Cassandra Voss - año 2020 –
El tiempo avanza a gran velocidad. Han pasado varios años desde el suceso con los niños, y no se ha repetido ningún incidente similar en esta área. Sé que ha ocurrido de nuevo en otras ciudades, pero los culpables no han sido encontrados. Los expertos en lo sobrenatural centraron sus teorías en nuestra raza, como si nos gustara tener a un maloliente enano como mascota o algo por el estilo. Según su teoría, la sangre de un niño nos hace más fuertes. La verdad, en mi larga vida, tuve una vez la mala idea de probarla, y es asquerosamente horrible. Se compara con la leche agria, ¡puaj!, un asco. No creo que uno de nosotros podría tener tan mal gusto, pero tampoco puedo poner las manos en el fuego por todos. Hemos tenido algunos problemas por ese tema; han atacado algunas empresas de la corporación, y he tenido que asistir a más reuniones y a veces, resolver algunos asuntos personalmente. Ahora resulta que existe una agrupación de cazadores que van de ciudad en ciudad intentando, según ellos, eliminar la plaga. Son asesinos que se creen héroes y han asesinado a supuestas brujas y demonios. Espero que aparezcan pronto en mi territorio, porque tengo algunos trucos nuevos que quiero estrenar.
Estoy en mi oficina, tan absorta en mis pensamientos sobre un problema en una hidroeléctrica así que no siento cuando Estefan toca mi puerta. Él entra en la oficina. Entiende que, si no respondo, puede entrar igual. Con todos los años que llevamos juntos, ya tenemos la confianza, creo. Trae un sobre azul metálico en la mano, ya sé a qué viene. Es otra fastidiosa invitación a alguna actividad, no sé para que gasta tiempo en mostrarme las invitaciones si sabe perfectamente cuál será mi respuesta. Aun así, le hago las preguntas de siempre.
“Hum, ¿es un evento importante?” Estefan asiente “¿Está previsto que esté lleno de gente? ¿Verdad? ¿Y será de tarde-noche?”
“Sí, exactamente, y, además, tendrá varios invitados importantes de la industria y algunos quieren negociar con nosotros, aparte muchas novedades, tiendas de ropa exclusiva, opciones de comida, un cine y un centro de juegos” ...
“Un lugar para pasar un rato entretenido y agradable, ¿verdad?”
“Sí, un ambiente muy alegre”.
Pongo cara de interés, sonrió “No, gracias” lo interrumpo antes de que siga hablando.
“Pero nunca sales” ...
“Oye, yo salgo” le aclaro haciéndome la ofendida por su comentario “no son las típicas salidas de la gente, pero tampoco soy un ogro que se encierra en su calabozo”. Le hago la aclaración debido a la ultima conversación que tuvimos, en donde me llamo ogro gruñón.
“A comer, eso no cuenta”. Cruzándose de brazos.
“No solo salgo a eso” lo miro indignada.
“Ha cenar y reuniones aburridas de negocios... Pff, eso no cuenta. Llevas siglos encerrada, no sales, no disfrutas de nada, nunca te diviertes, nunca socializas, nunca te ríes” ...
“Ya basta, Estefan” me comienzo a molestar... Y el hecho de que lo nombre lo deja muy claro.
“Mil disculpas, mi señora, me retiro” y antes de que diga algo, desaparece de mi oficina... siempre que me enojo me llama "señora", sabe que eso me molesta aún más, y siempre está intentando que salga de casa, con su típico "nunca, nunca, nunca". ¡Y lo sé!, yo solo existo para trabajar, eso me gusta, no necesito dejar esta gigantesca mansión, no necesito nada, y si pudiera, solo si pudiera, dejaría de existir... ¡Maldito estúpido! Me hace enfadar.
Después de unas cuantas horas en la oficina revisando documentos y transacciones importantes, me dirijo a la cocina.
“Nunca sale, el joven tiene razón, jamás deja la casa, solo cuando viaja. Si yo tuviera todo ese dinero y esa belleza, ni lo pensaría...”
“Te imaginas, viajaría, estaría de fiesta en fiesta con actores y hermosos modelos”.
“Dejen el chisme y terminen de limpiar para que se puedan retirar”. María las observa con mala cara.
“María, dinos”.
“¿Decirles qué?”
“¿Qué problema tiene? ¿Por qué nunca sale? ¿Ni nosotras la vemos por aquí? Está enferma, ¿verdad?”
“La señorita está bien, solo se entretiene trabajando... Ya dejen el chisme”.
María lleva medio siglo trabajando conmigo, jamás desconfiaría de ella. Siempre le toca defenderme de los trabajadores que chismean, es la que mantiene esta casa en orden. Cada cierto tiempo, cambia la servidumbre, no las despide, solo las envía a otra área o a alguna sucursal de las empresas, yo las echaría por chismosas.
Me alejo sin ser vista y decido salir, iré a comer algo por ahí y después tal vez vea el amanecer, eso me relaja. No encuentro mis llaves, nunca uso la moto y hoy que tengo ganas no encuentro las malditas llaves...
“María, María, ¿dónde estás?” la llamo después de un rato de búsqueda fallida
“Dígame, señorita”.
“María, no encuentro mis llaves” María sale en busca de las llaves y vuelve con ellas. A veces soy tan inútil. “¿Estefan ya se fue?” Ella asiente “Ok, ¿y sabes a qué hora se inaugura mi centro comercial?”
“¿Va a asistir?” Niego y me encojo de hombros “Está bien, será a las 8 de la tarde, ¿necesita algo más?”
“No, gracias” doy unos pasos hasta la puerta “María, traslada a Virginia y Andrea a alguna sucursal”.
“Como usted ordene”.
“Y cuando contrates al nuevo personal, llegará la sobrina, ¿entendido?” Ella asiente, entendiendo perfectamente mi orden “Tómate el fin de semana”.
“Gracias, que tenga una buena noche”. La miro y abandono la casa.
Me encanta la velocidad que toma esta preciosidad, es una de las pocas cosas que me llena. Mi Ducati V4 negra la acelero a fondo, aprovechando todo el poder que tiene. Podría hacer este viaje corriendo, pero la verdad me da flojera. Siempre que salgo a lo natural, termino con mi ropa hecha jirones, y me da pereza llamas al sastre y ni hablar de salir de compras, por eso generalmente encargo que me traigan lo que necesito a medida justa.
He cruzado la ciudad y voy tranquilamente, percibiendo cada movimiento del bosque. Hoy tengo ganas de cazar, algo grande y fuerte. Estoy muy atenta por si aparece mi presa, concentrándome en los aromas y sonidos. Los aromas... hummm, mis fosas nasales se deleitan.
Pero algo es extraño: este aroma es diferente, suave e irreconocible. No puedo identificarlo, no lo he percibido en ninguna otra parte, y se siente como algo distante, pero me envuelve por completo. No puedo encontrar las palabras para describirlo. ¿Qué me está sucediendo? ¿Será que necesito salir más a menudo? Conozco todos los aromas de flores y árboles del planeta, pero este es nuevo para mí. Siento que necesito explorar, necesito alimentarme. Quizás este aroma proviene de algún pequeño ser. Si lo encuentro, lo probaré. Si huele tan bien, debe saber igual de bien.
Después de por fin poder alimentarme, vuelvo a mi motocicleta con la intención de dirigirme a casa terminar mis pendientes. Sin embargo, en mitad del camino, siento nuevamente ese aroma. Es muy tenue, casi imperceptible ahora, y parece provenir del centro de la ciudad. Sin pensarlo, guío mi motocicleta en esa dirección, intentando percibirlo con más claridad.
No puedo describir lo que me está sucediendo. No estoy razonando, solo actúo por instinto, como cuando salgo a cazar. La compulsión de seguir ese aroma se apodera de mí, llevándome más allá de mis propios límites. El enigma de su origen y su delicadeza me impulsan a avanzar sin mirar atrás, en busca de respuestas a lo desconocido de este aroma.
Sus ojos…Samantha Montier Dalton Me encontraba en medio de una multitud ansiosa por ingresar al nuevo edificio. Como todos, yo también ansiaba conocerlo más de cerca, estaba plagado de gente entrando y saliendo. Yo ya me había dedicado a conocer la ciudad porque quería saber la ubicación de las tiendas, hospitales y colegios, así como cuál era la moda en los colegios y que música sonaba en las calles, solo me faltaba entrar a este centro comercial. Me repetía a mí misma: "Debo actuar como una persona normal. Se normal." Para no golpear a alguien cada vez que me empujaban.Fue un triunfo estar dentro, todas las tiendas tenían descuentos y promociones eso explicaba la euforia entre la muchedumbre, varios individuos salían de las tiendas con bolsas llenas a mas no poder y empujaban con brusquedad para abrirse paso, aunque me sentía tentada a responder con violencia, me debo recordar a sí misma que debo comportarme como una persona común.“sonríe Sam, sonríe” me repetía, aunque parecier
Isabela, sin inmutarse, me lanza un cumplido sarcástico: "Eres igual de encantadora que siempre", y se acerca a mí con una mirada traviesa. Antes de que pueda escapar, me abraza y me agarra una nalga."Odio que hagas eso", le reprocho, pero ella se ríe a carcajadas. "Eres encantadora cuando te enojas. Algún día pedirás que te agarren las dos", bromea antes de desaparecer de mi vista.Estoy furiosa, como siempre. No puedo soportar que Isabela me saque de quicio de esa manera, provocando mi enojo. Odio su manía de sacarme de mis casillas, pero al mismo tiempo, recuerdo que es mi “amiga” y que solo puedo maldecirla y aborrecerla en mi cabeza.Han pasado varias semanas desde el encuentro con Isabela, y por ahora, me ha dejado en paz. Creo que se encuentra fuera del país, ya que no he tenido noticias suyas. Después de terminar mi entrenamiento diario en el gimnasio, reviso el lugar para asegurarme de que todo esté en orden antes de ir a ducharme.Mientras me dirijo a la ducha, mi celular p
Samantha Montier DaltonHoy marca el comienzo de un nuevo capítulo en mi vida: el primer día de clases en el instituto. Sinceramente, me siento emocionada; es la primera vez que asisto a una institución educativa. Como mencioné antes, todo lo que sé hasta ahora lo hemos aprendido en nuestro grupo, y el resto, lo he adquirido a través de los libros que devoro. En cuanto a los demás chicos, no he tenido noticias de ellos, ya que nos han prohibido comunicarnos entre nosotros hasta que nos integremos con el resto. En realidad, no me interesa saber sobre los chicos; solo quiero saber cómo le ha ido a Clara.Llego con cinco minutos de anticipación antes de que suene el timbre y me dirijo a la oficina de información para averiguar cuáles serán mis clases y como llegar a las aulas. A pesar de que ya he explorado este lugar y conozco perfectamente las clases que tendré y la ubicación de las aulas, debo aparentar ser la nueva e inocente. La señorita Mia Levis me entrega mi horario y me indica e
En la última semana, se han producido varios eventos. El centro comercial, propiedad de Vosscorp, abrió sus puertas, y también comenzaron las clases. Sin embargo, ha habido múltiples desapariciones, lo que ha suscitado rumores sobre la presencia de un vampiro al acecho en las afueras de la ciudad. Por eso, recibimos órdenes de investigar la situación. Mañana, después de clases, planeo emprender esa investigación.Me encuentro en el bosque, rodeada por un exquisito aroma de naturaleza. Lo extrañaba. Estoy más o menos en la mitad del bosque, escondida entre la densa maleza. La noche cayó hace horas, y todo está envuelto en la oscuridad. Soy prácticamente irreconocible con mi traje oscuro. Para los ojos normales, sería invisible.Después de un rato explorando, visualizo a un grupo de lobos agitados y cansados. Forman parte de mi manada. Mark me mira desde la distancia con un rostro lleno de odio, y nunca he entendido por que me odia. No he hecho nada para merecerlo; simplemente lo mantuv
Un latidoCassandra VossHumillada, ese es el único sentimiento que me consume, humillada como una estúpida neófita, como una completa idiota... he sido humillada, y no puedo superarlo. Han pasado varios días desde ese encuentro, y no puedo ni olvidarlo ni dejarlo pasar. Cada noche, he ido al edificio abandonado en busca del rastro de ese aroma, con la esperanza de encontrar al responsable y destrozarlo con mis propias manos, pero hasta ahora, no he encontrado nada.Lo peor de todo es que Estefan tampoco ha logrado obtener información útil, ni sobre esos "perros" que mencionó el neófito. Estamos en un punto muerto, y por primera vez en mi existencia, no sé qué hacer, y eso me frustra. Cada vez que veo a Estefan, revivo el recuerdo de cómo me pateó el trasero.“Le romperé las piernas y cada uno de sus dedos” ni siquiera lo pienso lo decreto.Necesito aire, entre mis pensamientos y la cara con la que Estefan me observa, no puedo soportarlo más. No he sido capaz de verbalizar lo que suce
Pasa muy cerca de mi mesa, definitivamente no me ha reconocido. Camina completamente despreocupada. No aguanto la tentación de seguirla al baño, entro en el y solo se encuentran tres chicas secando sus manos. Abandonan el baño un momento después, entro a un cubículo, y ella sale. Me quito la gorra y el pañuelo y salgo en el minuto en que ella termina de lavarse las manos."Hola", le sonrío, al natural me sale la sonrisa de un millón de dólares, la mejor que tengo.Samantha no responde, solo veo como se acerca su mano en forma de puño. Lo esquivo y la agarro firmemente. Y aquí viene la otra mano; también logro tomarla."Que mal educada. ¿No vas al colegio?" Me mira sorprendida, y sus ojos solo muestran, la furia que la recorre en este minuto."Suelta, hija de puta", me gruñe y forcejea para soltarse, pero esta vez la tengo bien atrapada."Que grosera, ¿no te han dicho que una señorita no debe d
Samantha Montier DaltonEstoy fuera del instituto, justo al lado de un hermoso Ferrari que alguien estacionó aquí se ve genial, es polarizado y el color rojo es maravilloso. Paola me propone ir a terminar un trabajo con ellos, es grupal y me conviene acabarlo temprano para después volver al edificio abandonado. Tengo la extraña sensación de que alguien me observa, pero, aunque he buscado por todas partes (obviamente sin que se note), no encuentro nada extraño, además si lo pienso quien podría observarme, tal vez estoy algo paranoica solamente.Me voy con los chicos al centro comercial, de la maldita corporación Voss… puaj, de solo nombrarlos me da asco. Buscamos una mesa, y los chicos van a comprar unas sodas y unas ricas pizzas. Definitivamente se ha vuelto mi comida favorita. Discutimos sobre el trabajo; algunos quieren
Cassandra VossTerminé las llamadas que tenía en mente realizar y me quedé perdida en mis pensamientos, con una leve sonrisa dibujada en mi rostro, mientras visualizaba una vez más sus cautivadores ojos. Solo un par de horas más...El miércoles es un buen día; marca la mitad de la semana, y para mí, eso lo convierte en un día maravilloso. Puede que parezca una tontería para los demás, pero aprecio la sensación.La mujer que va a mi lado no deja de hablar; es increíblemente parlanchina, y aunque su charla es un poco estresante, le sonrío con amabilidad. Llegamos a nuestro destino, y ella llama a alguien, presentándome a un hombre llamado Pedro, quien me saluda y me invita a entrar.La sala está llena de jóvenes que charlan entre ellos, aparentemente sin notar que hemos llegado. Mientras el profe