SEIS MESES DESPUÉS
Martina trataba de dormir, pero el tamaño de su prominente vientre y el movimiento continuo de los bebés la desvelaban, se daba la vuelta tratando de hacer el mínimo ruido, no quería despertar a Angello, pues era demasiado sobre protector con ella, y cuando la veía que algo la incomodaba se preocupaba en extremo, terminaba estresado, trasnochado, pues le aterraba la idea que ella sufriera, y con todo eso se iba a la oficina, trabajaba demasiado sin descuidarla a ella, a sus hijos, a sus hermanas e incluso visitaba a Defranco dos veces por semana, aunque no lo mereciera, pero él era así, era un hombre con alto sentido de responsabilidad y sensibilidad, cuando lo conoció parecía que no tenía sentimientos, pero había resultado ser todo lo contrario.
En ese momento sintió una pequeña punzada al final de la espalda
Martina terminaba de darse sus últimos retoques en el espejo, se había colocado un vestido tipo straples, corte sirena, blanco con blonda roja, que resaltaba sus espectaculares curvas, su cabello negro recogido en una cola de caballo, zarcillos largos, zapatos rojos de tacón de aguja altos que no se observaban por cuanto el largo del vestido los cubría y maquillada con labial rojo, y sus ojos bien delineados con sombras y rímel. El reflejo que le dio el espejo le agradaba en demasía, no pudo dejar de esbozar una radiante sonrisa.Estaba muy contenta porque después de unas semanas de arduo trabajo, por fin se había decidido a tomar unos días libres y precisamente ese día, había sido invitada a celebrar la fiesta de fin de año con los Ferrari Estrada. Su amiga Anabella le había ofrecido que una limusina con chofer fuese por ella, pero no aceptó. Sie
La actitud beligerante de Angello, fue apaciguada por Sebastián —. Ella es la doctora Martina Landaeta, es la mejor ginecobstetra de toda Europa y recientemente se ha especializado en oncología médica, es una de las mejores profesionales en su ramo.Martina solo miraba con burla al hombre quien de una vez no dejó de expresar su incomodidad—Pensé cuando me indicaste el nombre del médico que era un hombre, no creo que sea la mejor, lo que es cierto, es que es una mala conductora que por poco no destruye mi Ferrari, dándose a la fuga como una delincuente y por lo cual activé a mi equipo de abogados para que interpusieran una demanda.—¡Por Dios Sebastián! De verdad que no entiendo ¿Cómo puedes ser amigo de un asqueroso machista, patán y troglodita como este? —Expresó totalmente enojada.—¿Y yo no sé cómo Sebastián permite que una grosera, atorrante, creída sea amiga de su esposa e hija? Yo la tendría bien lejos para que no las contamine
Martina bailaba al ritmo de la música entre decenas de parejas que disfrutaban la fiesta de fin de año, amenizada por un excelente grupo musical italiano, las bebidas y bandejas de comidas corrían por el amplio salón, deleitando a los presentes por la exquisitez y calidad de lo ofrecido, entre muchos, ataditos de foiegras e higos, pisto de verduras con queso de cabra, crema de foie con manzana y jamón de pato, corazones de flan gruyére, brochetas de pollo, aguacates rellenos con huevos poché y un sinfín de platos que complacían el paladar de los presentes y la respectiva “Cenone di San Silvestro”, con el cotechino, carne de cerdo molida y sazonada, la cual se cocina con lentejas y que de acuerdo a la tradición italiana trae abundancia y suerte, y por supuesto el impelable pannetone.Faltando cinco minutos para las doce, todos los presentes se encontraban reunidos con su spumante para brindar, copas contentivas con champagne francés rodaban entre to
Angello, se despertó con un gran dolor de cabeza, se había tomado dos botellas y aún se sentía mareado. Sin embargo, se levantó, se tomó un par de analgésico, se colocó solo un jean porque siempre dormía en Bóxer, se dirigió a la sala de seguridad que poseía en su casa, tenía por costumbre revisar diariamente en horas de la mañana las cámaras de vigilancia, sobre todos la del exterior, aunque poseía cámara IP, que le permitía una conexión a una red informática conectada a internet a través de Wifi y verlas en su Smartphone o en su laptop, él se había acostumbrado a revisarlas en esa sala, incluso lo hacía junto con los miembros de su equipo de seguridad, porque cuando estos se equivocaban o no reportaban alguna novedad, los despedía en el mismo instante, sin contemplaciones.
Cuando llegaron Anabella, Gálata y Martina a la casa de la familia Casiragui, la señora Marcela les abrió la puerta —Buenas tardes señora Marcela, venimos a visitar a Paula.—Si, señoras pasen adelante, suban al primer piso donde está su habitación, el señor Angello está preocupado, nunca lo había visto así, aunque la niña nunca se había enfermado, siempre ha sido sana—manifestó Marcela con preocupación.Subieron a la habitación y al entrar pudieron observar que Angello estaba sentado en la cama de Paula, mientras la cabeza de ella reposaba en sus piernas y él ponía pañitos húmedos en su frente, su cara de preocupación era evidente, esta
Martina entró a la habitación de Paula, la esperaban Gálata y Anabella mientras la chica se mantenía con los ojos cerrados. Anabella se le acercó y en un susurró le preguntó —¿Qué piensas hacer? ¿Te vas o te quedas?—No lo sé, estoy dividida, quiero quedarme con ella, pero a la vez no quiero estar cerca del odioso y amargado de Angello.—Ella se siente sola, es una chica solitaria, me da dolor verla tan vulnerable y triste—Manifestó Anabella.—A mí también, pero he tenido un gran enfrentamiento con su padre, no sé si cuando me vea me saca de su casa a patadas—comentó Martina con una mueca.Anabella soltó la risa—Te digo la verdad, ¡No lo creo! Pienso que Angell
Su cara era una máscara de frialdad, y su voz no suavizaba mucho su expresión, se acercó el closet a colocarse un bóxer, un pantalón y una camisa—Mi hija escapó y en vez de darme la noticia, vienes a mi habitación a seducirme.Ante sus palabras el enfado envolvió a Martina, se le acercó beligerantemente y levantó su dedo medio mientras se lo mostraba—En verdad que contigo no hay que firmar tratado de paz, tú fuiste quien me besó y empezó a acariciarme y a calentarme, así que no me quieras venir a culpar de tus bajos instintos, hazme el favor y asume tu responsabilidad como un varón. Y si tanto te importa tu hija deja de pelear y te abocas a buscarla—concluyó dirigiéndose a la puerta de salida.
Martina se dio cuenta de que Angello estaba como en especie de un trance, le causó mucho dolor ver a ese hombre que siempre andaba con su prepotencia, desmoronado llorando, de inmediato lo abrazó, mientras lo consolaba pasando su mano e la espalda, y comenzó hablarle al oído —Ya Angello. No tengas miedo. ¡Ya pasó! Todo está bien. Tranquilo. Así lo fue tranquilizando poco a poco hasta que luego de unos momentos, había logrado calmarlo.Cuando pasó el episodio, y Angello pudo reaccionar, estaba totalmente apenado y en voz queda pronunció—Lo lamento. Discúlpame.Lo observó, sin embargo, él le evadía la mirada, lo tomó de la mejilla y con la otra mano lo acariciaba —¿Quién te causó tanto daño Angello? —le preguntó con dulzura.
Último capítulo