Capítulo dieciocho: Bad Liar
Aun me cuesta creer lo que sucede. Después de lo que hablamos hace unos días, ¿eso es todo lo que tiene para decirme?— Dime, ¿piensas invitarme a la boda?Adopto una posición imperturbable. << Para chula, yo >>— Pues, mira —emito un chasquido con la lengua—. Pensándolo bien, puede que hasta padrino te haga. Así que puedes ir pensando un buen discurso…— No jodas conmigo, Balir —me corta secamente mientras que aprieta su agarre—. ¿De verdad piensas casarte con ese capullo?— ¿Y por qué no? —le desafío con la mirada—. Estoy en un buena etapa de mi vida para casarme, Mark es mi novio, es increíblemente guapo y además, tiene muy claro lo que quiere. — ¿Y qué es lo que quiere ese lord capullo? —cuestiona con la mirada encendida, como si imaginara la respuesta.— A mí —contesto sin vacilar—. Mark me quiere y lucha cada día por ganarse mi amor.— ¿Y lo ha hecho? —continúa su interrogatorio—. ¿Le amas, prinCapítulo diecinueve: My ImmortalMark ríe junto a mis padres y la escena me causa una sensación extraña. Tengo la certeza de que él es yerno que ellos hubiesen deseado.— ¿Todo bien, cariño? —murmura Johana a mi lado. En respuesta, le doy un leve asentimiento—. ¿Qué sucede entre Clint y tú?— ¿Qué…? —la observo con los ojos abiertos de par en par.— No soy tonta —alude entre susurros para que nadie más escuche nuestra conversación—, y ciega tampoco. Soy actriz y sé reconocer a otra a leguas de distancia. No me he comprado eso de <<aumentar nuestras posiblidades>>.Otra vez me he equivocado, y esta vez el error ha sido garrafal.— Las cosas han cambiado, Joe —es todo cuanto puedo decirle—. Por favor, no me preguntes más.Ella hace un gesto como si entendiera; pero sé que no puede ser así. De otra forma, hubiese vuelto a repetirse la escena de hace unas semanas y la señora Bratter estuviese inconsciente estos momentos.— De acuer
Capítulo veinte: Una locura— ¿Qué haces aquí, Clinton? —pregunto con los brazos cruzados.Él ignora mi posición y se adentra en el departamento a toda prisa; como si de un vendabal se tratase. Recorre el lugar de un lado a otro.>> ¿Se puede saber qué buscas?— ¿Dónde está? —grita furioso.— ¿Quién?— ¡¿El lord capullo?! ¡¿Dónde está?!— Si te refieres a Mark…— ¿Y a quién más? —me interrumpe. Clinton luce muy molesto.— Ya se ha ido.— ¡No quiero que vuelvas a verlo! —me señala. Tengo la sensación de que puede echarse encima de mí en cualquier momento.— ¡No me digas! —exclamo rabiosa—. ¿Y cómo pretendes impedirlo?— Como sea. Haré lo que sea por que seas mía, solo mía.Sin previo aviso, se lanza hacia mi boca. Intento protestar, le golpeo repetidamente; pero es imposible separarme de él. Por más que lucho, él termina venciendo.Sus manos están en mi espalada, mi cintura, mis caderaas y finalmente, en mis glúteos.
Capítulo veintiuno: Pequeña diablaIntento concentrarme en el sabor de la carne asada mientras Clinton pasea sus dedos por mis muslos debajo de la mesa. Le reprendo con miradas silenciosas, pero a él le da igual y continúa en su labor.— Te juro que intento entenderte, Blair —alude mi madre—; pero se me hace muy difícil.Todos dirigen sus miradas hacia mí.<< Genial, ahora soy el centro de atención >>Y para rematar, Clinton no deja su mano quieta. Como le pille alguien, juro que lo mato.— Mamá —replico en tono pausado. No me apetece tener una discusión en plena navidad—, como ya te expliqué, ha sido lo mejor. Mark y yo somos buenos amigos; intentamos algo más y no funcionó. Por favor, demos este tema por zanjado.— ¡Es que no lo entiendo! —como siempre, mi madre se hace de oídos sordos y expone sus argumentos—. Todo iba genial, tanto que me extrañaba. Mark es un excelente partido y un buen hombre. Era perfecto para ti.— ¿Para mí?
Capítulo veintidós: Feliz NavidadRestriego mis ojos un poco aturdida. Al despertar completamente, Elsa me devuelve la mirada desde la pantalla, cantando "Into the unknown" varias veces. Hay que ver los agudos que posee Idina Menzel. No por nada es consideranda la actual diva de los musicales.Megan y Brad duermen juntos sobre la pila de colchones dispuestos en el suelo. Ella se encuentra en una esquina, casi al borde, mientras él se acurruca en su estómago, aferrado a sus caderas. La imagen resulta un poco graciosa y tierna a la vez que dan ganas de fotografiar el momento. Sin embargo, actúo como una persona decente y decido no invadir su intimidad. Seguro que Max ha hecho el trabajo por mí. A él le encantan ese tipo de jugarretas.Observo alrededor, buscando al resto; pero no hay nadie. Al parecer, mi única compañía consiste en la pareja de tórtolos dormida.Me deshago de la manta con la cual alguien parece haberme cubierto mientras reviso la hora en mi m
Capítulo veintitrés: Terminator Queen— Hola, princesa.Dejo de teclear en el ordenador para verle en la puerta de mi oficina, apoyado en el marco. Sus brazos cruzados acentúan el volumen de su trabajada musculatura y la sonrisa que se forma en su rostro consigue derretir mis bragas—. Hola a ti, príncipe.— Esta mañana luces especialmente guapa —intenta besarme, pero desvío la cabeza y sus labios se pozan en mi mejilla—. Me estás matando, mujer.— Sabes mis condiciones, Clinton —le recuerdo—. Creo que ya hemos hecho bastante y tus sonrisas seductoras no me convencerán. ¿Ya hablaste con Crys?— Algo así.— ¿Algo así? —frunzo el entrecejo, queriendo más información.— Ya sabes cómo es. Si le suelto todo de sopetón, probablemente se corte las venas.— ¡No juegues con una cosa así! —le reprendo para luego suspirar. Esto está siendo más difícil de lo que llegué a imaginar—. Hace unos días volvió a llamarme. ¿Cómo le explico que no puedo contarle lo que suc
Capítulo veinticuatro: Hermana ebria La multitud aplaude para animar a las chicas en el escenario. Desde nuestra mesa, nosotros hacemos exactamente lo mismo. Debe ser el exceso de copas, porque se escucha horrible y sin embargo, la gente no deja de gritar por más. Clinton y yo somo los únicos que hacemos una mueca lastimera de vez en cuando, lo que reafirma mi pensamiento; puesto que somos los únicos sobrios del grupo. Él es el conductor designado mientras que a mí no me apetece.Megan y Crystal terminan de “cantar” I’m a Slave 4 U de Britney Spears y el bar completo se pone en pie en medio de aullidos. No quiero pensar que el entusiasmo se debe al baile sexi que hicieron en vez de la interpretación.— Ahora le toca a nuestro dúo favorito —añade mi mejor amiga con un ronquido extraño. Se ha quedado literalmente sin voz—. Vamos, chicos; sanad un poco nuestros dañados oídos.— Sííííííí —aplaude mi hermana—. Pero no cantéis las cursilerías esas que acostumbráis a c
Capítulo veinticinco: Quiero el divorcio*Clinton Bratter*Ignoro los movimientos de mi esposa mientras termino de anudar mi corbata de mala gana. Lleva semanas actuando raro: me evita, hace reclamos sin sentidos, me lanza miraditas furtivas y luego vuelve a evitarme. El ambiente ha pasado de ser frío a arder en llamas en cuestión de días. Crystal Price me está colmando la paciencia y cuando explote, no será nada bonito.— Siento lo de anoche —comenta con la mirada enfocada en sus pies—. Me pasé de copas y dije cosas…— Déjalo, Crys —la corto de sopetón. He llegado a un punto en el que ya no puedo esperar—. Da igual. Lo olvidaré de la misma forma que he olvidado tus palabras sin sentido en las últimas semanas.La evasión de Crystal respecto a cualquier tema relacionado con nuestro matrimonio junto al rechazo de Blair, me tiene a punto de cruzar la línea entre la cordura y la demencia
Capítulo veinticinco: CachetadaClinton, Stallon y yo nos tomamos de las manos, formando una cadena mientras esperamos con ansias el beredicto del tribunal.— Este jurado declara a la señora Dona Brown —contengo la respiración y mis compañeros imitan mi acción—: culpable de todos los cargos —nos sonreímos los unos a los otros—. Por el delito de malversación de vienes, se le condena a cinco años de prisión. Por el delito de suplantación de evidencia, se le condena a… —la jueza sigue nombrando uno a uno los cargos y la condena correspondiente. En total la pena alcanza los quince años de prisión. Esta vez, Dona Brwn pasará una buena temporada en la cárcel.Nos abrazamos entre los tres pletóricos de felicidad. Luego, saludamos cordialmente al abogado de la defensa.— ¡Me las pagaréis! —exclama la ex esposa de Trenton Stallon mientras es esposada por un agente de policía—. Tú… —me observa con demasiada intensidad y rabia, como si quisiera sacarme los ojos—, la diabla