Angela dio un sorbo pequeño a la infusión, suspiró y lo miró. Sus miradas se quedaron enganchadas un instante y ella debió de veralgo en los ojos de él porque separó los labios y tomó aire, pero entonces desvió la mirada y agarró la pequeña bolsa de papel que había dejado a sulado al sentarse. –Antes de que se me olvide –dijo dándole la bolsa–, gracias por las joyas. Las habría devuelto yo misma, pero la tienda cierra los domingos. El collar de rubíes y diamantes y los pendientes largos le habían sentado de maravilla. Angela había tenido un gusto impecable y muy buen gusto al elegirlos. –De nada –respondió él–. Pero no te he pedido que nos viéramos por lo de las joyas. ¿Qué vamos a hacer con la invitación de los Lewis? –Esta muy claro lo que vamos hacer uno de los dos se reportara enfermo, nuestro trato fue solo una noche Dante te lo recuerdo –Creo que a los dos nos beneficiaría ir a jugar al golf con ellos–Replica Dante, el sabe lo importe y lo cerca que esta por cerrar el trato
Se llego el dia del partido de juego tan esperado por Angela. Angela se peinó frente al espejo de la entrada del piso de Dante en Welsdale mientras él atendía una llamada de negocios en otra habitación. Había hecho mucho viento en el campo de golf. No la hacía sentirse bien estar moviéndose por allí a hurtadillas e intentando asegurarse de que nadie de su familia supiera que estaba al lado de casa y con Dante Walker. La única que lo sabía era Lia, pero eso no suponía un problema porque su prima siempre había sido su cómplice. Por ahora todo iba bien. Nadie de la familia le había escrito ni la había llamado. Esa mañana a primera hora Dante y ella habían ido hasta Massachusetts en el todo terreno Lexus de él. Había hecho un día precioso y soleado y la partida de golf había estado bien. Habían acabado perdiendo, pero al menos se habían defendido. Después habían terminado allí en el piso tomando unas copas con los Bensen y finalmente Stuard y Dante se habían despedido cerrando un tra
Angela salio del hotel en donde se encontaba con Dante, la esperaba afuera un taxi. Mientras iba en camino a su casa y sabiendo muy bien lo que le aguardaba ella no dejaba de pensar en las cricias y ese fuego que sintió al estar entre los brazos de Dante.–Concentrate Angela ¡estamos en problemas! –Replica su concienciaCuando llegó a la casa de estilo mediterráneo que sus padres tenían a las afueras de Welsdale, inmediatamente reconoció la camioneta de Cold en el camino de entrada circular. El lujoso todo terreno de Jordan estaba estacionado. Eso quiere decir que los hermanos están en casa.Después de la soleada mañana que había pasado con los Lewis, el cielo se había oscurecido con nubes de lluvia como presagiando el giro que iba a dar el día.Mierda. Había esperado poder hablar con sus padres a solas, pero era fin de semana y debería haber imaginado que sus hermanos estarían allí.Cold, que había tomado el mando de Construcciones Bernal después del infarto de su padre unos años atr
–¡Giordano! –gritó Bianca al escuchar la conversación y lo que decía su hijo con un marcado acento italiano–. Creí que te había educado mejor.–Lo siento, mamá –dijo Jordan sonriendo. Angela fue directo a saludar a su madre con un beso y un abrazo. La extraña, hace semanas no la ve.Aunque Bianca había aprendido a hablar inglés de pequeña, aún lo salpicaba con su acento italiano. Había conocido a su marido cuando tenía veinte ún años y trabajaba como recepcionista de hotel y él estaba de vacaciones en la Toscana.El timbre sonó y Selena se sobresaltó.–Voyyo.–Deberías habérmelo contado hija–protestó su madre al sentarse–. Podríamos haber ido a recogerte al autobús.–No hacía falta, de verdad, además quería que fuera una sorpresa –dijo sintiéndose culpable.–Ha sacado tu vena de mujer independiente, Bianca –farfulló Luigui mientras Angela lo besaba en la mejilla.Era obvio que Cold no les había contado lo de Dante Welker… aún.Detodos modos, la alegría de tenera sus hijos allí alomejo
Mientras Dante conducía alejándose de la casa de los Bernal, Angela estaba sentada a su lado en un completo silencio sepulcral. La miró por el rabillo del ojo, pero ella tenía la mirada clavada alfrente.Su llegada a casa de los Bernal había tenido el recibimiento esperado, pero bajo ningún concepto iba a sentirse rechazado o inferior solo porque la familia de Angela mirara a los Walker por encima del hombro, y mucho menos después de lo que los dos habían compartido en su piso.El se presnto en esa casa porque no quería imaginarla allí sola frente al resto de la familia en medio de una discusión. Y, además, el problema lo tenían con él.Aunque Angela lo destriparía por semejante analogía, ahora mismo se sentía como un príncipe azul alejándose a caballo con la damisela en a puros. Él tenía un coche, no un caballo, y ella era una mujer que había demostrado saber cuidar de sí misma. Además, su armadura tenía unas cuantas grietas generadas por su apellido, al menos en lo que respectaba a
Dante mal dijo, la agarró de la mano y tiró de ella. Cuando entraron en el piso, estaban fríos y empapados.Angela tembló y Dante soltó la bolsa y le lanzó una de las dos toallas que había sacado de un armario cercano.–Toma, secate.–Gracias –ella se secó la cara y el pelo y en ese momento se dio cuenta de que tenía el polo blanco pegado a la piel y que se le transparentaban el sujetadorde en caje y los pezones erectos.Y a juzgar por la dirección en la que miraba Dante, él también sehabía fijado.Angela, mirando su torso de músculos claramentede finidos, se colocóla tolla delante y se aferró a ella.–La habitación de invitados está al fondo, por si quieres ir a cambiarte.–Gracias –Angela tomo la bolsa y fue hacia allí con la intención de poner algo de distancia entre los dos y de recomponerse.De ningún modo se quedaría ahí. Sin embargo, por desgracia para ella, la lluvia torrencial no cesó mientras se puso un chándal y se refrescó en el baño.Estaba entre la espada y la pared. Si
–Puedo resistirme a ti sin ningún problema –dijo Angela, aunque ni siquiera a ella le resultaron convincentes esas palabras.–Talvez, pero no hemos dicho que yo pueda resistirme a ti.Si había sido Dante el que la había tocado primero, ¿significaba eso que ella ya no tenía que contenerse?Deslizó la mano sobre su hombro y, ejerciendo una delicada presión, le acercó la cabeza hacia ella.–¿Un último acto derebeldía al enrollarte con un Walker?–murmuró él.–¿Por qué no? –susurró ella contra sus labios–. De todos modos, todos piensan que ya lo he hecho.Dante dejó escapar un gemido y entonces sus labios se tocaron en unbeso ardiente y lleno de promesas.Él le ladeó la cabeza y, tomándose su tiempo, exploró su boca. Y cuando quiso más, ella echó la cabeza atrás y Dante se inclinó hacia ella y la tendió en el sofá.Sin dejar de besarla, le abrióla camisa del pijama.Angela arqueó la espalda y los pezones se le endurecieron al rozar el torso de Dante. Le ardía el cuerpo mientras se movía en
–Tengo que parar un momento en un sitio antes de que salgamos para Nueva York.Angela ladeó la cabeza como preguntándole.–Tengo que ir a Construcciones Walker. Mi padre me ha pedido que me pase por allí y… –se encogió de hombros–nos pilla de paso.–Bueno, ya hemos tenido nuestro momento con los Bernal, así que supongo que es justo.–¿Una Bernal queriendo ser justa con un Walker? Nunca digas de esta agua no beberé.Veinte minutos después, cruzaban el aparcamiento en dirección al coc– Puede que sea una conversación extensa, así que a lo mejor quieres entrar conmigo–dijo Dante mientras guardaba las bolsas en el maletero.–Imagino que esta vez serás tú el que me proteja de tu familia–respondió ella poniéndose las gafas de sol.Dante contuvo una carcajada y dijo:–No necesitarás protección.–¿Por qué soy una chica dura?–Sí, y porque estarán demasiado ocupados atacándome a mí.–Con una Bernal en el edificio, ¿no les preocupará el espionaje corporativo?Él sonrió.–Vamos, podrás juzgarlo