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「 ✦NO NOS INVOLUCREMOS✦ 」 Santino entró, moviendo su silla de ruedas. Sus ojos azules se fijaron en ella un instante antes de preguntarle. ―¿Cómo estás? Sophia, inicialmente confundida, pronto entendió a qué se refería. ―Oh, estoy bien. Gracias, Santino… por todo ―dijo, su voz, un susurro tímido. Pero él, no queriendo que sus sentimientos quedaran al descubierto, le respondió con dureza. ―Fuiste muy descuidada, Sophia. Lo que pasó es por tu culpa. Ella bajó la cabeza, avergonzada, y decepcionada, le pidió disculpas una vez más. ―Lila me dijo que cuidaste de mí, lamento que… hayas tenido que hacerlo. Santino evadió su mirada, tensionando las manos al recordar la noche que vivió a su lado y sobre todo su sufrimiento. Sophia, nerviosa, dio un paso hacia él y se agachó intentando acunar su cara. Pero Santino apartó el rostro. Ella bajó la mano, aún más avergonzada, y respiró hondo antes de disculparse de nuevo. ―Desde ahora, no saldrás sin guardaespaldas. ―le ordenó ―Y no te atre
「 ✦¿TE GUSTA TU MARIDO?✦ 」 ―Santo Dios, Sophia, ¡gracias a Dios estás bien! ―Janna abrazó a su amiga con alivio y emoción. Sophia había ido a visitarla, después de la boda no había vuelto al departamento. Aprovechando el reencuentro, Sophia la puso al tanto de los últimos días. ―No puedo creer que esa serpiente ponzoñosa de Norma y Serena sean capaces de algo tan bajo. Lástima que la muerte no esté libre de condena, sino, te juro que yo misma… ―Janna expresó su frustración, pero se detuvo antes de terminar la frase. ―Santino dijo que las metería a la cárcel y, a decir verdad, me conformo con eso. No quiero cargar en mi conciencia con la muerte de nadie ―agrego Sophia. Janna hizo un mohín. ―Pues yo no pienso igual. Hay personas que no merecen respirar, y Norma y Serena son unas de ellas. ―Su tono era duro, reflejando la indignación que sentía por la situación. ―En cualquier caso, ya Santino está encargándose ― dijo Sophia ―Supongo que estarán tras las rejas antes de mi viaje. ―¿
「 ✦QUE DISFRUTES TU MERCANCIA✦ 」Sus palabras eran frías como el mismo Ártico e hicieron que Norma se estremeciera.―¿Venganza? ¿De qué? ¿Mi marido les debe dinero? Si es así, tengo cómo pagarlo, tengo…De repente, la ira se apoderó de Santino y le arrebató el pasamontañas para luego agarrar su cabello con brusquedad.―Por supuesto que tienes dinero, perra. ¿Tienes dinero a costa del sufrimiento de otro, no?―¿Qué…? No sé de qué habla, mi familia es rica, yo… ―Norma balbuceó asustada, los ojos azules que la miraban prometían dolor y tortura.―¿No lo sabes? ¿Seguro? Una de las cosas que más odio es que me vean la cara y tú lo estás haciendo en este momento.―No, de verdad no sé de qué habla.Santino la soltó y retrocedió un paso.―Tranquila, voy a refrescarte la memoria.Luego fue y quitó el pasamontañas de Serena, quien miró a su madre y luego a Santino.―Yo… yo no hice nada, ¿por qué me hacen esto?―Igual de rastrera que la madre, ¿eh? ―Santino se burló. ―Pero no te preocupes, en est
「 ✦NO INTERFIERO EN LOS ASUNTOS DE MI MARIDO✦ 」 Cuando Julius se llevó a Serena, Norma comenzó a gritar como loca. ―¡No, no se la lleven! ¡Serena! ¡Serena! ¡Hija! ―La mujer derramó lágrimas de dolor. Miró a Santino y le suplicó una vez más ―Se lo ruego, castígame a mí, pero no a ella. ¡Por favor! ―Lo siento, no soy piadoso con quien no lo merece. Ahora, con respecto a ti… Pues… pasarás un buen tiempo en la cárcel. ―¿La cárcel? ―Sí, querida. Lo que hiciste tiene cárcel, y yo… ―se arregló los puños de su camisa negra ―soy un buen ciudadano, así que hice la denuncia y por supuesto me encargaré de que tu estadía sea la más cruel de todas. Tal vez mueva mis hilos y te coloquen con las más peligrosas, ya sabes. Norma ya no pudo evitarlo, se orinó los pantalones del miedo. Santino alzó una ceja al ver el líquido debajo de la silla. ―Sí, debes tener mucho miedo, porque tu infierno acaba de comenzar. Le dio una sonrisa y se giró. Cuando lo hizo, André venía con un cuchillo en la mano.
「 ✦¿LUNA DE MIEL O DE HIEL?✦ 」 Por la noche, cuando Sophia regresó a la mansión, Santino estaba en el estudio. Había estado dando vueltas en su cabeza la llamada de Tom, así que decidió ir a verlo. Después de unas cuantas respiraciones, llamó. ―Adelante. Cuando abrió la puerta, Santino estaba detrás del escritorio. ―Hola ―dijo nerviosa. Él, aunque estaba emocionado de verla, se controló y mantuvo el desinterés. ―¿Necesitas algo? ―Sí, yo… quería preguntarte una cosa. Santino alzó una ceja y señaló la silla delante de él. Sophia obedeció y tomó asiento. ―Hoy me llamó Tom ―dijo ―me pidió que… que hablara contigo. Me dijo que… ―Si crees que voy a retractarme, mi respuesta es no. ―la cortó. ―No, no es eso… Yo… ―ella apretó los dedos, dudando en preguntarle. ―Sophia… ―Santino murmuro comenzando a perder la paciencia, no es que ella le molestara. Era que no quería estar demasiado cerca, ya que, cada vez, le resultaba menos fácil controlarse. ―¿Hiciste todo eso por mí? ―la pregunt
「 ✦ DEJANDO LAS COSAS CLARAS ✦ 」 El resto del camino hasta llegar al aeropuerto, el silencio se apoderó del auto, ninguno de los dos entabló conversación, hasta que Sophia bajó del coche y vio el avión privado esperándola. ―¿Tienen un avión? ―pregunto anonadada. Santino, quien bajo con la ayuda de uno de los guardaespaldas, movió la silla y la pasó. ―Por supuesto, ¿pensaste que te habías casado con un pelele? Sophia rodó los ojos y lo siguió. ―Gracias por la respuesta, señor arrogante. Santino no se molestó en responder, una vez que subieron al avión, Sophia le hizo otra pregunta. —¿Adónde vamos? ―dijo abrochándose el cinturón de seguridad. ―Nos vamos de luna de miel. ¿Dónde si no? Sophia entrecerró los ojos y le lanzó su veneno. ―¿Qué pasó? ¿Olvidaste tu vacuna contra la rabia? ―Hay una habitación por si quieres dormir un rato ―dijo Santino ignorando su comentario sarcástico. ―El viaje es largo, vamos a Santorini. Sophia no pudo contener su emoción, había escuchado de la
「 ✦ SEDUCCIÓN EN LA PISCINA ✦ 」 Una vez que llegaron a la mansión privada, Santino se escabulló a su habitación, mientras que Sophia recorrió la casa para luego frustrarse dentro de su cuarto. Finalmente, decidió llamar a Janna. ―¿Creo que esto no va a funcionar? ―dijo con decepción. ―¿Por qué? ¿Qué pasó? Estabas emocionada y dispuesta. ―Pasa que mi marido parece hecho de piedra y amargura. Sophia le habló sobre la azafata zorra y el comportamiento frío e indiferente de Santino. ―A ver, quedamos en que tú le darías el empujón, no puedes rendirte ahora. ―No, creo que lo mejor es que… ―De ninguna manera Sophia. ―la interrumpió Janna ―Usa el plan traje de baño, ese nunca falla. ―Janna… ―¿Vas a dejar que una azafata plástica te lleve la delantera? A lo mejor y han quedado en verse. Los celos de Sophia aumentaron de solo imaginar a la azafata con su marido. ―Está bien, voy a hacerlo. ―dijo determinada. ―Así se habla ―la animó Janna ―Vamos, conquístalo, ponlo nervioso. Luego d
「 ✦ SEDUCCION EN LA PISCINA (II)✦ 」 Un segundo después la piscina quedó para ellos dos. Sophia se levantó y caminó por la terraza. Mostrando seguridad y sensualidad a partes iguales. Y Santino no podía apartar la mirada y menos controlar su traidora polla que ya se había puesto dura de solo verla. ―¿Qué estás haciendo? ―le pregunto mientras la veía acostarse en la tumbona, su cuerpo dorado brillando bajo el ardiente sol de Santorini. Ella ignoró su pregunta y, en cambio, buscó en su bolso el protector solar, comenzó a frotar la crema con deliberada lentitud. Santino la observó mientras su polla cobraba más vida. Unos segundos después estaba toda aceitada por la loción y él luchaba por no correrse allí mismo. «Santa Verona, ¡ten piedad!» ―¿Te importaría ponerme un poco en la espalda? ―Sophia preguntó de repente, dándole una sonrisa y ofreciéndole el frasco de loción. Santino levantó las cejas. ―¿Estás segura de eso? ―Bueno, no hay nadie más aquí para ayudarme, pero si tanto te