capitulo 12

Dante mal dijo, la agarró de la mano y tiró de ella. Cuando entraron en el piso, estaban fríos y empapados.

Angela tembló y Dante soltó la bolsa y le lanzó una de las dos toallas que había sacado de un armario cercano.

–Toma, secate.

–Gracias –ella se secó la cara y el pelo y en ese momento se dio cuenta de que tenía el polo blanco pegado a la piel y que se le transparentaban el sujetadorde en caje y los pezones erectos.

Y a juzgar por la dirección en la que miraba Dante, él también sehabía fijado.

Angela, mirando su torso de músculos claramentede finidos, se colocóla tolla delante y se aferró a ella.

–La habitación de invitados está al fondo, por si quieres ir a cambiarte.

–Gracias –Angela tomo la bolsa y fue hacia allí con la intención de poner algo de distancia entre los dos y de recomponerse.

De ningún modo se quedaría ahí. Sin embargo, por desgracia para ella, la lluvia torrencial no cesó mientras se puso un chándal y se refrescó en el baño.

Estaba entre la espada y la pared. Si
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