Oculta en la habitación de hotel, me dedico a trabajar. Hacer cualquier cosa que no sea pensar en Ismael Wright. Entre todos los hombres, tuve que venir a caer en sus garras de depredador intenso. Estoy tan solo en pijamas, cuando tocan la puerta. Con mi mano, agarro la bata y me la coloco, mientras camino hacia la entrada. Por la perilla, intento visualizar a la persona que se encuentra el otro lado, y me sorprendo al descubrir que se trata de mi jefe. Abro la puerta y lo enfrento. —¿En que lo puedo ayudar, señor Wright? —pregunto, manteniendo mi rostro sereno. Sin embargo, a él parece causarle gracia. —Lamento la hora —Pero perfectamente su rostro demuestra que lo menos que siente es pena, teniendo que aún es temprano—, solo quiero hablar respecto a lo que trata tu hija. Es decir, el acuerdo. —Imagino que ya te has tomado el tiempo de investigarlo todo. —Ismael sonríe y asiente. —Todo lo que provenga de ti, me importa. Creo que te lo he demostrado —responde, tranquilo—. ¿Puedo
ISMAEL WRIGHT. Desperté cuando la luz del sol invadía mi espacio. Abrazando un pequeño cuerpo desnudo. Su aroma peculiar, me encantaba. Parecía una mezcla afrodisiaca de flores y frutas, algo único, suave y exquisito. Su cabello enmarañado, cubría parte de su rostro, y cuando lo aparte, una pequeña arruga se formó entre sus perfectas cejas bien perfiladas. De forma suave, me moví para no despertarla, me levanté de la cama y caminé hasta las ventanas. Cerré las mismas con la cortina, impidiéndola alumbrar más de lo normal. Su rostro se mostraba relajado, como muy pocas veces logro ver. Serena y tan profesional. Tan astuta y tan tranquila a la vez. Toda ella. Ahora, acostada durmiendo en mi cama, después de hacerla mía, no solo una, sino varias veces en lo que transcurría la noche. No sé qué me ha hecho, pero dudo mucho que sea el parecido a Jen lo que me atraiga. Amelie tiene más carácter y más inteligencia. Ella es tan ella, tan sencilla y tan atrayente, que ni siquiera se ha dado
AMELIE. Cuando llegamos al lugar estipulado para la reunión, el señor Pondb aún no había llegado. El hombre se suponía, era el más puntual, y el hecho que llegue tarde es algo extremadamente raro. No obstante, unos minutos después, aparece todo imponente y con una sonrisa coqueta en el rostro. Apenas llega a nosotros, pasa del señor Wright y se acerca a mí. Toma mi mano para poder dejar un vasto beso en el dorso de ellas. Nos sorprendió a todo. —Que agradable es poder tener una reunión con mujeres bellas como tú —musito, observando de reojo el comportamiento de mi jefe. El mismo, se encuentra con la mandíbula tensa observando cada movimiento del señor Pondb. Aparto la mano sutilmente, y sonrío forzadamente. —Un placer conocerlo, Señor Pondb. Agradecidos de que te hayas dado cuenta de la calidad de nuestro trabajo. —Quien no buscaría tener una reunión con una mujer tan bonita. Lo tenías bien oculta, Ismael. Frunzo el ceño y los observo a ambos. —¿Se conocen? —inquiero, curiosa
Los días fueron transcurriendo sin parar, y la primera notificación por la custodia de mi hija ha llegado. Estaba completamente aterrada, de que nada saliera bien. Pues, efectivamente el dinero podía. Dante y su prometida, ya estaban oficialmente casados, por lo que, en resumen, podrían brindarle una familia a mí hija. Por mi parte, yo seguía siendo una solterona, con un trabajo de media clase, incapaz de cuidar a mi hija. Ismael, no se ha reportado desde que volvimos. Estaba con problemas más graves, y lo entendía. Lo escuche hablar con un abogado sobre propiedades que por nada del mundo quiere perder, más, no entiendo por qué. Estaba preparándome para asistir. Había dejado mi permiso preparado, y solo, mi mejor amiga y mi madre me acompañarían. Sin embargo, esta última, no podría ingresar, porque se quedaría afuera con mi princesa. Una hora más tarde, todos estábamos en el lugar. Mi abogado me advierte que todo puede salir mal, aunque tengamos como evidencia el video. Pero hará l
ISMAEL WRIGHT.Ésta atracción que sentía, era incontrolable. No pude estar lejos de ella por mucho tiempo, que tuve que volver aquí. Me preocupa la situación que está atravesando, no me parece justo. Pero… ¿Cuándo fui yo justo?Estoy jugando con ella, y sé que sus sentimientos hacia mí fueron creciendo. Y, ¡joder! Eso me gusto, aunque suene egoísta. Quiero ser su único centro de atención además de su hija.Lamentablemente, mi situación, no me permite darle esa solución que busca, aun no. me enfurecía en sobremanera no poder hacer nada, y ahora, corro el riesgo de perderla.Esos malditos hijos de putas, corruptos, están allí, recibiendo el dinero de la estúpida de mi hermana, solo por complacer a su esposo.¿En qué momento se ha convertido en una persona sin escrúpulos?Es que, Sofía es una persona caprichosa, pero jamás imaginé que fuera capaz de todo esto.Y, en parte, es culpa mía.Por intentar llenar el vacío que dejaron nuestros padres.Por mi ausencia.No quería que se sienta sol
Primer punto. Anunciarle sobre mi decisión a mi pequeña hermana. Aunque me duela, ella debe entender que está mal lo que hace. No es por amor ese comportamiento suyo, solo actúa por capricho. Se ha ensañado con la mujer, que para su desgracia es la misma que me gusta, la que quiero conmigo, y por muchos días más. —¿Cuándo es la siguiente citación? —Estoy hablando con el abogado, necesito manejar el tiempo que tengo para solucionar por completo. Tengo un puto plan que hará arder el universo entero. Y no me importa. —En un mes se dará el veredicto final. En ese tiempo, la señorita Verlice debe demostrar siquiera que tiene una relación y estará próxima a casarse. —Perfecto. —¿Qué planeas? —Nunca antes imaginé usar un esmoquin para asistir a una boda —musito—. Ahora mismo, es tentador hacerlo. —¿Piensas casarte? Espera… ¿Tú te casarás con mi clienta? Obvio, por eso tanto interés —manifiesta, con un tono sorprendido—. ¿Estás seguro? —Completamente. Asegúrate de que los papeles del
AMELIE. Escuchar esas palabras salir de la boca de mi hija, hizo estragos en mi interior. ¿Ella anhela una familia? Verla reír con Ismael, jugar con él, y que específicamente ese hombre tan imponente, se muestre placentero en cumplir cada uno de sus caprichos, como ahora; que tiene gomitas en cada mechón de su cabello. Es imposible no reír. Especialmente, cuando la faceta que veo todos los días, es una diferente a ésta, que tengo en frente. Varias horas más tarde, cuando la noche ya cayó sobre nosotros, me dispongo a darle un baño a mi niña. Luego de todo ese trajín, me doy cuenta, que el aroma a comida llega hasta aquí proveniente de la cocina. —Huele rico. ¿Crees que Is haya cocinado, mami? —Observa a mi princesa. Ella se ve cómoda con él. —Al parecer, así es. Bajamos, encontrándolo preparando la mesa con bocaditos. —¿Quieren cenar aquí, o en la sala? Mandé a traer algunas cosas para ver películas. —¡SIIII! —exclama mi hija corriendo hacia él—. ¡Películas! Esto es asombroso
Me puse de pie, y me maquillé como tal. Salí de la habitación y encontré a mí madre, sentada sobre mí cama observándome fijamente. —No digas nada, fue tu idea darle la oportunidad —Ella simplemente levanta las manos, rendida. —No diré nada. —Iremos a la casa de campo. ¿Puedes encargarte de la escuela? —¿Estás segura que huir es buena idea? —Me mira de forma silenciosa. Solo asiento. —Necesito hacerlo. Porque me dolía. Porque me duele, e incluso, la palabra dolor, quedaba corto con lo que sentía en el pecho. Llamé a patricia, para pedirle que me redacto un permiso por vacación. Aprovecharía la ocasión para pasar tiempo de caridad con mi hija hasta el día del juicio. Dudo mucho que se nieguen. Cuando mi amiga se entera, al principio se pone furiosa por no esperarla, ya que ambas tenemos días de vacaciones acumuladas, sin embargo, sospecha que se trata de mi hija. No me importa en realidad, solo quiero pasar en paz, sin ver la cara del hombre que me convirtió en la amante. Es lo