XOXO
SED DE VENGANZA. Presente… ―Ella está muerta… Gregori Petrova va a acceder a su herencia, afirma que está muerta. ―No, ella no está muerta. ¿Dónde está su cuerpo? Hasta no verlo, no voy a aceptar que mi mujer dejó este mundo. Alexei se movía de un lado al otro en la cama, su frente se perló de sudor y sus manos se volvieron puños. ―No, ella no está muerta. No estás muerta. No… no… ¡No! Alexei abrió los ojos y miró el techo de su habitación. Desde que Larisa le diera la noticia, no había tenido un día de paz. Se sentía culpable, le carcomía la conciencia. Tatiana lo había abandonado por su crueldad, su frialdad y su deseo insatisfecho de hacerle pagar su error. Sin embargo, había logrado una tregua entre ellos, y él, como un imbécil, lo echó a perder, dudando de ella, destruyendo lo poco que había logrado conseguir. Ahora lamentaba ese día, lamentaba haber hecho lo que hizo. Dejó salir el aire y salió de la cama, caminó hacia la ventana y miró las flores del jardín. Siempre est
LA VISITA DEL INVESTIGADOR PRIVADO Alexei llegó a casa por la mañana, la cabeza aún zumbando por los ecos de la fiesta celebrada en el casino la noche anterior. Todo había salido según lo planeado, pero no había tiempo para descansar en sus laureles. Estaba ansioso, casi desesperado, por acelerar las cosas. Necesitaba tener a Grigori en sus manos cuanto antes. Estaba convencido de que él tenía la información crucial, la ubicación de Tatiana. Alexei creía firmemente que Grigori la tenía escondida en alguna parte, y esa obsesión lo impulsaba día tras día. Trabajaba con una pausa calculada, sabiendo que una vez que tuviera a su mujer con él, no dudaría en destruir a los Petrova. La única razón por la que habían durado tanto tiempo había sido por su alianza y su matrimonio con Tatiana. Pero ya nada de eso importaba; todo había cambiado y él planeaba descargar toda su rabia acumulada en ellos. Con un suspiro cansado, se quitó el traje de tres piezas y se dirigió al baño. Abriendo el grif
ATAQUE INESPERADO Tatiana estaba acomodando las rosas en la tienda cuando la puerta se abrió. Estaba a punto de darle la bienvenida a un nuevo cliente, pero sus labios se detuvieron y sus ojos se llenaron de sorpresa al reconocer a la persona que entraba. Era Marc, su viejo amigo, quien cruzó el umbral de la puerta con una sonrisa. —¿Marc? ¿Tú… qué haces aquí? —preguntó incapaz de ocultar su asombro. Marc dio varios pasos hacia ella y la rodeó con sus brazos en un gesto afectuoso. —¿Acaso no puedo visitar a mi mejor amiga y a mi sobrino? —respondió él con una sonrisa cálida. Tatiana, todavía sorprendida, asintió lentamente. —Sí, claro que sí, solo que… pensé que estabas con Josh en Inglaterra. Marc suspiró audiblemente y se metió las manos en los bolsillos, una sombra cruzando brevemente su rostro. —Terminamos, así que tendré bastante tiempo libre ahora —confesó con una voz que intentaba ser ligera. Tatiana sintió un pinchazo de dolor por su amigo. —Oh, Dios, lo lamento. No p
HOLA, ESPOSA ―Me alegro de verte, cariño ―Alexei le dijo con voz fría. Los ojos de Tatiana estaban fijos en él, como si aún no pudiera digerir del todo lo que estaba viendo. Su cara estaba pálida y Alexei pensó que en cualquier momento se desmayaría. Los segundos se convirtieron en minutos donde el sonido de sus respiraciones era todo lo que se escuchaba dentro del auto. Los ojos de Alexei se fijaron en el niño en brazos de su esposa y fue inevitable que la irritación se apoderara de él. De solo pensar que ella había estado con otro entregándole su cuerpo hacía que su sangre hirviera dentro de sus venas. «¿Es ese idiota del café? ¿Él es el padre del niño?» Estaba a punto de averiguarlo, cuando el pequeño Misha comenzó a llorar y Tatiana finalmente salió de su estupor y comenzó a calmarlo. ―Shh, todo va a estar bien, cielo… todo va a estar bien. Tatiana volvió a mirar a Alexei y él habló nuevamente interrumpiéndola. ―¿No voy a tener ni siquiera un hola, esposa? Ella apretó los
QUIERO EL DIVORCIO. ―¿Te volviste loco? ―Tatiana parpadeó incrédula ―¿Por qué iba a querer mi padre que muriera? Debes… ―Está haciendo todo lo posible por poner todas tus propiedades a su nombre ―Alexei la interrumpió ― y afirma que tiene pruebas de que estás muerta. Tatiana estaba sin palabras, abrió y cerró los labios sin saber qué decir. Nunca había tenido una buena relación con Grigori y no era un secreto que siempre tuvo preferencia por Natasha, pero quererla muerta era demasiado. ―No… debe haber un error… mi padre… ―Lo de hoy estoy seguro de que es obra de él ―Alexei chasqueo la lengua ―A menos que tengas enemigos que no conoces, de lo contrario… ―No tengo enemigo Alexei, a duras penas, Amelie y Marc son mis amigos. ―replicó. ―¿Marc? ―pregunto él alzando una ceja ―El padre de tu hijo, supongo. Ella hizo una mueca decidiendo no caer en su juego, conocía perfectamente los juegos mentales de su marido. ―Supongamos que tienes razón y lo de hoy es obra de mi padre… ― dijo cam
¿UN TRATO? ―¿Divorciarte? ¿Te volviste loca? ―Llámalo como quieras, pero eso es lo que hay. Alexei, al ver la renuencia de Tatiana, decidió cambiar su estrategia. No estaba dispuesto a dejarla ir tan fácilmente, especialmente ahora que sabía que ella y su hijo podrían estar en peligro. ―Tatiana, soy el único que puede protegerte en esta situación. Puedo ayudarte a descubrir por qué tu padre te quiere muerta. ―Aprecio tu preocupación, de verdad. Pero puedo arreglármelas sola. Alexei alzó una ceja y le dio una mirada burlona. ―No fue lo que yo vi hoy. ―Porque me tomó desprevenida, por eso… pero de ahora en adelante, voy a… ―Oye, una vez que estés fuera de peligro, te dejaré libre. ― el tono de Alexei era firme, intentando convencerla de la seriedad de la situación. Tatiana, aunque dudaba de Alexei, no podía negar que la propuesta de Alexei, aunque no era del todo de su agrado, le ofrecía una salida segura. ―Piensa en Misha, en el peligro que corre sin protección. ―continuó Ale
¿MI HIJO? —Avion, maman —balbuceó el pequeño Misha cuando vio el jet privado de Alexei. Tatiana respiró profundamente, resignada. —Sí, avión, cielo —le dijo a su pequeño, pero se tensó tan pronto sintió la mano de Alexei en la parte baja de su espalda y empujándola hacia las escaleras. Sin girarse le apartó la mano de un manotazo —No es necesario, gracias. Alexei le regaló otra de sus sonrisas arrogantes y se alzó de hombros. ―Solo estaba siendo un buen anfitrión. ―Pues ahórratelo, no hace falta. Tatiana subió las escaleras y Alexei no disimuló el escaneo a su trasero que se apretaba debajo de la tela de su pantalón. Su polla palpitó al instante, estaba listo para abalanzarse sobre ella. Años de masturbación con solo imágenes mentales de su esposa para ayudarse a encontrar la liberación finalmente podrían llegar a su fin. Pero sospechaba que ese regreso a casa iba a ser más difícil de lo que imaginaba. En cuanto entró en la cabina, la azafata se aproximó. —Hola, Sr. Anton
SOLO CON TUS RECUERDOS. Tatiana sintió la mirada penetrante de Alexei durante todo el viaje, era como si intentara descifrar sus pensamientos más profundos. Al aterrizar en Chicago, dos autos negros los esperaban, rodeados por un grupo de hombres que parecían estar allí para protegerlos. Amelie, impresionada por la escena, no pudo evitar comentar. ―Cielos, tu esposo es… ¿Algo importante, verdad? Tatiana, con una mezcla de resignación y molestia, respondió. ―Créeme, tener a estos tipos siguiéndote a todas partes no es tan agradable como parece. Pronto empezarás a extrañar tu vida anterior. Mientras acomodaba a Misha en su hombro, se dirigió hacia uno de los vehículos, pero Alexei la detuvo suavemente. ―No, моя любовь (mi amor), tú irás conmigo. ―¿Perdón? No dejaré a Amelie sola con tu equipo de 'hombres de negro'. Se pondrá nerviosa. Además, no tengo intención de pasar más tiempo contigo, Alexei. Él apretó los dientes y tomó una profunda respiración, claramente luchando por mant