EL PODER DE UN BESO—Señorita Melker, ¡buenos días! —Saludó Gala Barbaren — ¿Dónde está mi nieto?—Buen día, señora. Está por llegar —aseguró la joven.Un día antes acordaron que se verían en la reunión, Calisto fue muy precisa al explicarle la importancia de verse con algunos de los miembros de la junta directiva para buscar una alianza, y que estos respalden su nombramiento.—Esperaba que aprendiera la lección, sobre todo después de lo que pasó en la gala —señaló con dureza la anciana Barbaren.— ¿Disculpe? —preguntó Calisto confundida.—Mi nieto no es alguien con quien se puede bajar la guardia, confío en que no porque haya mostrado un poco de interés en la compañía, usted crea que ya lo tiene sometido.—Le aseguró que estoy plenamente consciente de eso, señora —aseguró la joven.—No, no lo está. De ser así, mi nieto ya estaría aquí.—Él está a punto de llegar.Gala Barbaren suspiró, frustrada.—Él no va a llegar, — exclamó — conozco a mi nieto mejor que nadie y sé que no vendrá y
— ¿Por qué esa cara tan larga? — preguntó Kenzo a Abner quien mostraba un aire pensativo, no muy común en él. —Estabas muy animado por tu chica enmascarada, ¿ya se te pasó el efecto?Pronto la mente de Abner que había estado enfocada en el beso con Calisto y lo que esto provocó en él, vio una luz al final de túnel.Lo que esa joven misteriosa le hizo sentir, era igual a lo que sintió al besar a Calisto, por lo que decidió poner en práctica aquel dicho que un clavo saca otro clavo.Una alternativa demasiado inocente a decir verdad.— ¿Ya no quieres saber quién es? —cuestionó Kenzo al ver que Abner seguía perdido en sus pensamientos.— ¿Ya la encontraron? —preguntó con ansias.—No, cálmate hombre. Lo pregunto porque Ilan está vuelto loco buscándola, se decepcionará mucho si de pronto, ya no quieres encontrarla —explicó Kenzo.—Necesito encontrarla, ahora más que nunca —dijo Abner, más para él que para su amigo.— ¿Por qué? —la actitud de Abner provocaba demasiada curiosidad en Kenzo, él
Con la firme convicción de que la revolución de sentimientos se debía a su encuentro con el hombre misterioso, al no estar acostumbrada a ese tipo de relaciones fugaces, Calisto se plantó en el departamento de Abner. Afortunadamente, él no estaba cuando ella llegó, eso le dio oportunidad de mentalizarse y prepararse para su reacción.Al no querer invadir su privacidad, la joven esperó a Abner en la sala.Aunque el asistente de la señora Gala le había dicho que podía instalarse en cualquiera de las habitaciones de aquel lujoso y enorme penthouse, ella decidió no hacerlo hasta que Abner llegara.Estaba segura de que la noticia de que tendrían que vivir juntos algunas semanas, le caería como bomba y la culparía de todo, aún y cuando era orden de su abuela.Las horas pasaron y pasaron y Abner no llegaba, Calisto terminó quedándose dormida en el sofá, vencida por el cansancio mental.Ya avanzada la madrugada, Abner se dignó a aparecer en su apartamento, sin imaginarse lo que lo aguardaba.
La convivencia diaria no mejoraba en nada la relación entre Calisto y Abner y una densa tensión reinaba en el departamento. Lo único bueno del asunto era que los amigos del chico dejaron de ir tan a menudo como acostumbraban. Podían haberlo sobrellevado, pero después de lo que sucedió, era realmente incómodo, sobre todo por el hecho que ambos iban en contra de un sentimiento que ya se les había arraigado dentro. Se engañaban a sí mismos de manera olímpica. Abner seguía empeñado en encontrar a la chica enmascarada a cómo diera lugar, mientras que cada noche de aquella semana, llevó a casa una mujer distinta y aunque él aseguraba que era para mitigar el deseo ardiente que le provocan los recuerdos de su mujer misteriosa, no era del todo verdad. Al contrario, una vez dentro de su habitación no sucedía nada, el simple hecho de saber que Calisto estaba a unos cuantos pasos lo bloqueaba por completo, su cuerpo se negaba a reaccionar aún y cuando tuviera enfrente a una mujer hermosa y des
Por fin había llegado el día en que Abner iniciaría su sinuoso camino hacia la presidencia del BBN y el liderazgo sobre los Barbaren. Los resultados de semanas de trabajo, iban a ser demostrados.Gala Barbaren, la matriarca de la familia, organizó una reunión con dos de los más importantes colaboradores de BBN, y otros empresarios reconocidos a nivel mundial, Benedict Cooper y Buck Silveira. Si Abner lograba conseguir el apoyo de ellos, prácticamente tendría la mitad del camino recorrido.Que el joven Barbaren fuera nombrado presidente de BBN era lo de menos, lo relevante era que este proyectara credibilidad y confianza, y para eso, se necesitaba el respaldo de valiosos empresarios, con una vasta trayectoria en el mundo de los negocios, como lo eran Cooper y Silveira.Enfundado en un sofisticado traje sastre en color gris oscuro y el cabello peinado de manera impecable, Abner arribó al lugar acompañado de Calisto.El hombre emanaba seguridad, seriedad y confianza, además de su caracte
—Así que la gerontofilia es lo tuyo —señaló Abner. —Debí imaginarlo, todo en ti es raro —agregó con desdén.— ¿De qué diablos hablas? —inquirió ella.—La gerontofilia es una parafilia que consiste en la búsqueda de una pareja sexual con edad cronológica mucho mayor —explicó Abner entre dientes.—Sé qué significa, lo que no entiendo es porque dices que es lo mío.Abner soltó un bufido incrédulo.— ¡Por favor!, no parabas de coquetear con ese montón de ancianos decrépitos —reclamó. La mirada penetrante de este le provocó a ella un fuerte escalofrío por toda la espalda.—Yo no estaba coqueteando con nadie y si así lo fuera, ¡a ti no te incumbe! —dijo molesta.— ¡Ah!, ¿sí? Y, ¿qué me dices de Jairo? Estabas babeando por él. Si señor Jairo, ji, ji, ji… —Dijo Abner imitando la voz de Calisto.— ¡No!, ¡claro que…! —balbuceó Calisto.Luego, avergonzada, giró su rostro para evitar la mirada acusadora de Abner.— ¿Ves?, ¡hasta te sonrojas! —Señaló Abner indignado — ¿Te gusta ese vejete, verdad
— ¡Prometieron que sería algo tranquilo!, —reclamó Calisto —Una cena y unos tragos.Estaba en el estacionamiento de un reconocido centro nocturno, junto a Abner, Kenzo e Ilan.—Ya cenamos, ahora vamos por los tragos —respondió Ilan muy sonriente.—Eres muy lista, me sorprende que confiaras en nosotros —intervino Kenzo burlón.—A mí también me sorprende —admitió ella, dedicándole al mismo tiempo una mirada a Abner, quien se mantenía en total silencio y eso la incomodaba.Kenzo e Ilan estaban muy animados por su compañía, sin embargo, ese no era el caso de Abner, que parecía detestar la idea. Y no porque la odiara, como ella pensaba, sino porque le estaba siendo muy difícil controlar sus sentimientos y sobre todo los celos, cada vez que uno de sus amigos se le acercaba con tanta confianza.— ¿Quién cuidará de este pequeño? —dijo en un puchero Kenzo mientras acariciaba el rostro de Abner.— ¡Quítame las manos de encima!, —protestó este —anda, Melker, deja de lloriquear y entra —ordenó y
Con Abner sosteniéndola por la cintura, Calisto entró al pent-house dando tras pies.— ¡Dios!, ¿por qué todo se mueve tanto? —se quejó atropellando las palabras.—Si no toleras el alcohol, no deberías beber así —la reprendió Abner cerrando la puerta tras de sí, ayudándose de su pie.—Yo no… yo no estoy ebria, —la manera de hipar la delataba — ¡tú estás ebrio! —clavó su delgaducho dedo sobre el pecho de Abner. — ¿No te he dicho que no bebas? —balbuceó.—Me gustas más cuando no estás tan parlanchina —soltó Abner.Y es que Calisto no paró de hablar durante todo el camino, hasta la luz de los semáforos, fue un tema que la chica mencionó en su plática.Además de quejarse de todo, de la calefacción, del asiento, que sube la ventanilla, baja la ventanilla, lo amonestó varias por beber sin control, algo muy absurdo, tomando en cuenta que ella era la borracha. Otras tantas veces, le reclamó que no hubiera bebido ni se hubiera divertido.—Lidiar con un borracho es agotador y fastidioso —excla