AMELIE. Cuando llegamos al lugar estipulado para la reunión, el señor Pondb aún no había llegado. El hombre se suponía, era el más puntual, y el hecho que llegue tarde es algo extremadamente raro. No obstante, unos minutos después, aparece todo imponente y con una sonrisa coqueta en el rostro. Apenas llega a nosotros, pasa del señor Wright y se acerca a mí. Toma mi mano para poder dejar un vasto beso en el dorso de ellas. Nos sorprendió a todo. —Que agradable es poder tener una reunión con mujeres bellas como tú —musito, observando de reojo el comportamiento de mi jefe. El mismo, se encuentra con la mandíbula tensa observando cada movimiento del señor Pondb. Aparto la mano sutilmente, y sonrío forzadamente. —Un placer conocerlo, Señor Pondb. Agradecidos de que te hayas dado cuenta de la calidad de nuestro trabajo. —Quien no buscaría tener una reunión con una mujer tan bonita. Lo tenías bien oculta, Ismael. Frunzo el ceño y los observo a ambos. —¿Se conocen? —inquiero, curiosa
Los días fueron transcurriendo sin parar, y la primera notificación por la custodia de mi hija ha llegado. Estaba completamente aterrada, de que nada saliera bien. Pues, efectivamente el dinero podía. Dante y su prometida, ya estaban oficialmente casados, por lo que, en resumen, podrían brindarle una familia a mí hija. Por mi parte, yo seguía siendo una solterona, con un trabajo de media clase, incapaz de cuidar a mi hija. Ismael, no se ha reportado desde que volvimos. Estaba con problemas más graves, y lo entendía. Lo escuche hablar con un abogado sobre propiedades que por nada del mundo quiere perder, más, no entiendo por qué. Estaba preparándome para asistir. Había dejado mi permiso preparado, y solo, mi mejor amiga y mi madre me acompañarían. Sin embargo, esta última, no podría ingresar, porque se quedaría afuera con mi princesa. Una hora más tarde, todos estábamos en el lugar. Mi abogado me advierte que todo puede salir mal, aunque tengamos como evidencia el video. Pero hará l
ISMAEL WRIGHT.Ésta atracción que sentía, era incontrolable. No pude estar lejos de ella por mucho tiempo, que tuve que volver aquí. Me preocupa la situación que está atravesando, no me parece justo. Pero… ¿Cuándo fui yo justo?Estoy jugando con ella, y sé que sus sentimientos hacia mí fueron creciendo. Y, ¡joder! Eso me gusto, aunque suene egoísta. Quiero ser su único centro de atención además de su hija.Lamentablemente, mi situación, no me permite darle esa solución que busca, aun no. me enfurecía en sobremanera no poder hacer nada, y ahora, corro el riesgo de perderla.Esos malditos hijos de putas, corruptos, están allí, recibiendo el dinero de la estúpida de mi hermana, solo por complacer a su esposo.¿En qué momento se ha convertido en una persona sin escrúpulos?Es que, Sofía es una persona caprichosa, pero jamás imaginé que fuera capaz de todo esto.Y, en parte, es culpa mía.Por intentar llenar el vacío que dejaron nuestros padres.Por mi ausencia.No quería que se sienta sol
Primer punto. Anunciarle sobre mi decisión a mi pequeña hermana. Aunque me duela, ella debe entender que está mal lo que hace. No es por amor ese comportamiento suyo, solo actúa por capricho. Se ha ensañado con la mujer, que para su desgracia es la misma que me gusta, la que quiero conmigo, y por muchos días más. —¿Cuándo es la siguiente citación? —Estoy hablando con el abogado, necesito manejar el tiempo que tengo para solucionar por completo. Tengo un puto plan que hará arder el universo entero. Y no me importa. —En un mes se dará el veredicto final. En ese tiempo, la señorita Verlice debe demostrar siquiera que tiene una relación y estará próxima a casarse. —Perfecto. —¿Qué planeas? —Nunca antes imaginé usar un esmoquin para asistir a una boda —musito—. Ahora mismo, es tentador hacerlo. —¿Piensas casarte? Espera… ¿Tú te casarás con mi clienta? Obvio, por eso tanto interés —manifiesta, con un tono sorprendido—. ¿Estás seguro? —Completamente. Asegúrate de que los papeles del
AMELIE. Escuchar esas palabras salir de la boca de mi hija, hizo estragos en mi interior. ¿Ella anhela una familia? Verla reír con Ismael, jugar con él, y que específicamente ese hombre tan imponente, se muestre placentero en cumplir cada uno de sus caprichos, como ahora; que tiene gomitas en cada mechón de su cabello. Es imposible no reír. Especialmente, cuando la faceta que veo todos los días, es una diferente a ésta, que tengo en frente. Varias horas más tarde, cuando la noche ya cayó sobre nosotros, me dispongo a darle un baño a mi niña. Luego de todo ese trajín, me doy cuenta, que el aroma a comida llega hasta aquí proveniente de la cocina. —Huele rico. ¿Crees que Is haya cocinado, mami? —Observa a mi princesa. Ella se ve cómoda con él. —Al parecer, así es. Bajamos, encontrándolo preparando la mesa con bocaditos. —¿Quieren cenar aquí, o en la sala? Mandé a traer algunas cosas para ver películas. —¡SIIII! —exclama mi hija corriendo hacia él—. ¡Películas! Esto es asombroso
Me puse de pie, y me maquillé como tal. Salí de la habitación y encontré a mí madre, sentada sobre mí cama observándome fijamente. —No digas nada, fue tu idea darle la oportunidad —Ella simplemente levanta las manos, rendida. —No diré nada. —Iremos a la casa de campo. ¿Puedes encargarte de la escuela? —¿Estás segura que huir es buena idea? —Me mira de forma silenciosa. Solo asiento. —Necesito hacerlo. Porque me dolía. Porque me duele, e incluso, la palabra dolor, quedaba corto con lo que sentía en el pecho. Llamé a patricia, para pedirle que me redacto un permiso por vacación. Aprovecharía la ocasión para pasar tiempo de caridad con mi hija hasta el día del juicio. Dudo mucho que se nieguen. Cuando mi amiga se entera, al principio se pone furiosa por no esperarla, ya que ambas tenemos días de vacaciones acumuladas, sin embargo, sospecha que se trata de mi hija. No me importa en realidad, solo quiero pasar en paz, sin ver la cara del hombre que me convirtió en la amante. Es lo
ISMAEL WRIGHT.La palabra desesperado, quedaba corto a lo que realmente sentía. Parecía un remolino de lava ardiente en mi interior, a punto de ebullición y estallar contra todos los presentes, que no saben dónde mierdas se encuentra mi mujer.Porque ella es mi mujer.Sea cual sea el problema.Ella lo es, y deberá grabarse esa realidad en la cabeza, o yo mismo me encargaré de tatuarlo bajo su piel.La puerta se abre.—¿QUÉ QUIERES? —grazno, muy molesto. Mi asistente se disculpa repetidas veces, mientras se acerca a dejar unos documentos—. ¿Puedes llamar a Robert?—Sí señor. En seguida —Ella tiembla en su lugar.—¿Aun no hay nada de ella? —pregunto por décima cuarta vez en lo que va del día.La escucho suspirar, quizás cansada de darme la misma respuesta.—No, señor. La señorita Verlice no ha aparecido.—¿Acaso no piensa volver a trabajar? Debemos atender a los socios. Es una irresponsable —mascullo, y puedo notar como mi propia asistente oculta una sonrisa en sus labios.—Haré lo que
AMELIE.La noche estaba oscura, y el cielo parecía querer caerse encima de nosotros. Me encontraba acostada sobre una hamaca colgante, tarareando algo, hasta que las luces se apagaron completamente, volviendo el lugar mucho más tenebroso.Pero nada se compara cuando los truenos comenzaron a iluminar toda la estancia, y las grandes gotas de lluvias, junto con el viento furioso que azotaba todo.Me incorporé en mi lugar, al oír la voz de mi madre llamándome. Me apresuré a ingresar en el interior de la casa para refugiarme de este infierno, y la ayudé a asegurar todo, mientras ella encendía la lámpara con velas y Magali se refugiaba en el sofá.—Mami, me da miedo las tormentas —confiesa. Su abuela rápidamente se acerca a ella, con unas papas empaquetadas, mientras yo me acercaba a llavear la puerta principal.—Tranquila. Esto pasará pronto, y la casa es súper segura —respondo, observándola a través de los hombros.No obstante, cuando vuelvo a enfocar la vista hacia la puesta, para cerrar