Ya estamos cerca del final, si te ha gustado la historia de Alexei y Tatiana, regálame tu reseña. Un abrazo.
ABUELO PRÉSTAME TU AUTO ―¿Mi auto? ―El viejo Vadim miró a Tatiana confundido ―¿Y para qué quieres mi auto, cariño? ―Bueno, es que… Amelie no conoce la ciudad y pensé que podríamos salir ―explicó Tatiana, intentando sonar lo más convincente posible. El abuelo le dio una mirada perspicaz. ―¿Salir? ¿A dónde? ―Por ahí… a divertirnos ―dijo ella, esquivando la pregunta. ―¿Sabe mi nieto que…? ―¡No! Y por favor no le digas, ¿vale? Yo… ―Tatiana suspiró ―Abuelo, Alexei y yo… no es como piensas, nuestro matrimonio está acabado. Si estoy aquí es porque… ―¿Acabado? ―interrumpió el abuelo, con un tono que sugería saber más de lo que decía. ―No parecía acabado esta tarde. La cara de Tatiana se puso como un tomate. ―Maldito seas, Alexei ―murmuró por lo bajo, y luego sonrió, intentando recuperar el control de la conversación. ―A ver, sé que escuchaste lo que hacíamos en el estudio y está bien, confieso que fui débil, pero… La risa divertida del abuelo cortó las palabras de Tatiana. ―¿Qué es
UN PLAN Cuando Alexei llegó, Tatiana se alejaba a toda velocidad en el auto. ―¡Maldita sea! ―se giró y señaló a uno de sus hombres. ―¡¿Por qué dejaste que se fueran?! ―Señor, ellas dijeron que su abuelo les había prestado el auto, pensamos que usted estaba al tanto ―respondió el hombre, visiblemente nervioso. Alexei apretó los labios y se dio la vuelta para enfrentar a su abuelo. Cuando llegó, el anciano estaba bebiendo un poco de coñac. ―¡¿Estás conmigo o en mi contra?! ―Alexei fue directo al grano. El anciano le dio una sonrisa divertida y suspiró. ―¿Lo dices porque le presté el auto a mi nieta? ―Sí, ¡¿por qué carajos dejas que se vaya?! Debiste decirme que ella se iba, viste cómo estaba vestida. Esta ciudad es peligrosa, y si algún cabrón intenta… ―En vez de estar parloteando, deberías ir tras ella. ¿No dices que es tu esposa? ―El abuelo le dio una mirada aguda. ―Entonces ve y encárgate de que ninguno de esos cabrones se acerque a ella. Кто любит, тот и бережет. (Quien ama,
PERDER LOS ESTRIBOS —¿Señor le está agarrando el trasero a su…? Eso fue todo lo que Alexei necesito para ir por ella. —Aparta tus malditas manos —dijo antes de que su puño conectara con su nariz y le comenzara a sangrar. —¡¿Qué demonios te pasa Alexei?! ¿Te volviste loco? —gritó Tatiana furiosa conmigo. Alexei le dio una mirada fulminante y la agarró del brazo. —¡Nadie te pone una mano encima carajo! —le gritó. Y la atrajo a su cuerpo —Y si no quieres que cometa un crimen, tampoco lo toques —Nadie toca lo que es mío. El guardaespaldas se apresuró a meterse en el medio entre Alexei y Tatiana. —Llévatela —espetó Alexei señalando a la amiga de Tatiana. Luego agarró a Tatiana del brazo y la arrastró fuera, mientras trataba de liberarse. ―¡Suéltame! ¡Déjame ir Alexei! ¡¿No oyes?! Pero Alexei parecía no escucharla, la siguió llevando en dirección al auto. Una vez que llegaron, abrió la puerta del copiloto y la metió dentro, luego rodeo el auto y lo puso en marcha. ―Alexei… ―Tati
SIN CONTENER LAS GANAS Tatiana rompió el beso y Alexei la atrajo nuevamente a él. ―No… espera, tenemos… que… Alexei estaba envuelto en deseo y en ese momento solo una cosa se repetía en su mente: hacerla suya. ―No me castigues más, малышка (bebé). Te necesito. Sus manos bajaron lentamente por sus hombros y acariciaron su clavícula. Tatiana correspondió a su beso y se apartó de nuevo. ―Y lo haré… Pero primero tenemos que ir a casa de Gavin. Alexei la miró un instante y finalmente suspiró. ―¿El testamento? ―Sí, necesito ir por una copia. —Deja que mis hombres se encarguen, mientras tú y yo… ―No.—Tatiana, es peligroso. Deja que Kiril… ―No va a pasar nada. Gavin debe estar desmayado en este momento. Alexei estaba perplejo, su mujer había ideado un plan completo y sin su ayuda. Tatiana le sonrió nuevamente y luego se inclinó hacia él. ―Si me ayudas, serás recompensado, ¿qué dices, señor Antonov? ¿Es mi cómplice esta noche? Finalmente, llegaron al departamento de Gavin, con T
CALIENTE DENTRO DEL AUTO. Su cuerpo se presionó contra él de ella, acorralándola mientras la besaba. Tatiana pudo sentir el arma en la parte trasera de su espalda, Alexei era la crueldad disfrazada de lujuria. ―Quiero follarte tan duro ―gruño mientras dejaba un reguero de besos en su cuello ―… quiero que me sientas durante semanas. Tatiana observó el fuego en sus ojos y el deseo se acumuló dentro de sus muslos, su centro latiendo una y otra vez por él. Abrió sus labios y las palabras salieron por sí solas. ―Quiero que lo hagas… ―ella estaba excitada como nunca ―… quiero que duela… Alexei le dio una sonrisa para luego alzar lentamente su barbilla y mirarla a los ojos. ―Eres mía. La beso nuevamente mientras sus manos recorrían su cuerpo y se detenían en sus nalgas. Alexei las masajeo antes de apretarlas. Su pelvis presionándose a su vientre donde ella podía sentir su polla erecta. ―¿Lo sientes? ―susurro antes de morderle el cuello ―Está así solo por ti y nada más por ti esposa.
¿TÚ TAMBIÉN TUVISTE UNA NOCHE DE AMOR? ―Hmm… ―un gemido escapó de los labios de Tatiana, mientras disfrutaba del sueño más real y excitante de su vida. Sus caderas se elevaban al sentir la lengua que le brindaba especial atención a su clítoris ―… Sí… Alexei, que al parecer no había tenido suficiente, le estaba comiendo el coño mientras dormía, se podía considerar oficialmente obsesionado con su esposa, con su sabor, su olor y todo lo que ella representara. Después de haberlo hecho en el auto, no pudieron tener las manos lejos el uno del otro y nada más fue llegar a la mansión para que él la llevara como una recién casada y le hiciera el amor hasta agotarla. La había dejado tranquila cuando ella suplicó piedad, pero ahora estaba satisfaciendo esa hambre que aún tenía. ―Si… sigue… más… ―Tatiana susurraba y movía sus caderas, sus ojos estaban cerrados, pero su cuerpo respondía ante los avances de su marido. Alexei soltó una risa baja y se acomodó mejor entre sus piernas, acunó sus na
UNA NUEVA ALIANZA. Tatiana salió al jardín, donde los últimos rayos del sol de la tarde acariciaban las flores. Al fondo, vio al abuelo, jugando con Misha, la escena le arrancó una sonrisa, y, con pasos medidos, se acercó lentamente. Había estado buscando cómo abordar el testamento, necesitaba saber por qué su madre lo había nombrado su albacea y también quería saber por qué no se lo dijo. Se sentó a su lado en el banco de madera, observando cómo Misha daba vueltas alrededor de ellos, lleno de energía. El abuelo, notando su presencia, le dedicó una mirada cálida y una sonrisa. —Misha parece inagotable hoy, ¿verdad, abuelo? —comentó Tatiana, iniciando la conversación. —Así es, querida. Este pequeño tiene más energía que el sol. —El abuelo rio suavemente —Creo que nos hace bien a todos tenerlo por aquí. Nos recuerda la importancia de disfrutar los pequeños momentos. Este pequeño ha traído tanta alegría a la casa. No sé qué haríamos sin él. —El abuelo miró con afecto a Misha, que aho
SED DE VENGANZA Tatiana regresó a su habitación, un mar de emociones agitándose en su interior después de la revelación de su abuelo. Amelie, preocupada, no tardó en seguirla, cerrando la puerta detrás de sí con un suave clic. ―¿No vas a decirme qué está pasando? ―preguntó. Tatiana, aun en shock, se giró lentamente para enfrentar a su amiga. Sus ojos, normalmente llenos de vida, ahora parecían nublados por la tormenta de sus pensamientos. ―Natasha… no es hija de mi madre ―soltó, finalmente, las palabras cayendo entre ellas como una bomba. Amelie se quedó inmóvil, sorprendida, tardando un momento en procesar la información. Luego, con pasos vacilantes, se acercó a Tatiana y la abrazó, buscando ofrecer algo de consuelo en medio del caos. ―Pero ¿Cómo es posible? Entonces, ¿quién es la madre de Natasha? Tatiana negó, con la cabeza, su expresión perdida. ―No lo sé ―admitió ―pero voy a averiguarlo. La mirada de Amelie se endureció con sospecha. ―¿Qué estás planeando? ―indagó. Tati