Capítulo veintiuno: Pequeña diabla
Intento concentrarme en el sabor de la carne asada mientras Clinton pasea sus dedos por mis muslos debajo de la mesa. Le reprendo con miradas silenciosas, pero a él le da igual y continúa en su labor. — Te juro que intento entenderte, Blair —alude mi madre—; pero se me hace muy difícil.Todos dirigen sus miradas hacia mí.<< Genial, ahora soy el centro de atención >>Y para rematar, Clinton no deja su mano quieta. Como le pille alguien, juro que lo mato.— Mamá —replico en tono pausado. No me apetece tener una discusión en plena navidad—, como ya te expliqué, ha sido lo mejor. Mark y yo somos buenos amigos; intentamos algo más y no funcionó. Por favor, demos este tema por zanjado.— ¡Es que no lo entiendo! —como siempre, mi madre se hace de oídos sordos y expone sus argumentos—. Todo iba genial, tanto que me extrañaba. Mark es un excelente partido y un buen hombre. Era perfecto para ti.— ¿Para mí?Capítulo veintidós: Feliz NavidadRestriego mis ojos un poco aturdida. Al despertar completamente, Elsa me devuelve la mirada desde la pantalla, cantando "Into the unknown" varias veces. Hay que ver los agudos que posee Idina Menzel. No por nada es consideranda la actual diva de los musicales.Megan y Brad duermen juntos sobre la pila de colchones dispuestos en el suelo. Ella se encuentra en una esquina, casi al borde, mientras él se acurruca en su estómago, aferrado a sus caderas. La imagen resulta un poco graciosa y tierna a la vez que dan ganas de fotografiar el momento. Sin embargo, actúo como una persona decente y decido no invadir su intimidad. Seguro que Max ha hecho el trabajo por mí. A él le encantan ese tipo de jugarretas.Observo alrededor, buscando al resto; pero no hay nadie. Al parecer, mi única compañía consiste en la pareja de tórtolos dormida.Me deshago de la manta con la cual alguien parece haberme cubierto mientras reviso la hora en mi m
Capítulo veintitrés: Terminator Queen— Hola, princesa.Dejo de teclear en el ordenador para verle en la puerta de mi oficina, apoyado en el marco. Sus brazos cruzados acentúan el volumen de su trabajada musculatura y la sonrisa que se forma en su rostro consigue derretir mis bragas—. Hola a ti, príncipe.— Esta mañana luces especialmente guapa —intenta besarme, pero desvío la cabeza y sus labios se pozan en mi mejilla—. Me estás matando, mujer.— Sabes mis condiciones, Clinton —le recuerdo—. Creo que ya hemos hecho bastante y tus sonrisas seductoras no me convencerán. ¿Ya hablaste con Crys?— Algo así.— ¿Algo así? —frunzo el entrecejo, queriendo más información.— Ya sabes cómo es. Si le suelto todo de sopetón, probablemente se corte las venas.— ¡No juegues con una cosa así! —le reprendo para luego suspirar. Esto está siendo más difícil de lo que llegué a imaginar—. Hace unos días volvió a llamarme. ¿Cómo le explico que no puedo contarle lo que suc
Capítulo veinticuatro: Hermana ebria La multitud aplaude para animar a las chicas en el escenario. Desde nuestra mesa, nosotros hacemos exactamente lo mismo. Debe ser el exceso de copas, porque se escucha horrible y sin embargo, la gente no deja de gritar por más. Clinton y yo somo los únicos que hacemos una mueca lastimera de vez en cuando, lo que reafirma mi pensamiento; puesto que somos los únicos sobrios del grupo. Él es el conductor designado mientras que a mí no me apetece.Megan y Crystal terminan de “cantar” I’m a Slave 4 U de Britney Spears y el bar completo se pone en pie en medio de aullidos. No quiero pensar que el entusiasmo se debe al baile sexi que hicieron en vez de la interpretación.— Ahora le toca a nuestro dúo favorito —añade mi mejor amiga con un ronquido extraño. Se ha quedado literalmente sin voz—. Vamos, chicos; sanad un poco nuestros dañados oídos.— Sííííííí —aplaude mi hermana—. Pero no cantéis las cursilerías esas que acostumbráis a c
Capítulo veinticinco: Quiero el divorcio*Clinton Bratter*Ignoro los movimientos de mi esposa mientras termino de anudar mi corbata de mala gana. Lleva semanas actuando raro: me evita, hace reclamos sin sentidos, me lanza miraditas furtivas y luego vuelve a evitarme. El ambiente ha pasado de ser frío a arder en llamas en cuestión de días. Crystal Price me está colmando la paciencia y cuando explote, no será nada bonito.— Siento lo de anoche —comenta con la mirada enfocada en sus pies—. Me pasé de copas y dije cosas…— Déjalo, Crys —la corto de sopetón. He llegado a un punto en el que ya no puedo esperar—. Da igual. Lo olvidaré de la misma forma que he olvidado tus palabras sin sentido en las últimas semanas.La evasión de Crystal respecto a cualquier tema relacionado con nuestro matrimonio junto al rechazo de Blair, me tiene a punto de cruzar la línea entre la cordura y la demencia
Capítulo veinticinco: CachetadaClinton, Stallon y yo nos tomamos de las manos, formando una cadena mientras esperamos con ansias el beredicto del tribunal.— Este jurado declara a la señora Dona Brown —contengo la respiración y mis compañeros imitan mi acción—: culpable de todos los cargos —nos sonreímos los unos a los otros—. Por el delito de malversación de vienes, se le condena a cinco años de prisión. Por el delito de suplantación de evidencia, se le condena a… —la jueza sigue nombrando uno a uno los cargos y la condena correspondiente. En total la pena alcanza los quince años de prisión. Esta vez, Dona Brwn pasará una buena temporada en la cárcel.Nos abrazamos entre los tres pletóricos de felicidad. Luego, saludamos cordialmente al abogado de la defensa.— ¡Me las pagaréis! —exclama la ex esposa de Trenton Stallon mientras es esposada por un agente de policía—. Tú… —me observa con demasiada intensidad y rabia, como si quisiera sacarme los ojos—, la diabla
Capítulo veintiséis: DescubiertaLas lágrimas no se detienen mientras mi madre despotrica, maldice y camina de un lado a otro por la habitación.<< Lo sabe >><< ¿Cómo es que lo sabe? >><< ¿De dónde sacó esa foto? >><< ¿Significa eso que alguien más nos ha visto? >>— ¿Cómo obtuviste esa foto? —logro formular.— Después de todo lo que te he dicho, ¿solo se te ocurre preguntar eso, Blair Princess? —me examina indignada.— Respóndeme, mamá.— Un periodista os ha descubierto. De no haber sido pir mis influencias hubieras sido la portada de todas las revistas y diarios de la ciudad. ¿Bonito, no? —se acerca a mí envalentonada—. ¿Cómo fuiste capaz? ¡Con el marido de tu hermana!— No lo era cuando me enamore de él —aclaro—. Y puede que me haya equivocado, pero no me arrepiento.Mi madre alza la mano nuevamente para pegarme y yo gustosa me preparo para recibir la bofetada; sin embargo, ella se d
Capítulo veintiocho: Te necesitoIntento seguirle el paso a mi mejor amiga; sin embargo, me resulta imposible. Estoy fatigada y demasiado cansada para seguir.— Paremos aquí, Megs —pido sin aliento—. No puedo más.— ¿He oído bien? —inquiere, aunque hace de buena samaritana y detiene la carrera. En mala hora decidí correr al aire libre—. ¿Blair adicta a los ejercicios Princess Price quiere parar? Estás de ingreso, amiga.Me siento en una banca frente al puerto. Son casi las siete de la mañana y un crucero se encuentra a punto de zarpar. Bebo de mi botella de agua mientras mi mejor amiga se sienta a mi lado.— Supongo que las malas noches comienzan a pasarme factura —proclamo—. Mi madre no ha contado nada.— Te dije que no lo haría —insinúa ella—. Conozco a Megan Price y le tengo mucho cariño. Llevo su nombre y de niña me obligaba a llamarle tía. Sé que tiene lo suyo, es regia, controladora y no ha sido la mejor madre…Ahí está la Megan Davis que adoro; la
Capítulo veintinueve: La sorpresa*Clinton Bratter*Observo el reloj una vez más mientras intento contener el tic impaciente de la pierna. Desde aquí puedo escuchar el sonido del agua cayendo de la ducha. Lleva más de una hora allá dentro.Me pongo en pie para dirigirme hacia la cocina en busca de agua. Necesito calmarme o cometeré una locura. Cierro los ojos mientras dejo que el líquido me alivie la garganta.— ¡Joder! —maldigo en voz baja al notar que me estoy exasperando. Si en cinco minutos no ha salido todavía, la saco a rastras.No sé por qué m****a intenta prolongar el asunto más tiempo del necesario. Regreso a la habitación dispuesto a terminar con el suspenso, pero para mi fortuna, la encuentro peinándose frente al espejo y completamente vestida.— Ponte cómodo —como siempre, Crystal Price intenta controlar la situación—. Estaré lista en unos minutos.— El plazo ha acabado, Crys —reitero. Le he dado más de una semana—. Necesito saber s