Sofía ingresó al edificio, su esposo tomó su mano y la guio al ascensor, estaba algo nerviosa.Los empleados la miraban con curiosidad, en algún momento ella fue la aclamada señora Clark. En ese momento, ya no tenía nada, era una mujer normal, sin bienes ni lujos. —Te quiero pedir un favor —murmuró por lo bajo. Darío acarició con cariño su mejilla y la miró con ternura. —Tus deseos son órdenes, mi amor. —Quiero que me trates como a una empleada más, quiero ganarme mi puesto, y el respeto de los demás. Darío no quería aceptar la propuesta de su esposa, pero entendía su punto de vista. —Está bien, si eso es lo que quieres. Al llegar al piso indicado, se dio cuenta de que el edificio era algo pequeño en comparación con el edificio de la familia Allen.Su esposo era un hombre modesto, que no estaba interesado en mostrarle a la sociedad cuanto tenía.—El edificio no es tan moderno como otros, pero tiene todas las comodidades.—Está bien para mí, es hermosa la decoración.Su esposo l
Pablo estaba en su oficina, caminaba de un lado al otro ansioso; necesitaba contratar una gran cantidad de empleados en tiempo récord.Pero ni un solo currículum había llegado a sus manos, eran las tres de la tarde, acaso su secretaria no había hecho bien el anuncio. Decidió revisarlo él mismo, la fecha y la hora estaban bien escritas, y golpeó el escritorio con fuerza. Acaso algo estaba mal, estaba ofreciendo trabajo. ¿Cuántas personas había en la ciudad, que no tenían un empleo? Muchas, pero eran tan estúpidas, que le tenían miedo a Darío. Salió de la oficina y miró a su secretaria sentada tecleando algo en su computadora. —Tenemos algunos interesados en la oferta de trabajo, revisa el correo. La mujer dejó lo que estaba haciendo, hizo lo que ordenó el jefe, pero no había llegado absolutamente nada. —No hay nada, señor, lo siento, la junta directiva lo está esperando, es una reunión de último minuto, urgente. Asintió con la cabeza, esas lacras querían quedarse con su puesto,
Gaby detuvo su coche a las afueras del edificio de la familia Allen, tomó las flores en sus manos y respiró profundamente. Bajo y empezó a caminar lentamente por la acera, se detuvo en la entrada del lugar, estaba algo nerviosa.Ingresó al ascensor y marcó el piso indicado. Sofía tenía razón, quizás solo debía de intentarlo. Iba pensando en las palabras que debía decir, no quería hablar alguna incoherencia y terminar avergonzándose. Las puertas se abrieron de par en par, y Gaby salió con el ramo en las manos. Avanzó por los pasillos lentamente, se detuvo abruptamente al mirar a Andrew salir de su oficina. Él no se había enterado de su presencia, estaba acompañado de una hermosa joven. La mujer se giró y lo abrazó, le dio un beso en la mejilla, tenía una gran sonrisa y él parecía estar muy feliz. Giró sobre sus tacones, quería ocultarse, era una tonta. Andrew parecía estar disfrutando de la compañía de la mujer. No podía negar que era hermosa, con un cuerpo fabuloso. —¡Gabriela
Patricia estaba en una tienda exclusiva, solía comprar cuando estaba aburrida o molesta.Además, qué mujer no adoraba gastar los millones de su esposo y comprarse miles de cosas hermosas. Lleva una bolsa que costaba varios miles de dólares, pero no era un problema. Su marido era hombre con una gran capital. Se detuvo en la caja y sacó su tarjeta y se la entregó a la joven cajera. La mujer pasó la tarjeta, pero fue rechazada. La pasó nuevamente pensando que había sido un completo error. Pero el resultado fue el mismo, se puso algo nerviosa. Todos conocían el carácter de Patricia; miró a la mujer fijamente. —Su tarjeta fue rechazada, señorita —comentó la joven en voz baja para no llamar la atención de los demás clientes. Patricia observó a la joven con cara de disgusto; eso debía de ser una broma de mal gusto. —Puede volver a pasarla, acaso no ve que es una tarjeta VIP. La joven deslizó la tarjeta nuevamente frente a los ojos atentos de la mujer. —Debe de ser un malentendido, l
—Felicidades, Señora Clark, está usted embarazada —hablo la doctora con emoción en su voz. Sofía se quedó sin palabras por unos segundos. Tenía dos años de estar casada con el hombre que ama y por fin había quedado embarazada, la emoción invadía todo su ser. —No puedo creerlo, doctora —exclamo la mujer emocionada —mi esposo estará muy feliz, esto será como un regalo para él, hoy es su cumpleaños. —Bueno, entonces no la atraso más, señora Clark. —Gracias doctora. Sofía salió prácticamente corriendo de la clínica, tenía una mezcla de emociones en su interior, iba a ser mamá, un pequeño ser crecía dentro de ella. Subió a su coche y empezó a conducir, no podía dejar de sonreír, ya no estaría sola, si pequeño la acompañaría a todos lados. Se detuvo por un momento, no sabía cómo darle la noticia a su esposo, continuó avanzando, eso no era tan importante después de todo. Al fin serían una familia de tres, era una lástima que sus padres no estuvieran allí para compartir su felicidad
—Unos hombres intentan asesinarme, estoy aterrada.—Guarde la calma —le responde la mujer del otro lado de la línea —¿dónde se encuentra?Intentó acelerar, pero el conductor del otro auto volvió a golpear su coche y esta vez perdió el control, el coche se precipitó por el barranco, dando vueltas en el aire.En el proceso se golpeó la cabeza, estaba algo mareada, pronto todo quedó en silencio de nuevo, todavía podía moverse, pero el dolor en su cuerpo era espantoso. Lucharía con todo lo que tenía por su vida, no quería morir, no allí, no de esa manera.Salió de las latas retorcidas con mucha dificultad, se arrastró unos metros. Era de noche y hacía demasiado frío, lágrimas gruesas rodaron por su mejilla, rogaba por su vida, quería otra oportunidad, para arreglar todo y cobrar venganza. Escuchó una fuerte explosión cerca de ella, se giró y observó el auto arder en llamas, eso había estado demasiado cerca, todo su cuerpo palpita de dolor.Trató de levantarse del suelo sin éxito, estab
—Al hospital no, él va a matarme — ella agarró la esquina del traje del hombre y murmuró —me quiere muerta. —¿Quién te quiere muerta? —preguntó rápidamente. Darío observó a la mujer perder el conocimiento, eso lo alarmo, se veía muy mal. —¡¿Va a morir?! —el conductor gritó aterrado. —¡Cállate y conduce! El chófer iba a toda velocidad rezando para que la mujer no muriera en el coche, era muy supersticioso, además de miedoso. —Señor, dígame que esa mujer todavía respira. —Sí, date prisa, se ve muy mal. Tomó su celular y llamó a su amigo para que estuviera preparado. Él podría ayudarla, era el mejor médico de la ciudad. El conductor aceleró al máximo, la clínica del señor Carlo estaba cerca, después de unos minutos llegaron al lugar indicado. Darío bajó con la mujer en sus brazos y corrió al interior del lugar donde lo esperaba una enfermera junto a su amigo, colocó a la chica en la camilla y ellos se la llevaron. Tenía sangre en la ropa y casi le hizo vomitar, od
—Maldito asesino, no solo mataste a tu esposa, sino también a tu propio hijo, eres un monstruo.Pablo trató de calmarse, él nunca quiso tener hijos con su esposa, lo único bueno era que ella estaba muerta.—Yo no la maté, ella provocó su muerte. Si sabes lo que te conviene, será mejor que cierres tu maldita boca —le advirtió.Gabriela lo miró como si quisiera matarlo, pero no era rival para Pablo; lo sabía a la perfección.—¿Es una amenaza? —preguntó con sin miedo. —Tómalo, como quieras —respondió el hombre.—Buscaré la verdad, no me importa cuánto tiempo me tomé —le advirtió la joven entre lágrimas.Mientras en el otro lado—Miró las noticias, jefe. Sofía Clark se suicidó, su cuerpo fue descubierto esta mañana por su esposo —habló John mirando al jefe.Darío levantó la vista, en ese momento tenía las respuestas que necesitaba. El cuerpo que estaba en la mansión no era de Sofía; algo realmente oscuro sucedía en ese lugar.—¿Estás seguro de lo que dices?—Su sobrino, dio una conferenc