¿Veremos un rayo de luz...? ¿O solo será un espejismo? GRACIAS POR LEER, sus comentarios son maravillosos y estamos llegando a los 100 likes en cada capitulo. ¡Sigamos manteniendo así para seguir leyendo de esta historia!
— Nos quedaremos aquí por lo pronto, hasta que podamos escoger la casa correcta para los tres, ¿te parece? — le propuso Cristóbal a Amelia, luego de haber llevado al pequeño Cristóbal a su nueva habitación. Esta vez quería hacer las cosas bien. Amelia barrió el lugar con la mirada — ¿Qué pasa? ¿No te gusta?— No es eso, es solo que… — confundida, negó con la cabeza.Cristóbal tomó sus manos, instándola a mirarlo.— ¿Que qué? Puedes decirme lo que quieras.— Todo esto, Cristóbal. Yo… me siento muy confundida. Tu cambio de actitud conmigo. Tu madre…— Mi madre es la causante de todo esto —replicó—. De no haber sido por… lo que hizo en el pasado, tú y yo estaríamos juntos, ¿entiendes eso? Juntos, Amelia. Nuestro hijo habría crecido con sus padres, amándose el uno a la otra. Amelia, yo… te amo, te lo dije. Te amo y no pienso perder más tiempo del que ya hemos perdido. Quiero que…— Para, Cristóbal, por favor — le rogó, soltándose de sus manos —. Todo lo que me estás diciendo es… no solo di
Después de ese beso compartido, ninguno de los dos supo cómo conciliar el sueño. Cristóbal quería recuperar la confianza de Amelia… recuperarla a ella entera. Al mismo tiempo, en su habitación, Amelia seguía sin saber cómo sentirse.Las palabras de Cristóbal todavía vagaban por su mente. Un futuro juntos. Un futuro… los tres. Dios, la sola idea era un sueño, un cuento, pero… estaba tan herida, tan lastimada. Demasiadas cosas habían pasado entre ellos, cosas que no sabía si se podían reparar.Sin saber a qué hora, consiguió quedarse dormida, pero despertó a la hora. Ya era de día. Se alistó rápido y pasó primero por la habitación de su hijo. Se alertó al ver la cama vacía, pero, al escuchar una risa que provenía de la planta de abajo, suspiró de alivio.Bajó y no solo descubrió a su pequeño hijo en la cocina, sino a su padre también. Los dos con las mejillas sucias de harina.— ¡Mami! ¡Mami! — el pequeño se puso feliz al ver a su joven madre, y dejó lo que estaba haciendo, bajó de un ba
No, no, no…— ¡¿Cómo que se lo han llevado?! ¡¿Quién?! — exigió saber, ya para ese punto fuera de sí, desconcertado, asustado… preocupado. La enfermera lo veía con ojos asustados, tristes, sin saber qué decir, tan solo negaba con la cabeza.— No lo sé, señor, de repente me descuidé y… ya no estaba, por eso fui rápido a ver las cámaras de seguridad, pero…— ¿Pero qué? ¡Habla!— Un hombre…Cristóbal entornó los ojos.— ¿Un hombre? ¡Termina de hablar de una buena vez!— Un hombre se lo llevó.En ese momento, Cristóbal quiso golpear algo.— Muéstrame las cámaras — ordenó con voz críptica.La enferma asintió, pidiéndole con ese gesto que lo siguiera, y en cuanto Cristóbal tuvo frente a sí la escena en la que estaban secuestrando a su hijo, a su primogénito, tuvo que desatarse el nudo de la corbata porque de pronto comenzó a faltarle el aire, y se sintió increíblemente descompuesto.Se pasó la mano por el rostro, reaccionando. Debía actuar rápido y dar parte a las autoridades, así que sacó e
Cristóbal se quedó mirando la puerta de la habitación cuando tuvieron que usar la fuerza para sacarlo. Se mesó el cabello con desespero y aguardó, impaciente… enloqueciendo.Casi una hora después. El doctor salió. Las enfermeras lo siguieron.— Conseguimos estabilizarla, pero… Amelia no puede recibir otra fuerte impresión o esta vez no podremos hacer nada — Cristóbal sintió un aire de alivio y asintió con ligereza —. Puede pasar, solo recuerde lo que le acabo de decir.Cristóbal volvió a asentir, y esperó a que el equipo médico se retirara para entrar.Amelia alzó el rostro en cuanto lo vio, todavía presa de la angustia.— Cristóbal… — musitó, y él corrió a encontrarse con ella. No dudó en estrecharla contra su pecho y ella en dejarse abrazar — ¿En dónde está mi hijo, Cristóbal?Él se separó, con lágrimas de impotencia en sus ojos, y tomó sus manos entre las suyas. Le besó el dorso con anhelo y dedicación antes de relatarle lo que había sucedido.A medida que escuchaba, Amelia sentía q
Para el día siguiente, todo estaba previsto para el rescate, Cristóbal había sacado del banco el dinero en efectivo y el departamento policial se encontraba alerta a cualquier novedad cerca de la zona, aunque no enteramente involucrados.La integridad física del pequeño era lo primordial y no iban a exponerlo. Fue lo que pidió estrictamente el CEO Cienfuegos.— ¿Ya… te vas? — le preguntó Amelia a Cristóbal esa mañana. Su corazón latiendo un tanto apresurado.Cristóbal alzó la vista del móvil y la miró con adoración.— Todo va a salir bien. Cristóbal estará dentro de unas horas en nuestros brazos.Amelia asintió ligeramente, extrañamente agotada.— No regreses aquí sin él, por favor — le rogó, todavía asustada. Y es que hasta que no tuviese a su dulce niño con ella, no volvería a estar tranquila.Ahora era Cristóbal el que asentía, y atravesado por un impulso, tiró levemente de ella contra su pecho y besó su coronilla.— No lo haré, mi amor, no lo haré — prometió, al tiempo que Amelia a
— Lo sé, respecto a nosotros, creo que es momento de que tú y yo…— Espera, Cristóbal, por favor — le pidió —. Si, vamos a hablar de nosotros, pero no de lo que crees.Cristóbal frunció el ceño.— ¿Entonces…?— Lo que me pediste esta mañana, eso no va a poder ser.— ¿Por qué? No comprendo, Amelia. Creí que tú…— ¿Qué yo quería regresar contigo? Parece que no has aprendido como los años.Cristóbal la miró por largos segundos. No entendía nada. Ni siquiera parecía ella la que estuviese hablando.— Amelia, explícate, porque no estoy entendiendo nada.— Ya estoy cansada de fingir, Cristóbal. Ya me harté. Soporté mucho fingiendo todo este tiempo.— Amelia, ¿de qué hablas, por amor a Dios? ¿Fingir qué?Amelia hizo acopio de toda su fuerza para evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas, y a cambio sonrió con arrogancia.— Ay, Cristóbal. ¿De verdad pensabas que tú y yo podíamos arreglar algo?— ¿Por qué no? Tú me amas. Yo te amo. Tenemos un hijo que…— Nunca te amé, Cristóbal. Ni en el pasad
— Amelia… no puedes estar hablando en serio — replicó Cristóbal después de largos segundos en los que ambos se quedaron en completo silencio. Durante todo ese tiempo, él la miró con gesto incrédulo.Amelia bajó la mirada, y jugó nerviosa con sus dedos antes de hacerle frente y fingir ser alguien que no era.— Este matrimonio ya no tiene sentido, Cristóbal. Yo ya conseguí un corazón y…— No, no, espera, no sigas, no sigas, por favor — le rogó, desconcertado.— Cristóbal…Pero él continuó negando.— ¿Estás vengándote? ¿Es eso? — quiso saber, ya desesperado — ¿Estás vengándote por lo despiadado que fui contigo todo este tiempo?— Si eso te hace sentir mejor — respondió Amelia, encogiéndose de hombros, mostrándose completamente indiferente, aunque en el fondo sentía que iba a desfallecer.Dios, ¿Qué estaba haciendo? Pensó para sus adentros, con profundo dolor.— Nada de esto puede ser cierto. Tú no eres así. Yo estaba confundido respecto a quién eras, Amelia, yo…— No, yo te confundí. Ah,
— Entonces te pidió el divorcio, ¿eh? —le dijo Matías a Cristóbal, luego de haberle servido un trago — ¿Qué piensas hacer? ¿Vas a dárselo?Cristóbal bebió un sorbo largo y recargo su peso contra el respaldo de la silla.— No — ya lo había decidido antes.Matías suspiró.— La verdad es que no quisiera estar en tus zapatos. ¿Dices que crees que tu madre está detrás de todo esto?— Sí. Sé que… fue a verla al hospital. No sé con qué intención, pero, estoy casi seguro que tuvo que ver con el cambio de actitud de Amelia, y si es así, me enteraré de alguna forma.— ¿Qué piensas hacer?— No lo sé, pero... algo se me ocurrirá. Sé que Amelia miente.Esa noche, no volvió al hospital, pero se mantuvo al tanto de todo, gracias a los guardias que vigilaban la puerta de la habitación de Amelia y su hijo.A primera hora de la mañana siguiente, ya estaba de regreso. Le pidió a los guardias que se retiraran y entró a la habitación. Lo primero que vio fue la imagen de Amelia y el hijo de ambos, sonreían