—¿Por qué lo corriste? —Mi madre se acerca a mí, reprendiéndome—. Se ha estado comportando de una manera muy caballerosa, y tú lo corres. —Ahora no, mamá. —¿Entonces, cuando? ¿Crees que me gusta verte de esta forma? Sola y triste. Desdichada —La miro incrédula. —No estoy triste ni desdichada, y mucho menos sola —respondo indignada. —¿Por qué lo hiciste? —insiste. —Por Maga. ¿Contenta? Ella se ha encariñado mucho con él, y pues, seamos honestos. Tanto el señor Wright como yo, no estamos preparados para una relación por mas solteros que estemos —explico—. Acabo de divorciarme y lo conozco hace apenas, unos días. “Y ya se conocen hasta el alma” —pienso. —Pero se atraen, podrían conocerse. Solo no te cierres. —Lo más importante en estos momentos es mi hija, su seguridad. Debo conseguir un buen abogado, porque Dante, me ha amenazado con quitármela —suelto, y mi madre, casi grita. —¡Ese imbécil! No va a lograr. Eres una excelente madre. —Pero estoy sola, no puedo darle una familia
El señor Wright solo entró a mi oficina para decirme eso, y obviamente, poder ver mi reacción; sin embargo, me mantuve serena en todo el tiempo que estuvo parado en mi puerta. Al final, parecía haberse molestado, por no darle la atención que esperaba y se marchó. Frustrado es la palabra que lo describe mejor. Reí en mis adentros. Y nuevamente, me concentré en mis tareas cotidianas, sumergiéndome de lleno en ellas. Ni siquiera me percaté que ya era de noche, hasta que nuevamente, él invadió mi espacio personal. —¿Qué es lo que buscas ahora, señor Wright? —pregunto con aburrimiento—. He perdido la cuenta de las veces que has ingresado aquí. —Entro a donde yo quiera, y cuando quiera —responde. Lo observo y tiene la ceja levantada, desafiándome—. Y en estos momentos, quiero entrar entre tus piernas. —¡Dios! Eres imparable. —Simplemente, suelta una carcajada. —Te voy a respetar. No haremos nada que no quieras, aunque deseo que también lo quisieras —Pongo los ojos en blanco—. Solo te
El trabajo en la empresa transcurrió con normalidad. El señor Wright no intervenía en lo que hacía, ni insistía en hablar conmigo, ni obligarme a cenar, ni nada. Pero, siempre me llegaba el almuerzo con una nota en la base de la vianda. A los quince días, comencé a quedarme hasta pasada la hora de la salida, y a eso se sumó la cena, que también me llegaba.Pocas veces nos cruzábamos, pero las veces que lo hacíamos, él trataba de mantener su distancia de mí. Me ignoraba y evitaba enormemente siquiera rosarme.Desde la última vez que hablamos, pasaron dos semanas. Son dos de ni siquiera hablar, de comunicarnos a través de su asistente, y en efecto, eso significa, que no me acompañará al viaje previsto de mañana.Con respecto a Dante, me ha llegado una notificación para fin de mes, y en teoría es una demanda por la custodia de mi hija. Realmente estoy preocupada. Será la primera reunión. El problema es que, desde que nos divorciamos, ni una sola vez se ha a cercado a Maga, y tampoco ha h
Oculta en la habitación de hotel, me dedico a trabajar. Hacer cualquier cosa que no sea pensar en Ismael Wright. Entre todos los hombres, tuve que venir a caer en sus garras de depredador intenso. Estoy tan solo en pijamas, cuando tocan la puerta. Con mi mano, agarro la bata y me la coloco, mientras camino hacia la entrada. Por la perilla, intento visualizar a la persona que se encuentra el otro lado, y me sorprendo al descubrir que se trata de mi jefe. Abro la puerta y lo enfrento. —¿En que lo puedo ayudar, señor Wright? —pregunto, manteniendo mi rostro sereno. Sin embargo, a él parece causarle gracia. —Lamento la hora —Pero perfectamente su rostro demuestra que lo menos que siente es pena, teniendo que aún es temprano—, solo quiero hablar respecto a lo que trata tu hija. Es decir, el acuerdo. —Imagino que ya te has tomado el tiempo de investigarlo todo. —Ismael sonríe y asiente. —Todo lo que provenga de ti, me importa. Creo que te lo he demostrado —responde, tranquilo—. ¿Puedo
ISMAEL WRIGHT. Desperté cuando la luz del sol invadía mi espacio. Abrazando un pequeño cuerpo desnudo. Su aroma peculiar, me encantaba. Parecía una mezcla afrodisiaca de flores y frutas, algo único, suave y exquisito. Su cabello enmarañado, cubría parte de su rostro, y cuando lo aparte, una pequeña arruga se formó entre sus perfectas cejas bien perfiladas. De forma suave, me moví para no despertarla, me levanté de la cama y caminé hasta las ventanas. Cerré las mismas con la cortina, impidiéndola alumbrar más de lo normal. Su rostro se mostraba relajado, como muy pocas veces logro ver. Serena y tan profesional. Tan astuta y tan tranquila a la vez. Toda ella. Ahora, acostada durmiendo en mi cama, después de hacerla mía, no solo una, sino varias veces en lo que transcurría la noche. No sé qué me ha hecho, pero dudo mucho que sea el parecido a Jen lo que me atraiga. Amelie tiene más carácter y más inteligencia. Ella es tan ella, tan sencilla y tan atrayente, que ni siquiera se ha dado
AMELIE. Cuando llegamos al lugar estipulado para la reunión, el señor Pondb aún no había llegado. El hombre se suponía, era el más puntual, y el hecho que llegue tarde es algo extremadamente raro. No obstante, unos minutos después, aparece todo imponente y con una sonrisa coqueta en el rostro. Apenas llega a nosotros, pasa del señor Wright y se acerca a mí. Toma mi mano para poder dejar un vasto beso en el dorso de ellas. Nos sorprendió a todo. —Que agradable es poder tener una reunión con mujeres bellas como tú —musito, observando de reojo el comportamiento de mi jefe. El mismo, se encuentra con la mandíbula tensa observando cada movimiento del señor Pondb. Aparto la mano sutilmente, y sonrío forzadamente. —Un placer conocerlo, Señor Pondb. Agradecidos de que te hayas dado cuenta de la calidad de nuestro trabajo. —Quien no buscaría tener una reunión con una mujer tan bonita. Lo tenías bien oculta, Ismael. Frunzo el ceño y los observo a ambos. —¿Se conocen? —inquiero, curiosa
Los días fueron transcurriendo sin parar, y la primera notificación por la custodia de mi hija ha llegado. Estaba completamente aterrada, de que nada saliera bien. Pues, efectivamente el dinero podía. Dante y su prometida, ya estaban oficialmente casados, por lo que, en resumen, podrían brindarle una familia a mí hija. Por mi parte, yo seguía siendo una solterona, con un trabajo de media clase, incapaz de cuidar a mi hija. Ismael, no se ha reportado desde que volvimos. Estaba con problemas más graves, y lo entendía. Lo escuche hablar con un abogado sobre propiedades que por nada del mundo quiere perder, más, no entiendo por qué. Estaba preparándome para asistir. Había dejado mi permiso preparado, y solo, mi mejor amiga y mi madre me acompañarían. Sin embargo, esta última, no podría ingresar, porque se quedaría afuera con mi princesa. Una hora más tarde, todos estábamos en el lugar. Mi abogado me advierte que todo puede salir mal, aunque tengamos como evidencia el video. Pero hará l
ISMAEL WRIGHT.Ésta atracción que sentía, era incontrolable. No pude estar lejos de ella por mucho tiempo, que tuve que volver aquí. Me preocupa la situación que está atravesando, no me parece justo. Pero… ¿Cuándo fui yo justo?Estoy jugando con ella, y sé que sus sentimientos hacia mí fueron creciendo. Y, ¡joder! Eso me gusto, aunque suene egoísta. Quiero ser su único centro de atención además de su hija.Lamentablemente, mi situación, no me permite darle esa solución que busca, aun no. me enfurecía en sobremanera no poder hacer nada, y ahora, corro el riesgo de perderla.Esos malditos hijos de putas, corruptos, están allí, recibiendo el dinero de la estúpida de mi hermana, solo por complacer a su esposo.¿En qué momento se ha convertido en una persona sin escrúpulos?Es que, Sofía es una persona caprichosa, pero jamás imaginé que fuera capaz de todo esto.Y, en parte, es culpa mía.Por intentar llenar el vacío que dejaron nuestros padres.Por mi ausencia.No quería que se sienta sol