—Deberías de vender la empresa en este momento que todavía vale algo de dinero, no lo crees —presionó Patricia —no tolero esta situación, me da pena cuando nuestros amigos nos preguntan si es verdad que estamos en la calle. Pablo se arregló la corbata, no tenía ánimos de hablar, había intentado comunicarse con su abuelo sin éxito. Era la única persona que podía ayudarlo en ese momento tan crítico de su vida, necesitaba apaciguar la ira de su querido tío. —Podríamos largarnos de aquí y vivir como reyes, solo piénsalo, no perdemos nada con intentarlo. —¡Cállate! —rugió Pablo, molesto —jamás le venderé a ese imbécil, prefiero terminar en la quiebra, ¡me escuchas! Patricia respiró profundamente y trató de calmarse. Su marido no pensaba con claridad, solo estaba algo confundida. El dinero era más importante que cualquier otra cosa; sin plata en los bolsillos, estaban perdidos. Si su marido vendía la empresa, podían vivir como reyes. —No puedes pensar solo en ti, se trata de nosot
Sofía ingresó a la oficina de Andrew, había ido a entregar algunos documentos. El joven necesitaba una nueva secretaria y ella tenía a la persona indicada para el puesto. Andrew la recibió con una sonrisa. —Tu tío habló conmigo, tengo mi escritorio saturado de documentos. Entre más rápido le encuentre trabajo a estas personas, será mucho más fácil. Mira, te puedo recomendar a estas jóvenes que trabajaron para mí, son buenas, de eso no hay dudas. —Gracias por la ayuda, te lo agradezco.Sofía miró el lugar con atención, observó las hermosas flores que había comprado Gabriela, estaban en un jarrón, le daba vida al lugar. —Son hermosas las flores. —Gaby, me las obsequio para decorar el espacio, son hermosas. Podía notar la sonrisa boba en el rostro del joven; era notorio que Andrew se sentía atraído por su querida prima. —¿Deberías de invitarla a salir, no lo crees? Andrew guardó silencio, por un momento. Gaby era una joven muy hermosa, pero no creía que ella estuviera interesada
—Bueno, al parecer no lo conoce también como yo, ofender a personas como él, significa la muerte.—¿Qué espera para jalar del gatillo de una vez? No es necesario que postergue mi sufrimiento, estoy listo para morir.Escuchó al hombre reírse de manera divertida nuevamente.—Cree que será así de fácil, está realmente equivocado, tengo otros planes, pegarte un tiro, sería demasiado compasivo de mi parte.Rubén estaba tratando de ganar algo de tiempo, había evaluado cada una de sus opciones, escapar ileso, simplemente no era una de ellas.La única salida estaba bloqueada y su enemigo estaba a unos pasos de él, sosteniendo un arma en su cabeza.—¿Acaso estás jugando conmigo? —No, eres mi trabajo —comentó el hombre con total tranquilidad. Como si no le importara cuánto tiempo le tomaría terminar con él. —Quiero que te tires del balcón, una manera escalofriante de morir, pero algo justo para alguien como usted. Quiero que piense en Cherry mientras estés en este mundo, imaginé cómo se sint
Darío despertó de mañana, observó a su esposa de pie frente a la ventana, mirando a la nada, últimamente estaba muy preocupada.Se levantó de la cama, se acercó y abrazó a la mujer por la cintura y aspiró el delicioso aroma de su cabello.—Puedo notar que últimamente estás preocupada, mi amor, puedo saber que ronda tus pensamientos.Sofía soltó un suspiro pesado. El día se acercaba y temía por su seguridad y la de su familia. Un perro herido podía ser muy peligroso.—Temo por nuestra seguridad, es todo, sé que no debería, pero resulta inevitable.Darío le dio un beso en la mejilla y trató de calmarla.—No tienes que preocuparte, yo me haré cargo de todo, amor, tú quédate tranquila.Sofía observó a su esposo ingresar a la ducha. El día anterior había salido por la noche y había regresado de madrugada, decidió no preguntar el motivo.Era consciente de que no tenía una amante, las cartas con amenazas habían dejado de llegar.Al menos era algo bueno, estaba cansada de vivir con la preocup
Cherry observó a Pablo marcharse de la mansión, soltó un suspiro de alivio, miró a su sobrino de pie junto a ella.—Te arriesgaste demasiado, no debiste hacerlo.—No pensaba quedarme callada por ningún motivo, como se atreve a acusarnos de algo tan horrible, es un maldito hipócrita.Cherry se acercó a su padre y lo abrazó. El anciano se mantenía en silencio con la mirada perdida.—Que hice para merecer esto, mi hija murió hace tantos años, era una buena persona su muerte todavía me duele, mi familia se desmoronó en cuestión de meses, ahora Rubén, su muerte me duele, pero era una mala persona, no podía salvarlo, lo único que quiero es que ustedes se apoyen, la ambición solo deja muertes y enemistad.Cherry trató de calmar al hombre, estaba triste, era obvio.Era consciente de que Darío había ido tras su hermano, pero no sentía ningún tipo de tristeza, él había intentado asesinarla.A Rubén se le había caído la máscara. Era una persona realmente peligrosa para su familia, y era mejor qu
Patricia estaba algo preocupada, habían sepultado a su suegro. Pero nadie de la familia Allen se había hecho presente para darle el último adiós al hombre, ni siquiera el anciano se había preocupado por asistir. Esas personas eran realmente horribles, no tenían corazón. Su esposo bebía prácticamente todos los días, la empresa se estaba cayendo a pedazos y ella no podía hacer nada para ayudarle. La noche anterior, Pablo había pasado fuera de la mansión, y su suegra vivía encerrada en su habitación, no quería ver a nadie. La casa parecía estar abandonada, sus padres eran los únicos que la apoyaban en esa situación tan complicada que atravesaban. Su coche se detuvo a las afueras del edificio de Darío. Necesitaba hablar con Sofía, quería que retirara la demanda y así evitarse más problemas. Su marido tenía suficiente dinero, con eso ella podía vivir de por vida. Ingresó al ascensor y marcó el piso indicado. Después de unos minutos, las puertas fueron abiertas de par en par.
—¿Puedo saber dónde estabas? La madre de Patricia miraba de manera acusatoria a su hija, esperando una respuesta. —Fui a verla, quería que retirara la denuncia.—Ella se negó a hacerlo, obviamente —la interrumpió la mujer. Patricia se sentó en el sofá, había fracasado. —¿Cómo lo sabes? Eres adivina o algo parecido. —Eras la amante de su exmarido, vives en su mansión y estás gastándote su dinero, fuiste una maldita, obviamente, no va a ayudarte por más que le supliques, eres estúpida o estás haciéndote la inocente.A Patricia no le gustaba el tono que estaba empleando su madre para hablarle. Ella había intentado ayudar a su marido, y no había cometido un delito. Debía de darle ideas para buscar una solución, no regañarla como una niña. —¿Qué querías que hiciera, mamá? —preguntó con molestia en su voz —que me quedara tranquila mientras todo se nos viene abajo. —Que fueras más inteligente, no tenías que rogarle, debías de obligarla a que hiciera lo que tú pedías, es la única man
—¿Crees que tengo oportunidad de ganarle el caso a mi exesposa? No quiero terminar en una celda fría.Pablo caminaba de un lado al otro en su oficina, sentía demasiada presión sobre sus hombros.No sabía cómo Sofía había obtenido esos documentos, de seguro el juez quería una explicación razonable.Incluso tenía un impedimento para salir de la ciudad, era una tontería, no pensaba escapar.—La evidencia presentada por la señora Clark, puede ser un problema para nosotros, pero veré qué puedo hacer. Tenemos dos semanas para mejorar la defensa.Pablo no se sentía conforme con las palabras de su abogado.—Te pago para sacarme de este maldito problema —rugió enojado —te pago suficiente para que hagas lo que debes, no quiero excusas y nunca me voy a declarar culpable, sé cómo trabajan los abogados.El abogado estaba preocupado, nadie quería representar a Pablo, todos hablan mal de él, sobre su temperamento y ser un hombre insoportable. —Yo no hago milagros, señor Allen, soy abogado, se lo re