CAPÍTULO 8. ¿UN ASESINO O UNA MENTIRA?

Martina se dio cuenta de que Angello estaba como en especie de un trance, le causó mucho dolor ver a ese hombre que siempre andaba con su prepotencia, desmoronado llorando, de inmediato lo abrazó, mientras lo consolaba pasando su mano e la espalda, y comenzó hablarle al oído —Ya Angello. No tengas miedo. ¡Ya pasó! Todo está bien. Tranquilo. Así lo fue tranquilizando poco a poco hasta que luego de unos momentos, había logrado calmarlo.

Cuando pasó el episodio, y Angello pudo reaccionar, estaba totalmente apenado y en voz queda pronunció—Lo lamento. Discúlpame.

Lo observó, sin embargo, él le evadía la mirada, lo tomó de la mejilla y con la otra mano lo acariciaba —¿Quién te causó tanto daño Angello? —le preguntó con dulzura.

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