Gabriela observó a su prima subir las escaleras como si estuviera loca, ¿acaso algo malo había sucedido?Decidió seguirla, acaso el abuelo había sido duro con ella, o la familia Allen la había tratado mal.Llamó a la puerta de su amiga, y segundos después la observó abrir la puerta. Tenía la carita roja como un tomate; parecía avergonzada. —¿Qué sucedió?—Soy una tonta.Gabriela sintió más curiosidad, acaso se había vuelto loca o algo parecido, acaso era contagioso, ya que Darío parecía confundido cuando ingresó por la puerta.—¿Qué significa eso?—Lo besé, bueno, él lo hizo, pero yo no lo detuve, me quedé allí disfrutando de sus besos. Esto es demasiado, soy una tonta. Él solo me ve como su aliada, no como algo más, además es el tío de mi exesposo, que dirán de mí luego.Gabriela se rio al escuchar las palabras de su prima, pensó que algo más grave había sucedido.—Al parecer te gustan los hombres mayores, no puedo negar que Darío es todo un papacito, incluso alguien como yo, caería
Sofía no podía dejar de pensar en lo que había sucedido la noche, anterior; había pasado toda la tarde distraída. Su prima le había ayudado a conseguir una entrevista, Pablo debía de buscar donde ocultarse, estaba dispuesta a decir toda la verdad. Se acercó a la pequeña y la cargo en sus brazos, Elena era realmente hermosa, era su razón de existir.Avanzó por las escaleras, luego se dirigió al jardín, coloco a la pequeña sobre una manta, luego tomo un libro y se dispuso a leer un rato.Necesitaba dejar de pensar en Darío por un momento.Su teléfono empezó a timbrar, miro la pantalla, era un número desconocido, decidió responder.—¡Aló!—Sofía, cariño, es un gusto escuchar tu voz, decidí llamarte porque tenemos que hablar. Tienes que detenerte o vas a terminar en el cementerio. Me escuchas, esta vez no pienso fallar, te lo juro por mi vida, las personas que aprecias correrán la misma suerte.Sofía se quedó en silencio por un momento. Ella no podía tener miedo, no en ese momento. Habí
Darío estaba completamente distraído, seguía sin entender qué debía de hacer; esa mañana su esposa ni siquiera le había dirigido la palabra.Se había arreglado ella, tampoco alzó a mirarlo, no sabía si estaba molesta o simplemente no quería hablar con él.—¿Sigues pensando en ella?—Vas a empezar a molestarme de nuevo.Levantó la mirada y observó la hermosa orquídea en la mano de su asistente.—De nada, aquí está el regalo perfecto. Gracias a su prima, me di cuenta de que le fascinan las orquídeas, los diamantes rosados y los chocolates. Puedes sorprenderla esta noche.Una sonrisa asomó en sus labios. La orquídea era realmente hermosa. Entonces entendía por qué le gustaban.Eran tan idénticas a ella que llamaba la atención de cualquiera que la viera, incluso dejaba a cualquier hombre sin aliento.—Gracias, después de todo eres muy eficiente. —Discúlpame, señor, siempre soy eficiente. Su sobrino está perdiendo mucho dinero. La familia Allen está alarmada, en especial su padre, que pid
Pablo despertó tarde, había estado bebiendo en el bar del hotel, se sentó en la cama.Su esposa no estaba a su lado, de seguro estaba en algún lugar comprando o pasándola bien.Era momento de volver, el vuelo saldría en una hora aproximadamente, debía desayunar.Su teléfono timbró, eran unas fotografías, las observó con atención, se trataba de su querido hermano.Al parecer estaba en su contra, en ese momento las cosas comenzaron a tener sentido, el muy desgraciado lo había traicionado.Se le podía apreciar en el auto con Gabriela Clark. Apretó los puños con fuerza. Andrew era débil y no tenía ambición alguna, era un completo tonto.Debía de hacerse cargo de él, no le servía que siguiera respirando.Le envío un mensaje a sus hombres para que lo buscaran y lo llevaran a su mansión; tenían cuentas qué arreglar. Observó a su esposa cruzar la puerta, estaba completamente ebria y hablaba incoherencias.Ella no había llegado a dormir esa noche, soltó un suspiro pesado.—No voy a darte el
Darío estaba cenando junto a su esposa cuando recibió la noticia del accidente de su hermana, salió prácticamente corriendo de la mansión y se dirigió al hospital. Sus manos temblaban, su garganta estaba seca, su corazón latía con fuerza, tenía miedo, ya había perdido a una hermana en el pasado.No soportaría perder a otra, su respiración se volvía cada vez más dificultosa.Avanzó por los pasillos rápidamente, se detuvo en la sala de espera, observó a su padre y los demás familiares.Tomo asiento, Rubén se molestó al verlo llegar, no toleraba verlo.—Estás en contra de nuestra familia y aun así vienes descaradamente con esa mujer, acaso no me dijiste que harías lo que estuviera en tus manos para destruir a la familia Allen. Nos odias y nos culpas por tus errores, debieras irte, estás disfrutando de nuestra desgracia.Sofía era una dama, no pensaba discutir en el hospital, pero las palabras de ese hombre simplemente la irritaban. Los demás miembros de la familia miraban a Darío con d
Las horas se hacían eternas, y Darío se mantenía de pie, mirando hacia la nada. Era terrible tener que estar en un maldito hospital, el olor de la muerte se paseaba por todo el lugar. Cerro los ojos por unos minutos mientras recostaba su espalda a la pared. Sofía se levantó de su asiento y se acercó a Andrew. —Gabriela, está preocupada por ti, pensó que algo malo te había sucedido, no respondes sus llamadas. —No quiero problemas, no estamos en el mismo bando, lo recuerdas —respondió con total tranquilidad. No odiaba a Sofía, pero tenía la mirada de todos los Allen sobre él. Tenía problemas con Pablo, de eso no había dudas. —Lo siento, todos nos miran. —Te odian, al igual que a Darío, cuídate la espalda, no serán amables. —Lo sé, no te preocupes. Sofía volvió a su asiento, observó al doctor salir de la sala de cirugía, tenía un semblante serio y carente de emociones. Sofía se llevó las manos al pecho, algo no estaba bien y ella lo sabía, no se necesitaba ser un adivino para
Sofía salió a de paseo por la ciudad, había estado muy preocupada últimamente. Un poco de aire fresco le haría bien. Necesitaba alejarse un poco de todo. Gabriela la acompañaba y empujaba el coche de la bebé.Darío le había permitido salir con un millón de recomendaciones, entendía su preocupación, pero era cuidadosa.—¿Piensas decirle a Darío lo que sientes?—No, es mejor así, pronto recuperaré mi herencia y seré libre, volveré a mi antigua vida.Gabriela creía que su prima estaba siendo muy tonta. Si le gustaba ese hombre, debía de hacérselo saber. Darío estaba loco por Sofía.—Te regalo orquídeas, y unos diamantes, ¿no es suficiente? —Es un Allen Gaby.—¿Y eso qué importa? No es igual a su familia, él se ve diferente, y lo sabes.Sofía continuó mirando los vestidos en los aparadores, todo le parecía muy hermoso.A la distancia linda miraba a la mujer con envidia, la había seguido en su auto, quería encarar a la mujer que le había quitado a su futuro esposo.Observo a las mujeres
Sofía estaba sentada en la oficina del abogado de su esposo, observó al hombre con atención, tenía un semblante serio.Eso significaba que las cosas no estaban bien, tenía un mal presentimiento. El hombre sacó un documento de su maletín. En ese momento rezaba para que no fuera una mala noticia, deseaba volver a casa, la mansión donde había crecido. La puerta fue abierta, observó a su esposo ingresar, se sintió más aliviada, al menos estaría acompañada. —Lamento llegar tarde, mi amor, estaba muy ocupado, pero ya estoy acá. Darío tomó asiento al lado de su esposa y tomó su mano; podía sentir lo frías que estaban. De seguro estaba muy preocupada, lograba entenderla. Unos años antes que él había pasado por lo mismo, lo habían despojado de todo lo que tenía. Lograba entender a la perfección ese sentimiento de impotencia y rabia. —Qué bueno verlo, señor, hice lo que debía, pero me encontré con un problema grave. ¿En algún momento firmó este documento, señora Clark?Sofía tomó el docu