XOXO
NO DEJARE QUE TE HAGAN DAÑO.El disparo resonó en el salón y Alexei sintió cómo la sangre se le helaba en las venas, su corazón latía con fuerza desbocada.—¡Tatiana! —gritó, rompiendo el silencio.Los guardaespaldas de Marco se dispersaron, algunos corrieron hacia la salida, otros levantaron sus armas en señal de alerta. Alexei no perdió tiempo, su instinto de supervivencia y su amor por Tatiana lo impulsaron a moverse rápidamente.—¡Atrás! —ordenó a sus hombres —. ¡No dejen que nadie salga de aquí!Corrió hacia la puerta por donde Marco había sacado a Tatiana. El sonido de sus pasos resonó en el pasillo mientras su mente se debatía entre la esperanza y el miedo. Al llegar a la salida, vio a uno de los guardaespaldas de Marco en el suelo, sangrando. Alexei se agachó y le quitó el arma, asegurándose de que no pudiera seguir siendo una amenaza.—¿Dónde está? —preguntó, su voz cargada de furia contenida y apuntándolo.El hombre apenas pudo levantar la cabeza, sus ojos llenos de miedo.—S
UN NUEVO COMIENZO.Esa misma noche Alexei decidió ajustar cuentas con Marcos.—Dije que te mataría lentamente —Alexei habló sombríamente, sosteniendo su mirada. La ira corriendo por sus venas — Y yo pedazo de mierda, siempre cumplo mis promesas.Le clavó la rodilla en el estómago y saqué su cuchillo. Marco jadeo con el golpe en el estómago y Alexei agarró su cabello y presionó su cara contra el frío suelo. Marco luchó por respirar.—Nadie toca a mi mujer —siseo, blandiendo la hoja afilada del cuchillo— Y tú pusiste tus asquerosas manos en ella.La sangre salió manchando toda su cara, derramándose en el suelo. Los brazos de Marco se agitaron, buscando cualquier cosa a la que agarrarse, pero no había nada.—No habrá piedad para ti, Marco —Alexei gruño, su rabia aun ardiendo en su interior.Sin pensarlo, le clavó el cuchillo en el cuello, la sangre comenzó a fluir ahogándolo.—Tienes suerte que ella esté esperándome— Alexei soltó su cuerpo y este se desplomó en el suelo, la sangre manchá
PASAJE DIRECTO A LA VENGANZA.PRISIÓN DE MÁXIMA SEGURIDAD,ARIZONA.En el sótano de la prisión, una jaula de peleas clandestina era el escenario de una brutal competencia donde solo los más fuertes sobrevivían. El reo número 201, un hombre musculoso de cabello rubio y ojos grises como el acero, se encontraba en el centro de la jaula. Su presencia dominaba el espacio, sus músculos tensos y listos para el combate. Los demás reos, agolpados alrededor de la jaula, gritaban su nombre.―¡Vamos, 201! ¡Acaba con él!El oponente de 201, un hombre igualmente imponente, lanzó el primer golpe. Pero 201 lo esquivó con una agilidad y con un rápido movimiento, 201 contraatacó, lanzando un puñetazo directo al estómago de su contrincante, que se dobló de dolor.—¡Eso es! ¡Dale más! —vociferó otro reo, sus ojos brillando con una mezcla de admiración y miedo.El reo 201 no perdió tiempo. Atrapó a su oponente en un agarre feroz y lo lanzó contra las barras de la jaula. El sonido del impacto resonó en el só
MESES DESPUES...Alexei se volvió a enamorar ese día, cuando colocaron en sus brazos a la personita cubierta de mucosidad, la cara roja y que lloraba a todo pulmón. Una sonrisa se formó en sus labios y sus ojos se encontraron con los de Tatiana.—Voy a necesitar más armas —dijo en tono serio.Luego no pudo evitar mirarla con asombro. Era simplemente perfecta. Su pecho se llenó de amor instantáneo y supo que esa pequeña niña sería su punto débil, lo tendría comiendo de su mano.—Alexei —la voz de Santino lo hizo salir de sus recuerdos.Hacía un día que Tatiana había dado a luz a su hija.—¡Felicidades, amigo! —Santino lo rodeó con sus brazos antes de inclinarse hacia atrás y agarrarlo por los hombros—. ¿Cómo está Tatiana?—Pues, diría que bien. Me maldijo varias veces durante el parto, pero he escuchado que es un clásico.Santino se rio de sus palabras.―Ni lo digas, siempre dicen lo mismo, pero ya se les olvida. Santino se puso serio un momento y agregó:—De verdad estoy muy feliz por t
― ¡Te odio! —¿Qué acabas de decir? —El hombre miró a la mujer y en sus ojos azules se desató una tormenta. Pero ella no se inmutó y se mantuvo firme, alzó la barbilla demostrándole que ya no era esa chiquilla tonta e ingenua. —Lo que escuchaste. Si hubieras sabido quién eras en realidad, jamás… —sus ojos verdes se clavaron en el hombre — jamás me hubiera entregado a ti Las palabras de la mujer eran como gasolina al fuego y los pensamientos de Santino fueron en todas las direcciones, la sola idea de que ella pudiera pertenecer a alguien más hacía que sus demonios afloraran. Lo hacían querer acabar con cualquiera que se atreviera a posar sus ojos en ella. Curvó sus labios en una sonrisa y luego llevó sus manos a los botones de su camisa, y el corazón de Sophia se agitó. No había nada que hacer; ella lo deseaba, aunque le hubiera mentido, le hubiera vendido la fachada de alguien que no era, su corazón, así como su cuerpo le pertenecían. Santino caminó lentamente hacia ella al momento
「 ✦ SOLO ERES UNA BASTARDA ✦ 」UN AÑO ANTES…― ¡No voy a casarme! ¡No! ¡De ninguna manera! ―Sophia se mantuvo firme, su mirada ardía con una mezcla de miedo y desafío.Norma, su tía, la miró con sus ojos inyectados en sangre por la furia, se levantó de su silla y caminó alrededor del escritorio con pasos medidos que resonaban en el lujoso estudio.― ¿Cómo dices? ―preguntó, aunque más parecía una demanda que una pregunta.―Lo que escuchaste, tía. No voy a casarme solo porque tú no quieres sacrificar a tu hija ―replicó Sophia, su voz era temblorosa, pero llena de valentía.La ira de Norma estalló como un volcán; su mano se alzó y abofeteó a Sophia con una fuerza que la hizo tambalearse.―Escúchame bien ―gruñó, para luego agarrar el cabello de Sophia con tanta fuerza que las puntas de sus dedos se volvieron blancas. ―Has sido una maldita carga en esta casa, una molestia, y si digo que te casas, ¡te casas!Sophia, con el rostro enrojecido por la bofetada y los ojos acuosos no por el dolor
「 ✦ TE COMPRE UNA ESPOSA ✦ 」―Los envíos están listos. ―dijo André, el mejor amigo y mano derecha de Santino.Santino D’ Luca, sentado en su silla de ruedas, asintió levemente. Sus ojos azules, normalmente llenos de una intensidad ardiente, parecían distantes, perdidos en pensamientos más allá de los negocios.―Los mexicanos estarán contentos con la mercancía. ―continuó André, una sonrisa sutil asomando en sus labios. ―Nos han hecho el pago adelantado. Este será el primero de muchos negocios.Hubo un silencio. André observó cómo su jefe procesaba la información, esperando una reacción que confirmara su presencia en el momento. Pero Santino estaba en otro lugar, su mente atormentada por recuerdos y preguntas sin respuesta.―Santino… ¿Santino, estás escuchando? ―preguntó André, su tono ahora teñido de preocupación.El hombre parpadeó, volviendo al presente con un suspiro casi imperceptible.―Sí. ―respondió con voz ronca, como si cada palabra le costara. ―Dijiste que los mexicanos pagaro
「 ✦ SIN CORAZÓN ✦ 」―Santo cielo, Sophia, ¡estás muy caliente! ―exclamó, Janna, su voz teñida de ansiedad mientras tocaba la frente de su amiga, buscando confirmar sus sospechas.Sophia intentó ofrecer una sonrisa tranquilizadora, aunque pálida y débil.―No te preocupes, estoy bien, solo es un resfriado ―respondió con una voz que pretendía ser firme, pero que no lograba ocultar el leve temblor provocado por la fiebre.Janna frunció el ceño aún más preocupada.―Pero eres asmática y… ―Hizo una pausa, sopesando sus palabras antes de continuar con determinación. ― ¿Sabes qué? Vayamos al hospital.La reacción de Sophia fue inmediata, levantando una mano en señal de detención.―No ―dijo con firmeza, aunque su voz se suavizó al explicar su situación. ―Estoy bien, de verdad, además… no tengo dinero para pagarlo.Su expresión se tornó triste al recordar la dependencia financiera de su tía, ella era quien administraba su herencia y apenas le proporcionaba lo justo para sus gastos universitarios