Darío estaba almorzando con unos inversionistas. El negocio estaba creciendo a pasos agigantados. Tenía que hacer algo que le había prometido su esposa; no era negociable.—Quiero que llames a este número y hagas pasar la voz. Félix se quedó mirando el papel en sus manos; era mejor no preguntar y hacer lo que le había ordenado el jefe.Tomo el teléfono y realizo la llamada, transmitió el mensaje, luego corto, no entendía nada, su jefe tenía maneras muy extrañas de hacer las cosas. —¿Qué te traes entre manos?—Lo sabrás por la mañana —respondió Darío con total tranquilidad.Algo que dejó al joven con más curiosidad que al principio.A la mañana siguiente.Félix iba en el auto con su jefe, en algunas ocasiones era como la sombra del hombre.Se sorprendió cuando él ordenó detenerse cerca del edificio de la familia Clark. Eso no era normal, eran las 8 de la mañana.—¿Piensas hacerle una visita?—No, mi esposa le hizo un favor, él no aceptó, me corresponde dar el siguiente paso.Se qued
Pablo estaba en un bar bebiendo mientras leía lo que decían los diarios; tenía más de un escándalo encima. Primero lo de su padre, y en ese momento la empresa estaba en el ojo del huracán.Todos lo señalaba como un hombre déspota, tacaño y explotador, una persona realmente cruel. Incluso algunos de sus antiguos empleados habían hablado al respecto y lo habían dejado como el villano de la historia. Algo que lo hizo enojar mucho más, había tenido pérdidas realmente considerables ese día, no podía seguir así, debía de tomar cartas en el asunto. Escuchó pasos acercándose, observó a Andrew sentarse a su lado, frunció los labios, no toleraba a su hermano. Era un estúpido que pensaba en la familia, cuando a ellos no les importaba si algo malo les sucedía. Ellos eran como el agua y el aceite, muy diferentes entre sí. El corazón noble de Andrew, lo distinguía de Pablo, un hombre de corazón negro y codicioso. —He estado buscándote. ¿Dónde está nuestro padre? Una sonrisa burlona se dibuj
—¿Cómo van las cosas con Andrew?Gaby fingió no entender la pregunta de su prima, y desvió la mirada.—Siempre está dispuesto a ayudarme, pero siento que ha hecho mucho por mí, no quiero seguir siendo una carga para él. Sofía miró a su prima y negó con la cabeza, podía notar lo rojas que estaban sus mejillas.—Sabes a lo que me refiero, le gustas.Gaby soltó un suspiro pesado, no creía que eso fuera verdad, él solo la trataba como un buen amigo.—Eso no es verdad, me ve como a su amiga, no como algo más, además no es necesario que me preguntes este tipo de cosas.—Le gustas, Gaby, Andrew se derrite por ti, que no lo has notado, como te mira, siempre está para ti.Gaby se cruzó de brazos, no creía que eso fuera verdad, él solo la miraba como una buena amiga, no como algo más.—Sí, es verdad, ¿por qué no me ha invitado a salir?—Tiene miedo a que lo rechaces, ya sabes.Ambas mujeres se giraron y observaron a Darío acercándose. Su rostro perfecto hacía suspirar a cualquier mujer. Gaby
Sofía ingresó al edificio, su esposo tomó su mano y la guio al ascensor, estaba algo nerviosa.Los empleados la miraban con curiosidad, en algún momento ella fue la aclamada señora Clark. En ese momento, ya no tenía nada, era una mujer normal, sin bienes ni lujos. —Te quiero pedir un favor —murmuró por lo bajo. Darío acarició con cariño su mejilla y la miró con ternura. —Tus deseos son órdenes, mi amor. —Quiero que me trates como a una empleada más, quiero ganarme mi puesto, y el respeto de los demás. Darío no quería aceptar la propuesta de su esposa, pero entendía su punto de vista. —Está bien, si eso es lo que quieres. Al llegar al piso indicado, se dio cuenta de que el edificio era algo pequeño en comparación con el edificio de la familia Allen.Su esposo era un hombre modesto, que no estaba interesado en mostrarle a la sociedad cuanto tenía.—El edificio no es tan moderno como otros, pero tiene todas las comodidades.—Está bien para mí, es hermosa la decoración.Su esposo l
Pablo estaba en su oficina, caminaba de un lado al otro ansioso; necesitaba contratar una gran cantidad de empleados en tiempo récord.Pero ni un solo currículum había llegado a sus manos, eran las tres de la tarde, acaso su secretaria no había hecho bien el anuncio. Decidió revisarlo él mismo, la fecha y la hora estaban bien escritas, y golpeó el escritorio con fuerza. Acaso algo estaba mal, estaba ofreciendo trabajo. ¿Cuántas personas había en la ciudad, que no tenían un empleo? Muchas, pero eran tan estúpidas, que le tenían miedo a Darío. Salió de la oficina y miró a su secretaria sentada tecleando algo en su computadora. —Tenemos algunos interesados en la oferta de trabajo, revisa el correo. La mujer dejó lo que estaba haciendo, hizo lo que ordenó el jefe, pero no había llegado absolutamente nada. —No hay nada, señor, lo siento, la junta directiva lo está esperando, es una reunión de último minuto, urgente. Asintió con la cabeza, esas lacras querían quedarse con su puesto,
Gaby detuvo su coche a las afueras del edificio de la familia Allen, tomó las flores en sus manos y respiró profundamente. Bajo y empezó a caminar lentamente por la acera, se detuvo en la entrada del lugar, estaba algo nerviosa.Ingresó al ascensor y marcó el piso indicado. Sofía tenía razón, quizás solo debía de intentarlo. Iba pensando en las palabras que debía decir, no quería hablar alguna incoherencia y terminar avergonzándose. Las puertas se abrieron de par en par, y Gaby salió con el ramo en las manos. Avanzó por los pasillos lentamente, se detuvo abruptamente al mirar a Andrew salir de su oficina. Él no se había enterado de su presencia, estaba acompañado de una hermosa joven. La mujer se giró y lo abrazó, le dio un beso en la mejilla, tenía una gran sonrisa y él parecía estar muy feliz. Giró sobre sus tacones, quería ocultarse, era una tonta. Andrew parecía estar disfrutando de la compañía de la mujer. No podía negar que era hermosa, con un cuerpo fabuloso. —¡Gabriela
Patricia estaba en una tienda exclusiva, solía comprar cuando estaba aburrida o molesta.Además, qué mujer no adoraba gastar los millones de su esposo y comprarse miles de cosas hermosas. Lleva una bolsa que costaba varios miles de dólares, pero no era un problema. Su marido era hombre con una gran capital. Se detuvo en la caja y sacó su tarjeta y se la entregó a la joven cajera. La mujer pasó la tarjeta, pero fue rechazada. La pasó nuevamente pensando que había sido un completo error. Pero el resultado fue el mismo, se puso algo nerviosa. Todos conocían el carácter de Patricia; miró a la mujer fijamente. —Su tarjeta fue rechazada, señorita —comentó la joven en voz baja para no llamar la atención de los demás clientes. Patricia observó a la joven con cara de disgusto; eso debía de ser una broma de mal gusto. —Puede volver a pasarla, acaso no ve que es una tarjeta VIP. La joven deslizó la tarjeta nuevamente frente a los ojos atentos de la mujer. —Debe de ser un malentendido, l
—Felicidades, Señora Clark, está usted embarazada —hablo la doctora con emoción en su voz. Sofía se quedó sin palabras por unos segundos. Tenía dos años de estar casada con el hombre que ama y por fin había quedado embarazada, la emoción invadía todo su ser. —No puedo creerlo, doctora —exclamo la mujer emocionada —mi esposo estará muy feliz, esto será como un regalo para él, hoy es su cumpleaños. —Bueno, entonces no la atraso más, señora Clark. —Gracias doctora. Sofía salió prácticamente corriendo de la clínica, tenía una mezcla de emociones en su interior, iba a ser mamá, un pequeño ser crecía dentro de ella. Subió a su coche y empezó a conducir, no podía dejar de sonreír, ya no estaría sola, si pequeño la acompañaría a todos lados. Se detuvo por un momento, no sabía cómo darle la noticia a su esposo, continuó avanzando, eso no era tan importante después de todo. Al fin serían una familia de tres, era una lástima que sus padres no estuvieran allí para compartir su felicidad