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HOLA, ESPOSA ―Me alegro de verte, cariño ―Alexei le dijo con voz fría. Los ojos de Tatiana estaban fijos en él, como si aún no pudiera digerir del todo lo que estaba viendo. Su cara estaba pálida y Alexei pensó que en cualquier momento se desmayaría. Los segundos se convirtieron en minutos donde el sonido de sus respiraciones era todo lo que se escuchaba dentro del auto. Los ojos de Alexei se fijaron en el niño en brazos de su esposa y fue inevitable que la irritación se apoderara de él. De solo pensar que ella había estado con otro entregándole su cuerpo hacía que su sangre hirviera dentro de sus venas. «¿Es ese idiota del café? ¿Él es el padre del niño?» Estaba a punto de averiguarlo, cuando el pequeño Misha comenzó a llorar y Tatiana finalmente salió de su estupor y comenzó a calmarlo. ―Shh, todo va a estar bien, cielo… todo va a estar bien. Tatiana volvió a mirar a Alexei y él habló nuevamente interrumpiéndola. ―¿No voy a tener ni siquiera un hola, esposa? Ella apretó los
QUIERO EL DIVORCIO. ―¿Te volviste loco? ―Tatiana parpadeó incrédula ―¿Por qué iba a querer mi padre que muriera? Debes… ―Está haciendo todo lo posible por poner todas tus propiedades a su nombre ―Alexei la interrumpió ― y afirma que tiene pruebas de que estás muerta. Tatiana estaba sin palabras, abrió y cerró los labios sin saber qué decir. Nunca había tenido una buena relación con Grigori y no era un secreto que siempre tuvo preferencia por Natasha, pero quererla muerta era demasiado. ―No… debe haber un error… mi padre… ―Lo de hoy estoy seguro de que es obra de él ―Alexei chasqueo la lengua ―A menos que tengas enemigos que no conoces, de lo contrario… ―No tengo enemigo Alexei, a duras penas, Amelie y Marc son mis amigos. ―replicó. ―¿Marc? ―pregunto él alzando una ceja ―El padre de tu hijo, supongo. Ella hizo una mueca decidiendo no caer en su juego, conocía perfectamente los juegos mentales de su marido. ―Supongamos que tienes razón y lo de hoy es obra de mi padre… ― dijo cam
¿UN TRATO? ―¿Divorciarte? ¿Te volviste loca? ―Llámalo como quieras, pero eso es lo que hay. Alexei, al ver la renuencia de Tatiana, decidió cambiar su estrategia. No estaba dispuesto a dejarla ir tan fácilmente, especialmente ahora que sabía que ella y su hijo podrían estar en peligro. ―Tatiana, soy el único que puede protegerte en esta situación. Puedo ayudarte a descubrir por qué tu padre te quiere muerta. ―Aprecio tu preocupación, de verdad. Pero puedo arreglármelas sola. Alexei alzó una ceja y le dio una mirada burlona. ―No fue lo que yo vi hoy. ―Porque me tomó desprevenida, por eso… pero de ahora en adelante, voy a… ―Oye, una vez que estés fuera de peligro, te dejaré libre. ― el tono de Alexei era firme, intentando convencerla de la seriedad de la situación. Tatiana, aunque dudaba de Alexei, no podía negar que la propuesta de Alexei, aunque no era del todo de su agrado, le ofrecía una salida segura. ―Piensa en Misha, en el peligro que corre sin protección. ―continuó Ale
¿MI HIJO? —Avion, maman —balbuceó el pequeño Misha cuando vio el jet privado de Alexei. Tatiana respiró profundamente, resignada. —Sí, avión, cielo —le dijo a su pequeño, pero se tensó tan pronto sintió la mano de Alexei en la parte baja de su espalda y empujándola hacia las escaleras. Sin girarse le apartó la mano de un manotazo —No es necesario, gracias. Alexei le regaló otra de sus sonrisas arrogantes y se alzó de hombros. ―Solo estaba siendo un buen anfitrión. ―Pues ahórratelo, no hace falta. Tatiana subió las escaleras y Alexei no disimuló el escaneo a su trasero que se apretaba debajo de la tela de su pantalón. Su polla palpitó al instante, estaba listo para abalanzarse sobre ella. Años de masturbación con solo imágenes mentales de su esposa para ayudarse a encontrar la liberación finalmente podrían llegar a su fin. Pero sospechaba que ese regreso a casa iba a ser más difícil de lo que imaginaba. En cuanto entró en la cabina, la azafata se aproximó. —Hola, Sr. Anton
SOLO CON TUS RECUERDOS. Tatiana sintió la mirada penetrante de Alexei durante todo el viaje, era como si intentara descifrar sus pensamientos más profundos. Al aterrizar en Chicago, dos autos negros los esperaban, rodeados por un grupo de hombres que parecían estar allí para protegerlos. Amelie, impresionada por la escena, no pudo evitar comentar. ―Cielos, tu esposo es… ¿Algo importante, verdad? Tatiana, con una mezcla de resignación y molestia, respondió. ―Créeme, tener a estos tipos siguiéndote a todas partes no es tan agradable como parece. Pronto empezarás a extrañar tu vida anterior. Mientras acomodaba a Misha en su hombro, se dirigió hacia uno de los vehículos, pero Alexei la detuvo suavemente. ―No, моя любовь (mi amor), tú irás conmigo. ―¿Perdón? No dejaré a Amelie sola con tu equipo de 'hombres de negro'. Se pondrá nerviosa. Además, no tengo intención de pasar más tiempo contigo, Alexei. Él apretó los dientes y tomó una profunda respiración, claramente luchando por mant
ROBAR UN TESTAMENTO Alexei no se perdía ni una sola de las expresiones que cruzaban el rostro de Tatiana. Aunque en su corazón no necesitaba ninguna prueba para saber que Misha era su hijo, había decidido realizarla de todas formas. No quería dejarle a Tatiana la oportunidad de refutar la paternidad. —Hola, señor Antonov —la voz de Tatiana tembló al saludarlo. —Oh, cariño, ¿cómo qué señor Antonov? Siempre he sido papá Vadim, ¿de acuerdo? —Vadim respondió con un tono bastante cálido. Ella le ofreció una suave sonrisa y asintió con la cabeza. Alexei siempre había querido a su abuelo, Vadim era todo lo que le quedaba después de Sophia. Pero en ese momento, sintió una punzada de celos y envidia por la sonrisa que Tatiana le dedicaba a su abuelo. Justo entonces, Misha volvió a despertar y llamó a su madre. —Oh, este pequeño hombrecito ya está despierto —dijo Vadim, su mirada llena de ternura al posarse en el niño. Extendió su mano y acarició suavemente sus regordetas mejillas —. Hace
DESAYUNANDO CON EL ABUELOA la mañana siguiente, Alexei se despertó en paz por primera vez desde hace tres años. A pesar de que Tatiana no estaba en la misma habitación con él, al menos estaba en casa. Aunque planeaba cambiar ese hecho en cuanto pudiera. Tomó el teléfono en la mesita de noche y comprobó las cámaras en la habitación que les había designado. Se encontró con la figura de Tatiana dormida, su cabello negro desparramado sobre la almohada. Por un instante, Alexei se imaginó metiendo sus dedos entre ellos y sintiendo su suavidad. Su cuerpo se calentó de solo pensarlo. ―Любовь (amor), no sé cuánto tiempo pueda seguir conteniendo las ganas de abalanzarme sobre ti. Será mejor que me des una oportunidad, o voy a tener que usar todas mis tácticas de seducción.Luego buscó a Misha y no lo encontró. Sus ojos se entrecerraron y buscó de nuevo, con el corazón acelerado. Se puso de pie y se vistió rápidamente; el niño no estaba en la habitación. Sin perder un segundo, Alexei salió de
AYUDANTE DE PISCINA. ―No se supone que ibas a hablar con Alexei ―preguntó Amelie a Tatiana, que buscaba algo en su maleta. ―No, no voy a ir. Porque sé de lo que vamos a hablar y me niego a volver a ser la misma tonta del pasado. Así que puede esperar sentado, porque yo voy a relajarme en la piscina ―respondió Tatiana mientras dejaba salir su frustración. Amelie la miró estupefacta. ―Ok, ¿y ese cambio? No estabas así esta mañana. ―Nada, no te preocupes. ¿Vas conmigo? No todos los días se tiene una vista en primer plano de Chicago ―dijo Tatiana, intentando cambiar el tema y aligerar el ambiente. Amelie suspiró y se puso de pie para ir por su traje de baño. ―Está bien, te acompaño. Pero quiero saber qué es lo que te tiene tan enojada. Después de que Alexei se fuera por el café, Tatiana decidió ir a cambiarse y luego bajó con la intención de encontrarse con él. Mientras se acercaba al estudio, risas femeninas captaron su atención. Con el corazón latiendo más rápido de lo normal, se