DESPERTÓ

Sofía salió del edificio y se encontró con su esposo, quien la miró con preocupación.

—¿Qué haces aquí?

La joven le mostró una sonrisa, se acercó y depositó un beso en los labios de su amado.

—Hice lo que me pidió tu padre, tengo la conciencia tranquila.

Darío miró a los guardaespaldas, jamás imaginó que ella se atrevería a ir a la boca del lobo, sola.

La miró de pies a cabeza, parecía estar bien, sin un solo golpe o moretón.

—Te expusiste al peligro sin decírmelo.

—Tengo a diez de tus hombres conmigo, están armados. ¿Cuál es el problema? Ellos hacen muy bien su trabajo, no tienes que preocuparte, si te lo decía, no me dejarías hacerlo.

El corazón de Darío latía con fuerza. Pablo era capaz de cualquier cosa, temía por la vida de su esposa.

—Le dejé las cosas claras, pero rechazó la oferta. No quiere un boleto de avión, prefiere quedarse sin nada.

Darío abrazó a su esposa por la cintura con fuerza. Félix estaba en el auto. Su jefe había rastreado la ubicación de su esposa y c
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