Capítulo quince: Estoy perdida
Calor y frío… Dulzura y pasión… Amor y desprecio… Seguridad e incertidumbre… ¿Cómo es posible sentir tantas emociones con solo un beso? ¿Cómo se puede experimentas sentimientos tan contradictorios al mismo tiempo? No sé la respuesta, pero estoy completamente segura de que sí se puede; lo estoy sintiendo en este momento, con los labios de Clinton deborando los míos. Mi cerebro se encuentra paralizado, con la mente en blanco y mientras su corazón late a un ritmo desenfrenado, el mío se ha detenido. Realmente no entiendo cómo mi cuerpo ha cobrado vida propia y solo responde a las caricias del hombre que siempre ha anhelado. Él separa su boca de la mía apenas un centímetro y me siento como una niña de dos años a la que han quitado su chupete. Clinton abre los ojos y una inesperada humedad se encuentra cubriendo los mismos. Aprieta sus manos contra mi rostro y respira ruidosamente, como si hubiese corrido una maratón—. ¿Y ahora qué, prinCapítulo dieciséis: Estamos en problemasTermino de recoger mis cosas para marcharme. Las últimas cuarenta y ocho horas han sido extenuentes y muero por llegar a casa, darme un baño relajante. Claro, primero quiero pasar a casa de los Bratter para ver a Jo.Estoy apagando las luces cuando mi secretaria entra de manera abrupta—. No puedes salir del edificio.— ¿Por qué? —inquiero.— La prensa se ha amontonado en la salida —informa y automáticamente maldigo—. Al parecer, la noticia sobre el ingreso de Johana Fallon se ha filtrado.— Genial —aprieto los dientes con fuerza—. Simplemente genial.Busco las redes sociales en mi móvil, logrando que automáticamente mis notificaciones se disparen. Miles de noticias, rumores o suposiciones aparecen en mi pantalla: sobredosis de drogas, cáncer y todo tipo de enfermedades terminales que me ponen los pelos de punta. Hasta un supuesto embarazo de mi hermana aparece en un hashtag.— ¡Joder! —suelta Megan al
Capítulo diecisiete: AcorraladaSello una caja con cinta adhesiva y me dispongo a llenar la otra. A pesar del cansancio, no he podido dormir bien en las últimas noches. Y creo que no podré hacerlo hasta que se solucione todo. Clinton me tiene harta y estoy cansada de esperar. Tengo que continuar con mi vida ahora que me siento más fuerte y lista para hacerlo. Si hubiese sabido que diciéndole todo me liberaría de esta forma, lo hubiese hecho hace rato. Tal vez él no sepa lo que quiere, pero yo sí. No pienso ser la tercera en discordia y no pienso engañar a las personas que quiero.— Ehh, ¿qué se supone que haces? —entra Megan con mi café de la mañana—. ¿Y a qué hora llegaste? Son apenas las ocho y esto parece un trabajo de horas.— Cerca de las seis de la mañana —contesto pasando la cinta sobre otra caja—. Deja el café sobre el escritorio y empaca. Nos mudamos.— ¿Y esto a qué viene? —indaga con los brazos cruzados—. ¿Tiene que ver contigo posponiendo la colada y
Capítulo dieciocho: Bad LiarAun me cuesta creer lo que sucede. Después de lo que hablamos hace unos días, ¿eso es todo lo que tiene para decirme?— Dime, ¿piensas invitarme a la boda?Adopto una posición imperturbable.<< Para chula, yo >>— Pues, mira —emito un chasquido con la lengua—. Pensándolo bien, puede que hasta padrino te haga. Así que puedes ir pensando un buen discurso…— No jodas conmigo, Balir —me corta secamente mientras que aprieta su agarre—. ¿De verdad piensas casarte con ese capullo?— ¿Y por qué no? —le desafío con la mirada—. Estoy en un buena etapa de mi vida para casarme, Mark es mi novio, es increíblemente guapo y además, tiene muy claro lo que quiere.— ¿Y qué es lo que quiere ese lord capullo? —cuestiona con la mirada encendida, como si imaginara la respuesta.— A mí —contesto sin vacilar—. Mark me quiere y lucha cada día por ganarse mi amor.— ¿Y lo ha hecho? —continúa su interrogatorio—. ¿Le amas, prin
Capítulo diecinueve: My ImmortalMark ríe junto a mis padres y la escena me causa una sensación extraña. Tengo la certeza de que él es yerno que ellos hubiesen deseado.— ¿Todo bien, cariño? —murmura Johana a mi lado. En respuesta, le doy un leve asentimiento—. ¿Qué sucede entre Clint y tú?— ¿Qué…? —la observo con los ojos abiertos de par en par.— No soy tonta —alude entre susurros para que nadie más escuche nuestra conversación—, y ciega tampoco. Soy actriz y sé reconocer a otra a leguas de distancia. No me he comprado eso de <<aumentar nuestras posiblidades>>.Otra vez me he equivocado, y esta vez el error ha sido garrafal.— Las cosas han cambiado, Joe —es todo cuanto puedo decirle—. Por favor, no me preguntes más.Ella hace un gesto como si entendiera; pero sé que no puede ser así. De otra forma, hubiese vuelto a repetirse la escena de hace unas semanas y la señora Bratter estuviese inconsciente estos momentos.— De acuer
Capítulo veinte: Una locura— ¿Qué haces aquí, Clinton? —pregunto con los brazos cruzados.Él ignora mi posición y se adentra en el departamento a toda prisa; como si de un vendabal se tratase. Recorre el lugar de un lado a otro.>> ¿Se puede saber qué buscas?— ¿Dónde está? —grita furioso.— ¿Quién?— ¡¿El lord capullo?! ¡¿Dónde está?!— Si te refieres a Mark…— ¿Y a quién más? —me interrumpe. Clinton luce muy molesto.— Ya se ha ido.— ¡No quiero que vuelvas a verlo! —me señala. Tengo la sensación de que puede echarse encima de mí en cualquier momento.— ¡No me digas! —exclamo rabiosa—. ¿Y cómo pretendes impedirlo?— Como sea. Haré lo que sea por que seas mía, solo mía.Sin previo aviso, se lanza hacia mi boca. Intento protestar, le golpeo repetidamente; pero es imposible separarme de él. Por más que lucho, él termina venciendo.Sus manos están en mi espalada, mi cintura, mis caderaas y finalmente, en mis glúteos.
Capítulo veintiuno: Pequeña diablaIntento concentrarme en el sabor de la carne asada mientras Clinton pasea sus dedos por mis muslos debajo de la mesa. Le reprendo con miradas silenciosas, pero a él le da igual y continúa en su labor.— Te juro que intento entenderte, Blair —alude mi madre—; pero se me hace muy difícil.Todos dirigen sus miradas hacia mí.<< Genial, ahora soy el centro de atención >>Y para rematar, Clinton no deja su mano quieta. Como le pille alguien, juro que lo mato.— Mamá —replico en tono pausado. No me apetece tener una discusión en plena navidad—, como ya te expliqué, ha sido lo mejor. Mark y yo somos buenos amigos; intentamos algo más y no funcionó. Por favor, demos este tema por zanjado.— ¡Es que no lo entiendo! —como siempre, mi madre se hace de oídos sordos y expone sus argumentos—. Todo iba genial, tanto que me extrañaba. Mark es un excelente partido y un buen hombre. Era perfecto para ti.— ¿Para mí?
Capítulo veintidós: Feliz NavidadRestriego mis ojos un poco aturdida. Al despertar completamente, Elsa me devuelve la mirada desde la pantalla, cantando "Into the unknown" varias veces. Hay que ver los agudos que posee Idina Menzel. No por nada es consideranda la actual diva de los musicales.Megan y Brad duermen juntos sobre la pila de colchones dispuestos en el suelo. Ella se encuentra en una esquina, casi al borde, mientras él se acurruca en su estómago, aferrado a sus caderas. La imagen resulta un poco graciosa y tierna a la vez que dan ganas de fotografiar el momento. Sin embargo, actúo como una persona decente y decido no invadir su intimidad. Seguro que Max ha hecho el trabajo por mí. A él le encantan ese tipo de jugarretas.Observo alrededor, buscando al resto; pero no hay nadie. Al parecer, mi única compañía consiste en la pareja de tórtolos dormida.Me deshago de la manta con la cual alguien parece haberme cubierto mientras reviso la hora en mi m
Capítulo veintitrés: Terminator Queen— Hola, princesa.Dejo de teclear en el ordenador para verle en la puerta de mi oficina, apoyado en el marco. Sus brazos cruzados acentúan el volumen de su trabajada musculatura y la sonrisa que se forma en su rostro consigue derretir mis bragas—. Hola a ti, príncipe.— Esta mañana luces especialmente guapa —intenta besarme, pero desvío la cabeza y sus labios se pozan en mi mejilla—. Me estás matando, mujer.— Sabes mis condiciones, Clinton —le recuerdo—. Creo que ya hemos hecho bastante y tus sonrisas seductoras no me convencerán. ¿Ya hablaste con Crys?— Algo así.— ¿Algo así? —frunzo el entrecejo, queriendo más información.— Ya sabes cómo es. Si le suelto todo de sopetón, probablemente se corte las venas.— ¡No juegues con una cosa así! —le reprendo para luego suspirar. Esto está siendo más difícil de lo que llegué a imaginar—. Hace unos días volvió a llamarme. ¿Cómo le explico que no puedo contarle lo que suc