Octavio sale al patio encendiendo un tabaco con manos temblorosas. El clic del encendedor rompe el silencio denso del lugar. Traga una bocanada de humo que arde en su garganta, tratando de sofocar el enojo que le quema la sangre como fuego líquido. Pero no lo logra. No cuando, desde la cocina, se cuela el sonido áspero de un gruñido que le eriza hasta la nuca. Su mandíbula se tensa hasta doler, los músculos crispados y la piel electrificada por una furia que apenas contiene. Una corriente de rabia le sube por la columna, y sin pensarlo, arranca el tabaco de sus labios y lo aplasta con violencia contra la tierra húmeda de una maceta cercana, extinguiendo su llama como si fuera el cuello de quien lo irrita. Gira sobre sus talones con un movimiento felino, los ojos encendidos, la respiración agitada. Entra a la casa como un vendaval, el eco de sus pisadas golpeando con dureza el reluciente mármol bajo sus pies, como un anuncio de tormenta inminente. Al llegar a la cocina, su mirada
—¡Esa mujer… te está engañando! ¡No puede ser tu Luna, Arón! ¡Tú aceptaste unirte a Vanessa! —gruñe, fuera de sí, señalando a Annie con el dedo como si fuera una traidora, con los ojos destilando fuego y el cuerpo entero temblando de indignación.Arón examina a su madre… y no la reconoce. Esa no es la mujer que siempre lo enorgullecía. Su mandíbula está apretada con tanta fuerza que parece a punto de quebrarse, las venas del cuello laten con violencia, y sus ojos, encendidos de ira, no se apartan de ella.No puede reconocerla. Desde que tiene memoria, su madre ha sido fuerte, dominante, incluso intimidante, pero jamás había cruzado una línea tan sagrada. Ahora está dispuesta a destruir lo que para todo lobo es inviolable.Primero fue el embarazo de una Loba sin su autorización: una puñalada directa a su orgullo y a su autoridad como Alfa.Luego, la insistencia por obligarlo a unirse con una mujer que no conoce, que no desea a su lado. Pero esto… esto es lo peor: pretender que rompa el
—¡Ustedes han enloquecido! —Salvador se levanta de un salto, como si un resorte lo hubiera disparado. El rostro se le enciende de indignación, los ojos desorbitados—. ¡No voy a hacer eso! —da un paso al frente, luego se desplaza de un lado a otro por la habitación, agitado, con las manos temblorosas y los labios apretados, mientras lanza miradas a todos, buscando una explicación lógica, una rendija de cordura en medio de ese delirio colectivo.Su expresión lo dice todo: está confundido, asustado, preocupado. Se ve al borde del colapso ante la idea de fallar.—¿Por qué yo?—¿De verdad quieres que te lo digamos? —salta Júpiter con tono desafiante, levantándose del sillón como un felino a punto de lanzarse, cruzando los brazos con firmeza sobre la cintura.Annie le lanza una mirada rápida, filosa, como una orden silenciosa para que se detenga. Ella se adelanta, toma el control con esa calma suya que puede ser más efectiva que un grito.—Tíito —dice Annie, con voz suave, casi melosa, pero
Mientras en otro lugar.—No has aprendido nada, estúpida. Aquí no están en juego pelar unas putas cebollas.La chica se estremece; sin darse cuenta, su cuerpo tiembla y suda ante el temor. Ese hombre que tiene frente a ella es uno de aquellos que la atormentan en sus sueños.Sus ojos rojos como los de una serpiente venenosa, su aura aterradora.Odia a su padre. ¿Por qué tenía que firmar un pacto de sangre? ¿Por qué ella tiene que hacer parte de ello?—Si te dicen “salta”, saltas… No agotes mi paciencia, no te comportes de manera tan impertinente con Virginia. Ella es importante para Arón, y así como te permitió ostentar el título de “futura Luna” —hace comillas con sus manos mientras le da una sonrisa burlona—, también puede hacer que lo pierdas —advierte Octavio con la voz cargada de reproche.Debe obtener el valor para hablar… no puede dejar sus planes al descubierto… Es mejor recibir una bofetada… unos cuantos azotes que continuar en lo mismo.—Yo tan solo estaba interpretando el p
P.O.V. Arón Taylor Llegué hace un par de días a Canadá. He visitado algunas de las manadas. Me encanta llegar de improviso, merodear por sus alrededores y observar su funcionamiento. Así no pueden ocultar lo que sucede dentro de ellas. Destino bastante presupuesto para que todos estén bien. Como Alfa debo ejercer mi liderazgo en todos los campos, llevando a mi pueblo de la mano. Para mí, no existen los rangos por tradición. He luchado para que eso cambie. Que sean los méritos y talentos los que primen, pero como siempre, el puto concejo mete sus narices. Las manadas necesitan líderes de mente abierta, dispuestos a jugársela por su pueblo, que no discriminen y brinden oportunidades. Sin embargo, hay algunas que siguen considerando a los Omegas inferiores y a los humanos débiles, despreciándolos y negándose a aceptarlos. La diosa Luna es implacable ante los rechazos de sus destinados. Si tengo que reemplazar a los líderes completos de una manada, lo hago sin dudar. El c
P.O.V. ANNIE BECKERMi mente es un completo caos. Un laberinto de pensamientos confusos donde sobresale una imagen: la sonrisa serena y la mirada profunda de unos ojos azules que me atraviesan el alma.Sé que estuve casada… lo sé porque en mi dedo aún llevo una argolla de matrimonio. Con el nombre de Jarek Ferguson. Y si eso no bastara, el registro civil lo confirma…Además, como si la vida no se cansara de recordármelo, la maldita de mi exsuegra y su hermana siguen siendo un grano en el trasero.Pero no tengo recuerdos claros. Solo momentos fugaces. No sé si fuimos felices, si nos amamos, si alguna vez me sentí segura entre sus brazos.Solo me llegan destellos: él jugando con mis amados perros, acariciándolos con ternura, hablándoles como si fueran parte de su alma.Yo, observándolo desde la distancia, sintiendo que quizá… solo quizá, alguien como él no podría hacerme daño.En mi mente está la imagen de esa maldita mujer, ella es una bruja completa, golpeando sin piedad a mis cachorr
Narrador Omnipresente: —¡Thor, malditø lobo! Sé que tuviste que ver ahí. Deja de jugar conmigo y responde —gruñe el Alfa, siendo ignorado por completo. ***Hace los negocios que tenía planeados, audita las manadas y realiza algunas recomendaciones, aunque hay una que lo tiene inquieto, cosas que no le cuadran, así que eso le llevará más días de los que tenía pensados. Debe investigar.Lennon le ha confirmado que Annie aceptó el cargo.Quisiera tenerla lejos, pero sí, en realidad desea neutralizar a su madrastra y evitar que Raiza y Reina se enfrenten con su madre, ya que ellas quieren arrancarle los ojos y lanzársela a los tiburones. Debe crear una alianza con la humana.Por su parte, Annie se realizó los exámenes y ahora debe seguir las indicaciones del médico para preparar su vientre para el futuro embarazo. Por ello, ha pospuesto su viaje mientras le realizan la inseminación.Arón está de un genio que se lo llevan los mil demonios.Su lobo es un bandido que, desde que vio a esa h
Narrador Omnipresente.—Oh… me pareció ver un lindo lobito —escucha esa voz tan femenina, tan endemoniadamente provocadora, que hace que Thor gruña de deseo. Oye pasos acercarse. El colchón se hunde apenas. —Dime, lindo lobito, ¿deseas que te ayude con tu problemita?Siente su mano acariciando su entrepierna. Un toque leve… pero devastador.Antes de que pueda decir algo más, Arón se incorpora, con los ojos llenos de deseo. Su naturaleza salvaje lo domina. Se lanza a besarla, con una necesidad primitiva, cruda. Sus labios se apoderan de los de ella con fuerza, sin delicadeza, sin freno. Es un beso cargado de necesida y desesperación.Arón recorre con sus manos sus curvas, explorando con urgencia. El fuego lo consume, y sin paciencia ni la más mínima sutileza, le arranca las prendas, dejándola solo con una pequeña tanga negra que apenas cubre lo esencial. Su mirada recorre esa piel azulada, brillante como la noche, esos ojos púrpura que lo han atormentado en sueños.—Uy… el lindo l