y con mi madre, oímos a alguien entrar por la puerta. Cuando la figura de Rafael paso por el marco, todas estábamos sorprendida.Rafael es un hombre muy apuesto, pero la cuestión que nos tenía un poco confundidas, es su ingreso a la casa sin previo aviso.—¿Cómo entraste? —pregunto con el ceño fruncido. Ayer ya se había comportado de una forma extraña, pero ahora, entrar a mí casa sin ser invitado.—Por la puerta —responde, y finge una sonrisa inocente, que no me convence de nada.—Sabes a lo que me refiero. ¿Quién te dio las llaves?—¡Oh, eso! En mi estadía en el campo, aproveché para tomar de tu cartera y hacer unas copias —Me muestra, las llaves. Rápidamente, me pongo de pie y se las arrebato.—Tú… ¿Tomaste mis llaves sin permiso e hiciste copias sin consultármelo?—Si. Al final de cuentas seremos esposos. Lo tuyo es mío, cariño —Se acerca a mí, y me acaricia la mejilla—. He venido…—No puedes hacer eso. No tienes derecho a hacerlo —inquiero
ISMAEL.Ella definitivamente no se encuentra bien, y no estoy tranquilo después de lo que me ha dicho mi escolta. Al revisar las cámaras, pude notar la pequeña discusión que al parecer tuvieron, luego de que yo ingresara en el estacionamiento. Y si es verdad que la lastimó, no le alcanzará la vida, para suplicar piedad. Del mismo modo como Jen pagará, haberse atrevido a tocarla.La vi muy concentrada trabajando en su oficina, que me pude dar cuenta que ni siquiera saldría a almorzar, por lo que opté en pedirle rabioles para su comida, las flores azules que tanto le gusta y un periódico, para que observe cuan bellos somos juntos en la portada.La foto perfecta, tomada justo en el momento donde dejaba un casto beso en su frente, y me veía feliz.Ella ni siquiera se imagina lo que tengo planeado.Unas horas más tarde, ella ingresa a mi oficina, sin siquiera tocar la puerta. Tiene un sobre en la mano, y eso me hace fruncir el ceño.—¿No te han enseñado a tocar? —pregunto con ironía. Escuc
AMELIE.Todo era un caos. Cuando llegamos a la clínica, ya los medios de comunicación estaban abordando a la ambulancia.Yo no solté en ningún momento su mano. No podía ni quería hacerlo. Sentía que, si dejaba de sentirlo, lo perdería, y siendo honesta, no sería capaz de soportarlo. Hasta llegamos a un punto, donde ya no se me permitía avanzar.Lo único que podía hacer era llorar, estar inquieta, desesperada y loca por que me digan que él, va a estar bien, a pesar de que ni siquiera han pasado cinco minutos de su ingreso.Minutos más tarde, su hermana llega en compañía de Dante, y lo primero que hace al llegar, como una desquiciada, gritando el nombre de Ismael, es abofetearme. Lo hizo tan fuerte que mi mejilla derecha ardía por el escozor que producía la misma. Roberts rápidamente se interpone, para defenderme.—¡Sal de ahí Roberts! No la protejas —Se pone a un costado, para verme y señalarme con su dedo—. ¡Esto es tú maldita culpa! Tú debías morir no mi hermano.—Él no está muerto —