AYUDANTE DE PISCINA. ―No se supone que ibas a hablar con Alexei ―preguntó Amelie a Tatiana, que buscaba algo en su maleta. ―No, no voy a ir. Porque sé de lo que vamos a hablar y me niego a volver a ser la misma tonta del pasado. Así que puede esperar sentado, porque yo voy a relajarme en la piscina ―respondió Tatiana mientras dejaba salir su frustración. Amelie la miró estupefacta. ―Ok, ¿y ese cambio? No estabas así esta mañana. ―Nada, no te preocupes. ¿Vas conmigo? No todos los días se tiene una vista en primer plano de Chicago ―dijo Tatiana, intentando cambiar el tema y aligerar el ambiente. Amelie suspiró y se puso de pie para ir por su traje de baño. ―Está bien, te acompaño. Pero quiero saber qué es lo que te tiene tan enojada. Después de que Alexei se fuera por el café, Tatiana decidió ir a cambiarse y luego bajó con la intención de encontrarse con él. Mientras se acercaba al estudio, risas femeninas captaron su atención. Con el corazón latiendo más rápido de lo normal, se
¿TIENES MIEDO? Cuando Tatiana sintió la mano áspera y masculina de Alexei en su espalda, de inmediato se tensó y su cuerpo reaccionó a su cercanía, y ella se odiaba por eso. Lo que había visto en el estudio le confirmaba que su exmarido seguía siendo un imbécil. Que solo fingía que ella le importaba y nada más la trajo de vuelta para tenerla bajo su control. Ella no se lo permitiría nuevamente. Por otro lado, Alexei estaba haciendo todo lo posible por calmarse, después de años de agonía y sobrevivir a base de sus recuerdos, finalmente la estaba tocando y él podía sentir esa conexión entre ellos, desde que la encontró había estado deseando hacerlo. Se dijo que tomaría más de ella, que se acabaría su negativa, porque esa noche ella estaría en su cama. ―Recuerda esto, lyubov’ (amor) no eres un espectáculo para el disfrute de mis hombres. Eres mía, exclusivamente mía, y si no quieres llevar sobre tu conciencia sus muertes, será mejor que cubras ese delicioso cuerpo que tienes, ¿entend
NO PUEDES NEGAR LA VERDAD Tatiana se quedó perpleja cuando escuchó a Alexei decir “mi hijo”. ―¿Qué? Ella intentó balbucear una respuesta, pero Alexei le cortó de inmediato. ―Y no intentes negarlo. No puedes negar la verdad. Se apartó de ella y fue al escritorio para tomar la prueba de paternidad. Tatiana miró la hoja con nervios y luego se puso furiosa. ―¡¿Cómo te atreves?! ―gritó. ―Me atrevo porque no iba a dejar que me engañaras, Tatiana. Ese niño tiene mucho de mí; no hacía falta esto. Pero quería ver tu cara cuando no tuvieras cómo refutar ―replicó Alexei. El miedo se apoderó de ella y se abalanzó hacia él. ―¡No tenías ningún derecho! ¡No lo tenías! ―gritó mientras golpeaba su pecho. Alexei sostuvo sus manos y la obligó a mirarlo. ―Sabes que sí. Misha lleva mi sangre; él tiene que estar a mi lado. Pero Tatiana negó mientras las lágrimas comenzaban a brotar. ―No voy a dejar que lo metas en este mundo. No voy a permitir… Alexei sostuvo su mandíbula y dijo con firmeza.
SE LO QUE ESTABAN HACIENDO ―¿Acaso han decidido que el estudio es el nuevo ring para resolver diferencias? Si es así, avísenme para traer las apuestas ―bromeó el abuelo desde el otro lado de la puerta, con un tono que, aunque divertido, llevaba un aire de reproche. Tanto Alexei como Tatiana se quedaron fríos, sin embargo, la vergüenza se apoderó de Tatiana. Alexei, intentando mantener la compostura, respondió. ―Abuelo… estamos discutiendo asuntos importantes, ¿qué pasa? El viejo Vadim resopló y replicó. ―Pues bien, tal vez deberías sugerirle a Tatiana que modere el volumen de esos ‘asuntos importantes’. La acústica de esta casa es excelente; se oía todo hasta en la sala. Y en cuanto terminen, necesito hablar contigo. La cara de Tatiana se tiñó de un rojo intenso, y apartó a Alexei de un empujón. Lo miró con una mezcla de vergüenza y enfado, y le susurro. ―¡Idiota! Alexei, que simplemente sonreía, le dijo una vez más al abuelo. ―Está bien, saldremos en un momento ―luego miró a
ABUELO PRÉSTAME TU AUTO ―¿Mi auto? ―El viejo Vadim miró a Tatiana confundido ―¿Y para qué quieres mi auto, cariño? ―Bueno, es que… Amelie no conoce la ciudad y pensé que podríamos salir ―explicó Tatiana, intentando sonar lo más convincente posible. El abuelo le dio una mirada perspicaz. ―¿Salir? ¿A dónde? ―Por ahí… a divertirnos ―dijo ella, esquivando la pregunta. ―¿Sabe mi nieto que…? ―¡No! Y por favor no le digas, ¿vale? Yo… ―Tatiana suspiró ―Abuelo, Alexei y yo… no es como piensas, nuestro matrimonio está acabado. Si estoy aquí es porque… ―¿Acabado? ―interrumpió el abuelo, con un tono que sugería saber más de lo que decía. ―No parecía acabado esta tarde. La cara de Tatiana se puso como un tomate. ―Maldito seas, Alexei ―murmuró por lo bajo, y luego sonrió, intentando recuperar el control de la conversación. ―A ver, sé que escuchaste lo que hacíamos en el estudio y está bien, confieso que fui débil, pero… La risa divertida del abuelo cortó las palabras de Tatiana. ―¿Qué es
UN PLAN Cuando Alexei llegó, Tatiana se alejaba a toda velocidad en el auto. ―¡Maldita sea! ―se giró y señaló a uno de sus hombres. ―¡¿Por qué dejaste que se fueran?! ―Señor, ellas dijeron que su abuelo les había prestado el auto, pensamos que usted estaba al tanto ―respondió el hombre, visiblemente nervioso. Alexei apretó los labios y se dio la vuelta para enfrentar a su abuelo. Cuando llegó, el anciano estaba bebiendo un poco de coñac. ―¡¿Estás conmigo o en mi contra?! ―Alexei fue directo al grano. El anciano le dio una sonrisa divertida y suspiró. ―¿Lo dices porque le presté el auto a mi nieta? ―Sí, ¡¿por qué carajos dejas que se vaya?! Debiste decirme que ella se iba, viste cómo estaba vestida. Esta ciudad es peligrosa, y si algún cabrón intenta… ―En vez de estar parloteando, deberías ir tras ella. ¿No dices que es tu esposa? ―El abuelo le dio una mirada aguda. ―Entonces ve y encárgate de que ninguno de esos cabrones se acerque a ella. Кто любит, тот и бережет. (Quien ama,
PERDER LOS ESTRIBOS —¿Señor le está agarrando el trasero a su…? Eso fue todo lo que Alexei necesito para ir por ella. —Aparta tus malditas manos —dijo antes de que su puño conectara con su nariz y le comenzara a sangrar. —¡¿Qué demonios te pasa Alexei?! ¿Te volviste loco? —gritó Tatiana furiosa conmigo. Alexei le dio una mirada fulminante y la agarró del brazo. —¡Nadie te pone una mano encima carajo! —le gritó. Y la atrajo a su cuerpo —Y si no quieres que cometa un crimen, tampoco lo toques —Nadie toca lo que es mío. El guardaespaldas se apresuró a meterse en el medio entre Alexei y Tatiana. —Llévatela —espetó Alexei señalando a la amiga de Tatiana. Luego agarró a Tatiana del brazo y la arrastró fuera, mientras trataba de liberarse. ―¡Suéltame! ¡Déjame ir Alexei! ¡¿No oyes?! Pero Alexei parecía no escucharla, la siguió llevando en dirección al auto. Una vez que llegaron, abrió la puerta del copiloto y la metió dentro, luego rodeo el auto y lo puso en marcha. ―Alexei… ―Tati
SIN CONTENER LAS GANAS Tatiana rompió el beso y Alexei la atrajo nuevamente a él. ―No… espera, tenemos… que… Alexei estaba envuelto en deseo y en ese momento solo una cosa se repetía en su mente: hacerla suya. ―No me castigues más, малышка (bebé). Te necesito. Sus manos bajaron lentamente por sus hombros y acariciaron su clavícula. Tatiana correspondió a su beso y se apartó de nuevo. ―Y lo haré… Pero primero tenemos que ir a casa de Gavin. Alexei la miró un instante y finalmente suspiró. ―¿El testamento? ―Sí, necesito ir por una copia. —Deja que mis hombres se encarguen, mientras tú y yo… ―No.—Tatiana, es peligroso. Deja que Kiril… ―No va a pasar nada. Gavin debe estar desmayado en este momento. Alexei estaba perplejo, su mujer había ideado un plan completo y sin su ayuda. Tatiana le sonrió nuevamente y luego se inclinó hacia él. ―Si me ayudas, serás recompensado, ¿qué dices, señor Antonov? ¿Es mi cómplice esta noche? Finalmente, llegaron al departamento de Gavin, con T