— ¡Prometieron que sería algo tranquilo!, —reclamó Calisto —Una cena y unos tragos.Estaba en el estacionamiento de un reconocido centro nocturno, junto a Abner, Kenzo e Ilan.—Ya cenamos, ahora vamos por los tragos —respondió Ilan muy sonriente.—Eres muy lista, me sorprende que confiaras en nosotros —intervino Kenzo burlón.—A mí también me sorprende —admitió ella, dedicándole al mismo tiempo una mirada a Abner, quien se mantenía en total silencio y eso la incomodaba.Kenzo e Ilan estaban muy animados por su compañía, sin embargo, ese no era el caso de Abner, que parecía detestar la idea. Y no porque la odiara, como ella pensaba, sino porque le estaba siendo muy difícil controlar sus sentimientos y sobre todo los celos, cada vez que uno de sus amigos se le acercaba con tanta confianza.— ¿Quién cuidará de este pequeño? —dijo en un puchero Kenzo mientras acariciaba el rostro de Abner.— ¡Quítame las manos de encima!, —protestó este —anda, Melker, deja de lloriquear y entra —ordenó y
Con Abner sosteniéndola por la cintura, Calisto entró al pent-house dando tras pies.— ¡Dios!, ¿por qué todo se mueve tanto? —se quejó atropellando las palabras.—Si no toleras el alcohol, no deberías beber así —la reprendió Abner cerrando la puerta tras de sí, ayudándose de su pie.—Yo no… yo no estoy ebria, —la manera de hipar la delataba — ¡tú estás ebrio! —clavó su delgaducho dedo sobre el pecho de Abner. — ¿No te he dicho que no bebas? —balbuceó.—Me gustas más cuando no estás tan parlanchina —soltó Abner.Y es que Calisto no paró de hablar durante todo el camino, hasta la luz de los semáforos, fue un tema que la chica mencionó en su plática.Además de quejarse de todo, de la calefacción, del asiento, que sube la ventanilla, baja la ventanilla, lo amonestó varias por beber sin control, algo muy absurdo, tomando en cuenta que ella era la borracha. Otras tantas veces, le reclamó que no hubiera bebido ni se hubiera divertido.—Lidiar con un borracho es agotador y fastidioso —excla
— ¿Cómo está el hombre más guapo de este mundo? —preguntó Ilan al teléfono.— ¿Qué quieres? —refunfuño Abner, molesto de que su amigo interrumpiera su sueño a lado de Calisto.—Es muy temprano para estar de mal humor, querido —señaló su amigo.—Espero que sea importante el motivo por el que me despertaste —dijo con voz amenazante.— ¿Qué?, ¿tan mal estuvo tu noche?—En realidad no, estuvo perfecta —aseguró Abner mirando a su lado a Calisto profundamente dormida.— ¿Y la señorita Melker?, ¿cómo está? —quiso saber el moreno.—Creo que está bien, aún no despierta.Como si intuyese que hablaban de ella, Calisto se removió un poco, Abner optó por levantarse para no despertarla.—Siento despertarte amigo, pero tengo muy buenas noticias, he dado con tu chica enmascarada —informó con exagerado entusiasmo.— ¿En serio? —respondió sin ánimos.—Bueno, solo me falta confirmar algunos detalles, pero nada complicado, sabremos dónde encontrarla.—Déjalo —soltó con firmeza Abner, sorprendiendo a su a
HUIR DE MÍ EMPEORA TODOCon ese pensamiento en mente, Calisto llegó al departamento que compartía con Abner.Los amigos de este, Ilan y Kenzo lo acompañaban.— ¡Ahí está!, nuestra nueva compañera de fiesta —exclamó a todo pulmón Ilan.Calisto sonrió tímidamente.—Hola, chicos —saludó con calma.—Baja la voz, nos dejarás sordos a todos —reclamó Kenzo masajeando sus sienes. —Calisto, cariño, ven siéntate, estamos rememorando todo lo de noche, ¡estuvo divertidísimo!, no había bailado tanto desde hace mucho…— ¿Qué?, ¿no que ya se iban? —la voz fuerte y profunda de Abner, quién hasta ese momento se había mantenido muy atento a los movimientos de Calisto, se dejó escuchar hasta el último rincón del enorme departamento.Desde la punta de sus cabellos, hasta los pies, el cuerpo de Calisto se estremeció al escucharlo hablar. Conteniendo los temblores en su cuerpo, la joven se dirigió hasta la cocina, evitando a toda costa cruzar miradas con Abner.Su mente se había descontracturado, permitién
La falta de aire los obligó a separarse, con los labios punzantes por la intensidad del beso, Calisto aprovechó que Abner había aflojado su agarre sobre ella, para separarse.—Esto no puede volver a pasar —sentenció aun con la respiración agitada.La mirada de Abner se endureció sobre ella.—Es absurdo —contradijo él.—Lo absurdo es que dejemos que esto avance. Ni tú, ni yo, estamos en condiciones de envolvernos en algo así.—Yo puedo hacerlo —dijo Abner con firmeza.— ¡Abner! —la desesperación por hacerlo entender, se dejó ver.— ¡No, lo digo enserio!, jamás había sentido nada igual. Sí, me cuesta aceptarlo… de hecho, no lo entiendo del todo, pero eso no significa que no quiera disfrutar de ello.Suspiró pesadamente y con cautela, luego dio un par de pasos hacia Calisto—Tu sientes lo mismo que yo, y sabes que no es cualquier sentimiento, es muy fuerte e intenso, Calisto.— ¡Por eso mismo! —Exclamó la chica. — ¿No lo ves?, nos va a destruir, Abner, ¿qué pasará si tu abuela se entera?
LANZARSE DEL PRECIPICIOLas siguientes semanas fueron caóticas.El atractivo heredero, Barbaren, puso en práctica varias tácticas para tratar de llamar la atención de la chica, pero sin llegar a ser el hombre comprometido y formal, que ella buscaba.Primero se mostró indiferente. Estaba dolido por su rechazo, así que decidió torturarla con látigo de su desprecio, sin embargo, no funcionó.Luego vino la faceta del Abner “el responsable”, siguiendo estrictamente todo lo que se le pedía, sin poner objeción. Tampoco funcionó.La depresión y melancolía vinieron a continuación. Se encerró en su habitación y hasta dejo de comer un par de días y aun así, nada, ni la más mínima reacción de Calisto.«Esta mujer no tiene sentimientos, su corazón ha de ser una piedra» pensaba en la soledad de su habitación.Cansado de no obtener la atención que él quería, se sumió en la frustración y esta no era una etapa. Expedía un aura de amargura, ni sus amigos toleraban estar cerca de él, debido al mal humo
Abrazada por las llamas ardientes del deseo, Calisto no pensaba más allá de los besos y las caricias de Abner.Esa espina que días antes incomodaba su corazón, ya no estaba, no dolía.Los miedos y la incertidumbre que paseaban por su mente, esparciendo una neblina espesa cargada de negativismo, también desaparecieron.¿Por qué no disfrutarlo?, preguntaba una vocecilla.¿Qué de malo tendría una oportunidad?, y no para Abner, sino para ella misma, para descubrir lo que es amar y ser amado. ¿Por qué no?, las relaciones son así, jamás se sabe cómo van a terminar.Es parte de su encanto dar un salto de fe.Una corriente electrizante recorrió su cuerpo cuando las manos de Abner, en un toque suave, hicieron contacto con la piel de su espalda.Se sentía tan bien. Una sensación inexplicablemente placentera.Las manos de Abner detuvieron su camino y su interior rogaba por más. Lo tomó por la camisa arrugando la fina tela de esta entre sus manos, indicando que no parara, invitándolo a continuar.
Por enésima vez, Abner dejaba escapar un ligero bostezo, ni el barullo que se producía en aquel restaurante lograba animarlo. Lo peor de todo, era que tenía que aguantar a la muchacha frente a él, que no hacía más que empeorar su aburrimiento. Era tan callada, que tenía que sacarle las palabras casi a fuerzas y no estaba de humor para eso, cosa que no se preocupó en disimular.Era la quinta cita a la que tenía que acudir, obligado por su abuela y la misma Calisto.Pensar en ella, le hizo esbozar una ligera sonrisa, apenas y podía creer que ella le pidiera continuar con esas tonterías de las citas.Según el plan de Calisto, de esta forma no levantaría sospechas, sin embargo, era una tortura, había tenido que aguantar a cuatro chicas locas que se le quisieron lanzar apenas y lo vieron, y a una aburrida como el que más.El sacrificio valía la pena.Cada vez que llegaba de una de sus dichosas citas, Calisto se mostraba un poco más cariñosa y desinhibida con él. Iban poco a poco, tal vez d