“Qué lamentable. Es increíble que el muy hijo de perra siga causando problemas y no podamos encontrarlo. Pero bueno, en algún momento aparecerá”, dice Cassandra. “Eso esperamos todos”, le respondo mientras Estefan cierra su computadora.“Quiero preguntarte algo, pero quiero que me digas la verdad”, le digo a Cassandra. “¿Cuándo te he mentido?”, responde. No miente, pero es buena escondiendo cosas importantes.“La cicatriz en tu pecho, ¿a qué se debe?” Su mirada cambia a una de incomodidad; no esperaba que preguntara sobre eso. “No me quedan cicatrices del ataque, Issa.” “No es de este ataque, es de algo anterior. Y sé perfectamente que no es vieja, porque jamás te habían herido tanto como ahora. ¿Qué apareció…?” “No es nada.” “¿Cómo que no es nada, si está a unos centímetros de tu corazón?”, le digo, parándome del cómodo sofá en el que me encontraba.“¿Cuál cicatriz? ¿A qué te refieres?”, pregunta Estefan, ahora completamente alerta, mirándonos a las dos, intentando entender de
Él se detiene en seco, los músculos de su mandíbula tensándose mientras aprieta los puños. "No entiendes, siempre será así. ¿Cuándo dejaremos de estar alerta? ¿Y si la ataca nuevamente? ¿Y si esta vez logra matarla? ¡Mierda!"Su voz se quiebra ligeramente al final, aunque lo disimula. Estefan no puede permitirse mostrarse débil, no después de lo que pasó con su hermana. Lo miro a los ojos, reconociendo ese mismo miedo. Ese mismo miedo que lo ha perseguido desde el día en que la perdió."Estefan, estoy tan enojada como tú", le digo, intentando que entre en razón. "Pero no puedes negar lo que existe entre ellas dos... Igual que no puedes negar lo que existe entre tú y Clara. Sea como sea, las cosas pasaron por algo, y pasan para algo..."Él sacude la cabeza, sus ojos ardiendo de frustración. "Mierda, ¡cómo no me di cuenta antes!", murmura, más para sí mismo que para mí."¿De qué habría servido? Dime, ¿de qué hubiera servido saberlo antes? Al final, Cassandra sigue aquí. Aún con todo lo
En ese instante, el ambiente se suaviza. Nos abrazamos los tres, intentando dejar atrás este pequeño incidente, este enfrentamiento que, aunque inevitable, no definirá la fuerza de nuestra relación. La calidez de la cercanía y la conexión nos envuelve, creando un refugio momentáneo donde las preocupaciones se desvanecen, aunque solo sea por un instante.Mientras estamos así, el peso de la culpa y el dolor parece desvanecerse un poco, dejando lugar a la esperanza. Estefan, sintiendo la calidez de Cassandra y de mí, comienza a darse cuenta de que no está solo en esta lucha. Hay un futuro, un camino que recorrer juntos, a pesar de los fantasmas del pasado.“Lo siento si he sido difícil”, murmura Estefan, rompiendo el silencio. “No quise causar más problemas, y menos ahora que necesitamos estar unidos.”“No te preocupes”, le dice Cassandra suavemente. “Todos hemos estado pasando por mucho. Pero eso no significa que no podamos superar esto juntos.”Cassandra sonríe, aliviada de ver que Est
“¡Saquen esta basura de mi casa!” ordené a uno de mis guardias, mi voz resonando con un poder que no podía contener. No iba a permitir que sus padres arruinaran este momento de claridad. Mientras ellos se alejaban, me dirigí de nuevo hacia la puerta, lista para llevar a mi pequeña a un lugar donde pudiera estar tranquila y comenzara a sanar.Al entrar a la casa, el aire se sentía más ligero, pero la carga emocional aún estaba presente. Una vez que estuvimos solas, no dudé en abrazarla, envolviendo su fragilidad con mi fuerza. En ese instante, todo lo que había sido roto y dañado se manifestó en forma de lágrimas que comenzaron a caer de sus ojos.“llora mi amor, llora, deja que todos esos sentimientos salgan de este corazoncito tan hermoso”Sus sollozos eran un eco de su dolor, y cada lágrima que caía rompía mi alma. “Lo siento, lo siento tanto...” murmuró entre hipidos, y mi corazón se rompió en mil pedazos al escuchar su sufrimiento. Era una lucha que no debería haber enfrentado, un
tormentaEstefan Anderson La tormenta no cesaba, y nosotros estábamos atrapados en su centro. Primero apareció ella, destruyendo todo a su paso. Después, ese maldito hijo de perra, Álvaro. No puedo creer que esto siga empeorando, que todo nos salga mal una y otra vez. ¿Por qué no lo encontramos? ¿Por qué ese perro se esconde tan bien? Y ahora esto..."Quiero preguntarte algo, pero quiero que me digas la verdad", dijo Isabela, y en cuanto escuché esa frase, supe que algo no estaba bien. Perdí el control por completo al enterarme de que esa pulgosa estuvo a punto de matar a Cassandra. No podía creer que nos hubiera ocultado algo tan importante, que confiara su vida a una extraña, una loba, ¡una que nos declaró la guerra abiertamente!La rabia me consumía, y fui dispuesto a eliminarla. Solo alcancé a lanzar un golpe cuando Cassandra apareció, débil aún por la última paliza, pero decidida a defenderla. No sé qué me paralizó más, si su agarre o el dolor que sentí al darme cuenta de que no
Los días continúan avanzando sin novedades. Isabela y Jeanet se están llevando mejor que nunca, y al parecer, al fin Isabela pudo encontrar a sus suegros. Cassandra se está recuperando y esa loba se la pasa cuidándola. No sé qué sentir. Cada vez que las veo, me confundo más. Cualquiera pensaría que son celos, pero no es así. Lo que siento va más allá de algo tan banal como los celos.Si hoy vinieras y me preguntaras si amo a Cassandra, te respondería que sí, así como amo a la loca que es Isabela. A ambas con la misma fuerza. Pero no es ese amor de pareja, o como se llame; yo las quiero ver felices, las quiero viviendo plenamente. Es un amor más fraternal, algo que me llena con solo saber que están bien y que me vuelve loco cuando no lo están. De verdad, no son celos, y ellas lo entienden. Pero Clara no lo capta muy bien. De hecho, después de ese día, ni siquiera me dirige la palabra. Cada vez que voy a su habitación, no me responde. Incluso creo que ya no duerme allí, y ni hablar de v
"Solo recuerda", agrega Isabela antes de irse, "no puedes controlar cómo se siente alguien. Pero puedes controlar cómo reaccionas tú."Quedo solo, con la decisión clara en mi mente. Tal vez es hora de cambiar de táctica, a fin y al cabo, la vez que nos conocimos siempre la ignore y eso la atraía más a mí, vamos soy todo un galán, soy hermoso y sacare el arma secreta sin que se note tanto.Clara ScheneiderMaldito engreído, ¿quién se cree que es para tratarla así, para tratarnos a todas como si no fuéramos más que basura? ¡Me importa una hectárea de mierda que me guste! No pienso volver a hablarle, no pienso volver a estar con él. ¡Jamás me ha tomado en serio! Jamás. Nosotras somos lobas, y Samantha es mi hermana, ¡no puede tratarla así! Además, yo misma llamé a Cassandra a esa maldita trampa. Por más que todo el mundo me diga que no estoy segura que el muy imbécil está enamorado de ella… ¿Cómo demonios pude enamorarme de un bastardo como él?Lo peor es que lo supe desde el principio,
Su comentario me hace fruncir el ceño, y mi mente se llena de imágenes de él: su sonrisa despreocupada y la forma en que su cabello gotea agua. “De verdad, Sam, cállate. No necesito tus comentarios.” Mi voz sale más áspera de lo que pretendía, y siento un pequeño remordimiento al notar la sorpresa en su rostro. Pero, ¿qué más puedo hacer? Cada segundo que pasa me recuerda que tengo que mantener la distancia, que él no es para mí, que tengo orgullo y debo defenderlo.Avanza hacia las reposaderas, justo donde estamos. Estoy segura de que vendrá a buscar conversación, pero haré lo que siempre hago: ignorarlo. “Aquí estás. Toma tu celular, estuvo sonando un rato y me desconcentró. Estúpido”, dice Isabela, que apareció a nuestro lado. Ni siquiera la sentí llegar. “Gracias”, responde él, tomando el teléfono, que vuelve a sonar. Uso toda mi concentración para escuchar una voz femenina, bastante coqueta, al otro lado de la línea. Él comienza a alejarse. “Sí, estoy por salir para allá. Cla