La falta de aire los obligó a separarse, con los labios punzantes por la intensidad del beso, Calisto aprovechó que Abner había aflojado su agarre sobre ella, para separarse.—Esto no puede volver a pasar —sentenció aun con la respiración agitada.La mirada de Abner se endureció sobre ella.—Es absurdo —contradijo él.—Lo absurdo es que dejemos que esto avance. Ni tú, ni yo, estamos en condiciones de envolvernos en algo así.—Yo puedo hacerlo —dijo Abner con firmeza.— ¡Abner! —la desesperación por hacerlo entender, se dejó ver.— ¡No, lo digo enserio!, jamás había sentido nada igual. Sí, me cuesta aceptarlo… de hecho, no lo entiendo del todo, pero eso no significa que no quiera disfrutar de ello.Suspiró pesadamente y con cautela, luego dio un par de pasos hacia Calisto—Tu sientes lo mismo que yo, y sabes que no es cualquier sentimiento, es muy fuerte e intenso, Calisto.— ¡Por eso mismo! —Exclamó la chica. — ¿No lo ves?, nos va a destruir, Abner, ¿qué pasará si tu abuela se entera?
LANZARSE DEL PRECIPICIOLas siguientes semanas fueron caóticas.El atractivo heredero, Barbaren, puso en práctica varias tácticas para tratar de llamar la atención de la chica, pero sin llegar a ser el hombre comprometido y formal, que ella buscaba.Primero se mostró indiferente. Estaba dolido por su rechazo, así que decidió torturarla con látigo de su desprecio, sin embargo, no funcionó.Luego vino la faceta del Abner “el responsable”, siguiendo estrictamente todo lo que se le pedía, sin poner objeción. Tampoco funcionó.La depresión y melancolía vinieron a continuación. Se encerró en su habitación y hasta dejo de comer un par de días y aun así, nada, ni la más mínima reacción de Calisto.«Esta mujer no tiene sentimientos, su corazón ha de ser una piedra» pensaba en la soledad de su habitación.Cansado de no obtener la atención que él quería, se sumió en la frustración y esta no era una etapa. Expedía un aura de amargura, ni sus amigos toleraban estar cerca de él, debido al mal humo
Abrazada por las llamas ardientes del deseo, Calisto no pensaba más allá de los besos y las caricias de Abner.Esa espina que días antes incomodaba su corazón, ya no estaba, no dolía.Los miedos y la incertidumbre que paseaban por su mente, esparciendo una neblina espesa cargada de negativismo, también desaparecieron.¿Por qué no disfrutarlo?, preguntaba una vocecilla.¿Qué de malo tendría una oportunidad?, y no para Abner, sino para ella misma, para descubrir lo que es amar y ser amado. ¿Por qué no?, las relaciones son así, jamás se sabe cómo van a terminar.Es parte de su encanto dar un salto de fe.Una corriente electrizante recorrió su cuerpo cuando las manos de Abner, en un toque suave, hicieron contacto con la piel de su espalda.Se sentía tan bien. Una sensación inexplicablemente placentera.Las manos de Abner detuvieron su camino y su interior rogaba por más. Lo tomó por la camisa arrugando la fina tela de esta entre sus manos, indicando que no parara, invitándolo a continuar.
Por enésima vez, Abner dejaba escapar un ligero bostezo, ni el barullo que se producía en aquel restaurante lograba animarlo. Lo peor de todo, era que tenía que aguantar a la muchacha frente a él, que no hacía más que empeorar su aburrimiento. Era tan callada, que tenía que sacarle las palabras casi a fuerzas y no estaba de humor para eso, cosa que no se preocupó en disimular.Era la quinta cita a la que tenía que acudir, obligado por su abuela y la misma Calisto.Pensar en ella, le hizo esbozar una ligera sonrisa, apenas y podía creer que ella le pidiera continuar con esas tonterías de las citas.Según el plan de Calisto, de esta forma no levantaría sospechas, sin embargo, era una tortura, había tenido que aguantar a cuatro chicas locas que se le quisieron lanzar apenas y lo vieron, y a una aburrida como el que más.El sacrificio valía la pena.Cada vez que llegaba de una de sus dichosas citas, Calisto se mostraba un poco más cariñosa y desinhibida con él. Iban poco a poco, tal vez d
Cargada con más bolsas de las que podía sostener, Calisto ingresó a su habitación dando tumbos, dejó caer todas las compras en el suelo y se echó a la cama, agotada.Tenía unas ganas inmensas de dormir, pero Dara enfatizó en lo importante que era la preparación para el momento especial.Incluso le envió un mensaje de texto con un listado de todo lo que tenía que hacer, por dónde comenzar y resaltó con letras mayúsculas que al día siguiente tenía que contarle todos los detalles.— ¿Por qué todo esto tiene que ser tan agotador? —se quejó la chica, mientras arrastraba los pies hacia la ducha, con la esperanza de que un buen baño de agua caliente le ayudara a renovar energías.Fue la ducha más larga de su vida, por recomendación de Dara, exfolió su cuerpo a conciencia, hidrató su piel y se aplicó una mascarilla en el cabello y rostro. Menos mal era lampiña, si no, habría tardado toda la noche en el baño.Envuelta en una toalla, se dispuso a buscar entre todas las bolsas esparcidas en el p
Dos días y Abner y Calisto seguían sin salir de la habitación, la primera noche Abner tuvo que contenerse demasiado para no lastimarla; sin embargo, Calisto no parecía preocupaba por su integridad física y su deseo por tener todo de Abner se encontraba lejos de estar satisfecho. — Quiero todo de ti— dijo ella — con voz sensual y sincera mientras descansaba sobre el pecho de su hombre. — Ya lo tienes todo —le aseguró él — quien tampoco podía saciar sus ansias por ella. — Enséñame — pidió — enséñame todo, quiero darte placer igual que tu a mi — Calisto apenas y se reconocía, hasta unas horas atrás era virgen y ahora no podía vivir si el placer del sexo, mejor dicho, sin el placer que Abner le daba.Ella se colocó a horcajadas sobre él, quien se deleitó con la desnudez de su cuerpo, su suave y tibia piel haciendo contacto con la suya. Calisto se movía lentamente rozando su intimidad con la hombría de Abner que no tardó en despertar.Un poco apenada y esperando qu
—¿Estás nervioso? — le preguntó Calisto a Abner mientras se dirigían a la reunión donde negociaría ciertos proyectos de la empresa, mismos que su abuela le había designado con el fin de que el joven Barbaren demostrara su habilidad dentro de los negocios. Habilidades que se suponía venía desarrollando gracias a la asesoría de Calisto.— No — aseguró él con seriedad — es solo que te molesta él hecho de que tengo que demostrar que soy bueno para algo — dijo soltando un fuerte suspiro.— Todos en algún momento tenemos que demostrar de que somos capaces — respondió ella con paciencia.Abner giro su rostro hacia ella y le sonrió con dulzura, Calisto tenía el don de provocar torrentes de emociones dentro de él; pero al mismo tiempo era la única que podía calmarlas y brindarle una paz difícil de conseguir bajo la situación en la que se encontraba.— Eres brillante Abner, seguro de ti mismo de tus capacidades, conoces el tema a la perfección, deja esa frustración fuera de ti y estás del otro
Calisto llegó a su departamento con el rostro empapado en lágrimas, lloró en silencio durante todo el trayecto hasta su departamento, una vez que Dara la recibió ella se lanzó a sus brazos echa un mar de llanto.Abner no fue el único al que le dolía el corazón, Calisto sentía que una parte de ella se quedaba con él dejando un doloroso vacío en ella.— ¿Qué pasó? — quiso saber su amiga de inmediato con la voz llena de angustia.— Dis… discutimos — balbuceo Calisto entre sollozos.— Ese maldito — escupe Dara entre dientes — ¿te lastimó? — exigió saber.Calisto negó con la cabeza — físicamente no— logro decir.— Espera, te traeré un té y me cuentas — Dara la dejo echa un ovillo en el mullido sofá de la estancia y se dirigió a la cocina.— Mamá ¿está dormida? — preguntó echando una mirada hacia la recamara, no es como sirviera de mucho, la puerta estaba cerrada.— Supongo que sí, desde que te fuiste no ha dado señales, ese sedante debió noquearla — explicó su amiga al mismo tiempo que pre