Angello abrió la carta, lo primero que captó su atención fue el olor, ese aroma dulce, una mezcla de romero, lavanda, jazmín y miel, que en el pasado a veces olió, las pocas veces que ella se dignaba a brindarle cariño, dio un respiro profundo, debía controlar sus emociones, debía leer, perdonar y dejar ir.
Enseguida comenzó a leer la carta:
“Angello hijo,
Tal vez no tengo derecho a llamarte así, he sido egoísta, manipuladora, cobarde, me valí de ti para entrar a un mundo que no era el mío, de hecho debo confesarte que te concebí cuando ya Defranco había terminado su relación conmigo, ese día lo emborraché, lo llevé a mi habitación y lo acosté junto a mí, tomé los condones y con una aguja le abrí ciento de agujeros, a la ma
Angello se quedó pensativo por lo que le dijo la persona al otro lado de la línea, Defranco había pedido a Paula y a Franco, pensando que ellos podían ayudarlo porque tenían el mismo tipo de sangre y factor RH que él, claro allí estaba revelada la verdad, nunca creyó que era su hijo, por eso le había hecho tanto daño, un atisbo de rabia empezó a florecer en su interior cuando recordó las palabras de su madre “abre tu corazón y perdona, solo así sanará tu alma”, con esas palabras desechó la rabia que pretendía emerger.—Voy
Angello salió de la habitación de Defranco, se sentía mejor, se había quedado impactado con lo que había sucedido hacía un momento, después de tanto desearlo durante toda su vida había sucedido, él lo había reconocido como su hijo, le causó lástima verlo derrotado, vacío, ya no tenía ese porte y ese garbo de importancia que lo caracterizaba, ahora era un hombre que el peso de su conciencia no lo dejaba ni siquiera mantenerse lúcido.Llegó al lado de Sebastián quien le preguntó —¿Todo bien?—No podía estar mejor, dentro de poco tendré una maravillosa esposa, mis cinco hijos, dos hermanas, una familia por afinidad, amigos ¿Qué más puedo pedir? La vida se encarga de poner cada cosa en su lugar y de premiarte dándote tarde o temprano lo que mereces
SEIS MESES DESPUÉSMartina trataba de dormir, pero el tamaño de su prominente vientre y el movimiento continuo de los bebés la desvelaban, se daba la vuelta tratando de hacer el mínimo ruido, no quería despertar a Angello, pues era demasiado sobre protector con ella, y cuando la veía que algo la incomodaba se preocupaba en extremo, terminaba estresado, trasnochado, pues le aterraba la idea que ella sufriera, y con todo eso se iba a la oficina, trabajaba demasiado sin descuidarla a ella, a sus hijos, a sus hermanas e incluso visitaba a Defranco dos veces por semana, aunque no lo mereciera, pero él era así, era un hombre con alto sentido de responsabilidad y sensibilidad, cuando lo conoció parecía que no tenía sentimientos, pero había resultado ser todo lo contrario.En ese momento sintió una pequeña punzada al final de la espalda
Martina terminaba de darse sus últimos retoques en el espejo, se había colocado un vestido tipo straples, corte sirena, blanco con blonda roja, que resaltaba sus espectaculares curvas, su cabello negro recogido en una cola de caballo, zarcillos largos, zapatos rojos de tacón de aguja altos que no se observaban por cuanto el largo del vestido los cubría y maquillada con labial rojo, y sus ojos bien delineados con sombras y rímel. El reflejo que le dio el espejo le agradaba en demasía, no pudo dejar de esbozar una radiante sonrisa.Estaba muy contenta porque después de unas semanas de arduo trabajo, por fin se había decidido a tomar unos días libres y precisamente ese día, había sido invitada a celebrar la fiesta de fin de año con los Ferrari Estrada. Su amiga Anabella le había ofrecido que una limusina con chofer fuese por ella, pero no aceptó. Sie
La actitud beligerante de Angello, fue apaciguada por Sebastián —. Ella es la doctora Martina Landaeta, es la mejor ginecobstetra de toda Europa y recientemente se ha especializado en oncología médica, es una de las mejores profesionales en su ramo.Martina solo miraba con burla al hombre quien de una vez no dejó de expresar su incomodidad—Pensé cuando me indicaste el nombre del médico que era un hombre, no creo que sea la mejor, lo que es cierto, es que es una mala conductora que por poco no destruye mi Ferrari, dándose a la fuga como una delincuente y por lo cual activé a mi equipo de abogados para que interpusieran una demanda.—¡Por Dios Sebastián! De verdad que no entiendo ¿Cómo puedes ser amigo de un asqueroso machista, patán y troglodita como este? —Expresó totalmente enojada.—¿Y yo no sé cómo Sebastián permite que una grosera, atorrante, creída sea amiga de su esposa e hija? Yo la tendría bien lejos para que no las contamine
Martina bailaba al ritmo de la música entre decenas de parejas que disfrutaban la fiesta de fin de año, amenizada por un excelente grupo musical italiano, las bebidas y bandejas de comidas corrían por el amplio salón, deleitando a los presentes por la exquisitez y calidad de lo ofrecido, entre muchos, ataditos de foiegras e higos, pisto de verduras con queso de cabra, crema de foie con manzana y jamón de pato, corazones de flan gruyére, brochetas de pollo, aguacates rellenos con huevos poché y un sinfín de platos que complacían el paladar de los presentes y la respectiva “Cenone di San Silvestro”, con el cotechino, carne de cerdo molida y sazonada, la cual se cocina con lentejas y que de acuerdo a la tradición italiana trae abundancia y suerte, y por supuesto el impelable pannetone.Faltando cinco minutos para las doce, todos los presentes se encontraban reunidos con su spumante para brindar, copas contentivas con champagne francés rodaban entre to
Angello, se despertó con un gran dolor de cabeza, se había tomado dos botellas y aún se sentía mareado. Sin embargo, se levantó, se tomó un par de analgésico, se colocó solo un jean porque siempre dormía en Bóxer, se dirigió a la sala de seguridad que poseía en su casa, tenía por costumbre revisar diariamente en horas de la mañana las cámaras de vigilancia, sobre todos la del exterior, aunque poseía cámara IP, que le permitía una conexión a una red informática conectada a internet a través de Wifi y verlas en su Smartphone o en su laptop, él se había acostumbrado a revisarlas en esa sala, incluso lo hacía junto con los miembros de su equipo de seguridad, porque cuando estos se equivocaban o no reportaban alguna novedad, los despedía en el mismo instante, sin contemplaciones.
Cuando llegaron Anabella, Gálata y Martina a la casa de la familia Casiragui, la señora Marcela les abrió la puerta —Buenas tardes señora Marcela, venimos a visitar a Paula.—Si, señoras pasen adelante, suban al primer piso donde está su habitación, el señor Angello está preocupado, nunca lo había visto así, aunque la niña nunca se había enfermado, siempre ha sido sana—manifestó Marcela con preocupación.Subieron a la habitación y al entrar pudieron observar que Angello estaba sentado en la cama de Paula, mientras la cabeza de ella reposaba en sus piernas y él ponía pañitos húmedos en su frente, su cara de preocupación era evidente, esta